CAPÍTULO 5. ALPHA SANGUINARIO

1982 Words
Crisbell   Habían pasado casi dos días, desde que neutralicé y lleve a los hombres encontrados merodeando en mis tierras, a la manada Noche Oscura, está de más decir que eso me causó una reprimenda por parte de mi padre, quien al llegar de su recorrido y no encontrarme, casi sufre un ataque.   Su molestia era tanta, al punto de terminar peleando con los guerreros que se quedaron a cargo de mí, por no haberme acompañado o impedido marcharme, los castigó duramente porque según él, debieron protegerme, no pude evitar recordar lo sucedido.  Apenas llegué estaba esperando en la puerta de la casa de la manada y se desató un caos a partir de allí.   —¿Por qué saliste de estas tierras sin mi consentimiento? De paso sin dejarte acompañar por algunos guerreros y para meterte en la manada del loco desquiciado del Alpha Zack ¿En qué estabas pensando Crisbell? —me recriminó mi padre con voz severa y en un semblante notoriamente molesto.   —Papito hermoso, no te molestes —comencé a decir acercándome para besarlo, eso siempre me funcionaba, sin embargo, por primera vez, esa táctica no dio resultado.   —¡No niñ4! No voy a perdonarte tan fácilmente esta vez, estoy demasiado enojado contigo.    Expuso rechazando mi abrazo, lo cual hizo humedecer mis ojos, porque era la única persona a quien amaba profundamente y el único con la suficiente capacidad de hacerme sentir herida por cómo me tratara o me ignorara, para mí, ese señor lo era todo.   —No hice nada malo, ellos no fueron ningún inconveniente para mí, los dejé fuera de combate en un santiamén. No tienes por qué preocuparte, sé defenderme, no tienes razones para ponerte de esa manera, papito hermoso —mencioné adulándole con tranquilidad, mientras su rostro era de angustia.   —Hija te adentraste en las tierras del Alpha Zack, ese hombre es el demonio, si te encontraba te atraparía y si descubre tu condición humana, es tu sentencia de muerte.   —No le tengo miedo a ese maldito sanguinario, si se ha crecido todo este tiempo sembrando terror, es porque nadie se lo ha impedido y han dejado que se les imponga a través del miedo, yo me niego a vivir con miedo, estoy dispuesta a enfrentarlo.    En ese momento mi padre frunció el ceño, su rostro cambió en una expresión de molestia y enojo.   —¿Qué pasa pregunté? —sin dejar de sentir ese golpeteo en mi pecho, producto de los latidos acelerados de mi corazón.   —Están aquí, me están informando por el enlace mental de dos situaciones, hay un enfrentamiento con unos lobos foráneos que estaban incursionando en las tierras de nuestra manada y dos, un grupo de guerreros de la manada Noche Oscura empezaron a atacar a nuestras manadas aliadas, la de tu tío y otras dos, los informantes vienen en camino.    —Preparémonos para la pelea —señalé con una mezcla de alegría y expectación.    —¡No! ¡Tú no vas! —exclamó con firmeza mi padre.     Lo miré como si se hubiese vuelto loco.    —¡No te entiendo Alpha Lainer! —Fue la expresión molesta que salió de mi boca—¿Desde cuándo vas a prohibirme pelear cuando me has entrenado durante toda mi existencia para eso?     Él me vio con tristeza y cuando estaba tratando de estudiar sus expresiones, apartó el rostro.    —Di una orden Crisbell, no tengo por qué dar explicaciones sobre ella, a nadie —fue su respuesta mientras se retiraba.    Por eso estaba en ese momento luego de dos días de aburrimiento y mal humor en la casa de la manada, ahora sumada a la sensación de angustia incrementada, cuando recibí de parte de mi amigo Luan, la noticia de que el Alpha Zack, cuando vio a sus hombres que estaban perdiendo la pelea, se apersonó al campo de batalla y todo se convirtió en una imparable carnicería. Al parecer capturó y asesinó a tres alphas de las otras manadas, yo temía se tratara de mi padre y de mi tío.    Intenté hacer enlace mental con mi padre, pero no podía, eso aumentaba mi nivel de estrés, porque no significaba nada bueno, sino que podía estar en peligro.    Sin embargo, no estaba dispuesta a quedarme de brazos cruzados, yo iba a enfrentar a ese maldito infeliz, le iba a enseñar que con nosotros no se juega, no voy a dejarlo destruir la paz de mi gente. Decidida, ordené a una parte del grupo de guerreros dejados por mi padre para protegerme, prepararse.     —Debemos ir ahora a apoyar a las manadas Luna Clara, Luna Plateada, Claro de Plata y los aliados, ver lo que sucede con nuestro Alpha, no le podemos permitir al Sanguinario imponerse a nuestra voluntad.    » Quiero que ese hombre se encuentre con una barrera en el Este, porque somos hombres valientes, y aunque amamos la paz y la racionalidad, también estamos dispuestos a defendernos de los bárbaros —Trataba de levantar la moral de los hombres, ellos ovacionaban mis palabras y así nos fuimos a enfrentar al mismísimo demonio.    *****   Alpha Zack   Cuando me informaron que el grupo de hombres enviados a Luna Clara, habían sido sometidos por las manadas del Este, me levanté con furia.    Había desistido de ir en persona, porque de la información levantada, vi que no tenían posibilidades de vencer a mis hombres y podía ampliar las luchas a otros lugares, por eso los mandé a ellos, pero al parecer el Alpha de la manada Claro de Luna fue a auxiliarlos, logrando una desventaja para mis hombres.   —¡Maldito Alpha Lainer! Voy a ir y personalmente, me encargaré de destrozarle la garganta a ese desgraciado, ese será mi mayor placer y un escarmiento para quienes se atrevan a retarme —expresé apretando los dientes, mientras mis garras empezaron a brotar  y yo buscaba la manera de controlar a Jack.   Antes de dar la orden a mi beta, este tenía todo preparado, salí de inmediato con solo cincuenta de mis mejores hombres, tan hambrientos de sangre y crueles como yo, por eso no dudaba en someterlos, así muchos pensaran que no era un gran número.   Cuando llegamos, a penas entramos a las tierras y antes de esperar la reacción de los centinelas, saqué uno de mis cuchillos y se lo clavé en la garganta al primero de ellos que vi.     No pude evitar mi expresión de satisfacción, cuando lo vi llevar sus manos a la garganta, tratando de parar la sangre emanada de su herida, al mismo tiempo que se ahogaba con ella.     En menos de cinco segundos, los otros patrulleros reaccionaron, mis hombres actuaron y se desató una cruenta batalla, me transformé en un gigante lobo n***o y empecé a correr, el olor a sangre y a humanos me enloquecía. Llegué al campo, donde se estaba llevando a cabo el grueso de la batalla, junto con otros de mis acompañantes, me dirigí directo donde estaban tres alphas de las otras manadas luchando y sin darle tiempo a defenderse mi lobo atacó al Alpha de la manada Luna Clara, Joe se llamaba.   Con mis garras, tomé su garganta, sin ningún remordimiento se la desgarré ante los gemidos de sufrimiento del hombre, no conforme con eso con mis colmillos terminé de destrozarlo, la sangre corría por mi boca bañada, mientras lo hacía un lobo gris,  Alpha de otra de las manadas, me mordió la pata clavándome sus fuertes colmillos en él.   Me giré con mis ojos enrojecidos por la furia, totalmente descontrolado, le di un zarpazo que le abrí la barriga, ante el dolor el lobo me soltó, momento que aproveché para seguir atacándolo, se convirtió en humano y comenzó a sollozar pidiéndome piedad, mas para su mala suerte carecía de ella, porque las súplicas sufrían en mí el efecto contrario.   Sin embargo, esta vez me sonreí y tuve piedad, pero de no dejarlo vivo por un segundo más, terminé de matar al Alpha Daniels, con cada muerte mi alma iba oscureciendo y la maldad se hacía mayor dentro de mí, estaba en un extremo donde mi conciencia estaba cauterizada, no sentía pena por nada, ni por nadie.   Seguí recorriendo el campo de batalla y cegado por mi odio y venganza, fui matándolos uno a uno, a pesar de su rendición, hasta escuchar la voz de mi Beta, la cual me sacó de ese trance, informándome a través del enlace mental.   —Mi Alpha, ya ha acabado aquí, sin embargo, hemos encontrado a un grupo de humanos, quienes estaban siendo traslados por el Alpha Lainer, los hemos retenido y llevado a la casa de la manada Luna Clara.   De inmediato solté la presa de ese momento, cerrando el enlace con mi beta, corrí a toda la velocidad que el cuerpo me permitía, la sensación de libertad, del viento golpeando en mi cara y sobre todo el saber que destruiría otro grupo de inmundos humanos, quienes no iban a poder hacer daño en el futuro, era lo más excitante para mí.   Llegué a la casa de la manada, donde sin preguntar, ataqué a los humanos adultos ante los gritos de terror y de sufrimiento de ellos pidiendo auxilio y de angustia de sus protectores hombres lobos, por no poder salvarlos.   Cuando iba a atacar a los cachorros de los humanos, quienes lloraban de forma escandalosa  causando más irritación en mi interior, el Alpha Lainer se paró frente a mi lobo y en tono desafiante me habló.   —Lo irás a matar a ellos, pero primero deberás matarme a mí, porque no dejaré que lo destruyas —expuso el hombre desafiante, aunque conmovido.   —¡Tú lo has pedido! —exclamé acercándome.   Su actitud a pesar de causarme enojo, también despertó un atisbo de admiración en mí, no obstante, lo que impidió atacarlo de una vez como acostumbraba, fue percibir ese leve aroma, el exquisito olor a lirio mezclado con gardenia, que me enloqueció.   Me transformé en humano de nuevo, mientras mi beta me lanzaba una ropa para cubrirme, mi cuerpo estaba bañado en sangre, pero eso no me importó, así me vestí y me acerqué a él de forma peligrosa, mas el hombre no bajó la vista, era raro para mí encontrar a alguien que me desafiara.   —¿A quién pertenece ese olor? —fue mi única pregunta,    Él frunció el ceño y desvió la mirada.   —No sé de qué me hablas —respondió a secas.    —Si me dices de quién es ese olor, puede que por primera vez tenga piedad de alguien —mencioné sin dejar de observar su reacción.    —No necesito ninguna piedad de un ser tan despreciable como tú y ese olor es de la mujer a quien más amo en la vida —señaló con una mezcla de suficiencia y a la vez enojo, eso me hizo poner celoso, porque él no podía tener en sus manos a mi luna.   —¡Maldito infeliz! Yo Zack Mackenzie, el gran Alpha de todas las manadas, el Alpha de la manada Noche Oscura y de todas las manadas de América, ¡Te sentencio a morir Alpha Lainer!   Levanté mi mano a medio convertir, dejando ver mis filosas garras y cuando iba a destrozar su garganta una fuerte voz me detuvo.   —No se te ocurra ponerle las manos encima a mi padre maldito sádico ¡Porque te mato!   Sin embargo, lo que me enloqueció no fueron sus palabras, sino ese maravilloso olor, mi lobo se agitaba gritando en mi interior “Es ella, nuestra luna, nuestra mate”.   Me giré y la vi, era la mujer más hermosa que había visto en mi vida y sus ojos centelleaban por el enojo, aunque sin inmutar la expresión de su rostro, mientras yo por primera vez no sabía cómo reaccionar.     “Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso las que perdemos”. Anónimo.
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