Alpha Zack.
Los golpes en la puerta me sacaron de mi concentración, no sé quién carajos se atrevía a interrumpirme, incluso bloqueé mi enlace mental para no ser interrumpido, estaba centrado en analizar unos gráficos relacionados con el comportamiento en la bolsa, de ciertos minerales.
Estaba consciente de que la persona en la puerta solo esperaba una orden mía para ingresar, pues nadie se atrevía a entrar a mi despacho sin antes haber escuchado mi voz de pase, suspiré con frustración, por el olor supe se trataba de mi Beta, por lo menos esperaba que se trataran de buenas noticias.
—¡Adelante! —ordené mientras entraba mi beta.
—¡¿Qué carajos pasa?! ¿Por qué se empeñan en interrumpirme cuando estoy ocupado? ¿Acaso creen que me encierro aquí adentro a masturbarme o a cogerme a las betas y a las omegas de esta manada? —espeté con furia, lanzando la carpeta que hasta ahora había estado analizando, hacia la puerta en un gesto de absoluta frustración.
—Lo siento mi Alpha, jamás pensaría eso de usted, si lo he molestado es porque lo sucedido amerita su especial atención.
» Los patrulleros encontraron a tres de nuestros hombres guerreros, amarrados y golpeados, sin embargo, las versiones entre ellos no coinciden.
—Cuéntame, ¿Qué dicen? —pregunté en tono de burla, el cual no pasó desapercibido para mi beta, quien hizo un gesto de disculpa.
—Ellos dicen que fueron atacados por un grupo de seis hombres bien entrenados y luego de golpearlos los dejaron amarrados allí, sin embargo, los patrulleros los desmienten, manifiestan que cuando estaban haciendo el recorrido, vieron a una chica conversar con ellos, para luego subirse en su camioneta y dejarlos allí.
Mis ojos empezaron a oscurecerse producto del enojo, y estoy seguro no tardaban en teñirse de carmesí, color característico cuando perdía el control por completo, leves gruñidos salieron de mi boca, los cuales fueron intensificando a medida de iniciar mi transformación, mis garras empezaron a surgir de las manos, y mis colmillos a brotar de mi boca.
Observé a Colin dar un paso atrás con signos de miedo en su rostro, seguramente pensó que mi transformación era eminente, todos temían al hombre, aunque más a mi lobo, Jack era el doble de cruel y más despiadado que yo, atacaba sin dar ningún escape al enemigo.
“Libérame voy a desmembrarlos por mentirnos”. Rugía fuera de sí, no podía dejarlo tomar el control, porque el desastre sería de proporciones astronómicas, pues tanto a él como a mí, nos producía placer el sabor de la sangre.
“¡No voy a dejarte tomar el control!” le espeté molesto.
“Maldita sea Zack, estás tan ansioso como yo por hacerlo, sentirte libre, hacer lo que deseas sin ninguna limitación” gruñó mi lobo impacientándose.
“¡Te dije que no! Debes entender algo Jack, aunque tú seas mi lobo y aparentemente más fuerte, siempre deberás terminar haciendo las cosas cómo y en la forma deseada por mí”.
Dicho eso detuve la transformación, ante la lucha inclemente de mi lobo quien al parecer no le bastaba un no por respuesta y quería enfrentarse a mí para poder hacer lo que quería, por eso quedé en esa mezcla de hombre y bestia.
Con un tono más parecido a un gruñido que una voz, ordené traerlos.
—Tienen diez segundos para presentarse ante mí — expresé furioso, sin embargo, en fracciones de segundos cambié de opinión —¡Detente! Mejor déjalos en el patio central.
Si había algo que yo no toleraba era la mentira, esta tenía la capacidad de sacar lo peor de mí y cegarme por completo, seguí tratando de controlar a mi lobo quien seguía furioso dentro rugiendo en mi interior.
“Calma, trataré de darte lo que deseas, pero no me retes, soy yo quien manda ¿Entendido?” Pregunté y solo recibí por respuesta un gruñido.
Bajé a enfrentar al trío de mentiroso, no obstante, aun cuando faltaban varios metros por llegar mi lobo se agitó de nuevo, enloqueciéndose por completo, “es ella, su olor, mi luna, tu luna, nuestra luna”, expuso emocionado. No pude evitar percibir ese exquisito aroma, embriagador como el más rico vino, llenó mis sentidos, una mezcla de lirios y gardenias, no obstante, su olor era suave, se iba concentrando más al acercarme al lugar donde estaban los hombres.
No los dejé hablar y levanté a uno de ellos por el cuello, de repente desprendió ese aroma enloquecedor.
—¿Quién es ella? —pregunté de forma amenazadora.
—No hay ningún…—empezó a decir el hombre, pero yo lo sacudí.
—¡Maldita seas! No intentes engañarme, pelearon con una mujer y ellas los venció, solo quiero que me digas ¿Quién es ella y dónde la encuentro? —espeté furioso porque solo deseaba destrozar al hombre frente a mí.
—Lo siento, no sé dónde está, solo salimos a hacer un recorrido y ella apareció con un grupo de guerreros, aunque no sabemos más nada —supe que me estaba mintiendo, conocía muy bien los indicios, por eso nunca la mentira pasaba desapercibida para mí, apreté su garganta con más fuerza, el hombre dio un pequeño ahogo.
—Mientes y me surge la duda ¿Estás cansado de vivir? —dicho eso pasé una de mis garras por el rostro del hombre, abriéndole un gran canal de donde empezó a brotar la sangre.
Mi lobo se moría por poner sus colmillos en el hombre y probar la sangre al igual que yo, mas puse de toda mi fuerza de voluntad para controlarme.
—Es una joven hija de alphas —declaró un jovencito llamando mi atención, lo reconocí como Isaac—. Es de las manadas ubicadas a cuatro horas de aquí, en el este, todos ellos protegen a los humanos —expuso el chico con una expresión neutra.
» Nosotros solo estábamos tratando de buscar información para traérsela a usted, de todas aquellas manadas quienes se han negado a obedecer sus órdenes, porque siguen albergando dentro de ellos a humanos.
Sin embargo, mi atención se centró en la primera frase de su diálogo, soltó al hombre que estaba entre mis manos y lo dejó caer mientras sonreía burlesco.
—¿Acaso estás diciendo que se dejaron vencer por una mujer? ¿Fue ella quien los venció, los dominó y los ató? —interrogué incrédulo, sintiéndome avergonzado por tener a un trío de tipos como eso dentro de mi gente.
—Sí, pero ella no es cualquiera, no solo es hermosa con cabellos dorados como los rayos del sol y unos ojos tan azules como el firmamento, su cualidad más extraordinaria es que es una poderosa guerrera, su fuerza combinada con su astucia es increíble.
» Nunca vi a una mujer como ella —mencionó con un profundo suspiro y sus ojos reflejando un brillo especial, haciéndome deducir que el chico se había enamorado de la chica, cuyo olor había enloquecido a mi lobo y los celos bulleron en mi interior, mi lobo amenazaba con destrozarlo, por eso una vez más debí contenerlo.
—¿A cuál manada pertenece? —pregunté sin dejar de ver su expresión.
—La encontramos cuando merodeábamos la manada Claro de Luna, deducimos que es una poderosa Alpha por su agilidad y valentía, sin embargo, no sabemos más nada respecto a ella —declaró el chico mirándome fijamente, sin siquiera parpadear sus ojos.
Lo observé, analizándolo viendo cada uno de sus gestos, expresiones, aun cuando las palabras pronunciadas fueron emitidas con sinceridad, había algo que no terminaba de convencerme.
—¿Estás seguro de estar diciéndome todo? Si aún ocultas algo, debes saber que tarde o temprano lo voy a descubrir y aunque soy un hombre contrario a compasivo, si me están engañando, mi reacción frente a mis enemigos hasta ahora, les parecerá benevolente y una nimiedad, comparada a como tengo planificado tratarlo a ustedes —pronuncié haciendo una mueca mostrando mis colmillos.
Antes de poder retírame el chico volvió a hablar.
—Ella le ha mandado una advertencia —sus palabras tensaron de una vez mi cuerpo, preguntándome “¿Quién carajos sé cree ella para venir a darme ultimátum a mí?”.
—¿Qué mandó a decir? —pregunté con mi bestia agitando en mi interior con fiereza.
—Que le dijéramos a nuestro Alpha sanguinario, que ni se le ocurra atreverse a mandar a más de su gente a la manada Claro de Luna, si quiere seguir viviendo su vida de salvaje, ella no se opone, ni siquiera le interesa, pero a ellos deben mantenerlo fuera de la guerra, ellos no tienen nada en contra de los humanos, son sus amigos y se llevan bien con esa especie.
—¡Maldita perra! ¿Acaso cree que con sus amenazas me va a detener? Acaba de firmar su sentencia de muerte contra todas las manadas del este —gruñí con enojo, no me importaba el maldito olor, solo quería ponerla en su lugar, sin embargo, mi lobo se molestó con mi respuesta.
»¡Colin! —ordené, de inmediato mi Beta me hizo una leve reverencia y se acercó a mí mientras le daba las instrucciones —. Prepara a todos los guerreros, solo deja el mínimo número para protección de las manadas, vamos a enseñarle a la maldita puta de la manada del este, que ante las amenazas de imbéciles, me aplico aceite. Cuadra la hora para partir hacia allá.
» Van a sacar de sus escondites a todos los humanos que tengan ocultos los lobos de esas manadas, levanten todas las piedras y todos los huecos, pasadizos, revisen todo, no pueden dejar un solo lugar sin buscar, los sacan, los colocan junto y yo en persona los ejecutaré.
» En cuanto a los alphas de las manadas, donde se encuentren escondidos a estas escorias, deben ser asesinados sin piedad con su familia, primero a sus hijos y luego acabaremos con ellos, pero primero deben ver como sufre su descendencia, por la irresponsabilidad de sus actos y atreverse a retarme.
» Ustedes se encargan de la familia y yo me encargo de los alphas. Creo que Jack y yo, vamos a divertirnos mucho todos estos días.
Pronuncié, mientras algunos de los presentes, tan deseosos de sangre como yo, celebraban felices mi decisión, observé mi Beta al parecer no estaba conforme con mi propuesta, eso creaba una gran contrariedad en mi interior, o destituía a Colin de su cargo y buscaba a un beta más acoplado a mis deseos y estilo, o tendría que siempre terminar escuchando las plegarias del hombre.
Después de reunirme con la gente, regresé a mi despacho, no habían pasado ni cinco minutos de haberme sentado, cuando escuché los golpes en la puerta, no se tenía que ser de mente muy perspicaz, para darse cuenta de quien se trataba.
Suspiré frustrado, porque ya había calmado mi lobo, ante la evidente declaración de guerra al este, pero temía volverlo a alterar, por culpa de mi Beta, sin embargo, no tenía otra alternativa.
—Pasa Colin —ordené y enseguida entró, no lo dejé hablar, lo hice yo de forma despectiva—. No vengas a interceder por esas malditas manadas de traidores.
—Lo siento mucho mi Alpha, mi intención no es protegerlos a ellos, sino a nuestra manada, mi deber es aconsejarlo, está siendo muy visceral —solamente él era capaz de hablarme de forma tan directa—. No puede ir asesinando humanos de manera indiscriminada y despiadada, ¿No se da cuenta de que está actuando de la misma forma como los cazadores que mataron a sus padres? Tampoco puede obligar a las demás manadas a despreciar a los humanos porque…—no lo dejé hablar producto de la furia desatada en mi interior por sus palabras.
—¡Cierra tu maldita boca! ¿Para qué carajos crees que soy el Alpha más poderoso, si no es para hacerme obedecer por todos? —escupí furioso con mi Beta.
—Se ganará más enemigos y entonces…—trató de explicarse Colin, No lo dejé.
—¿Desde cuándo me ha importado ganarme enemigos? No le tengo miedo a esa bandada de cobardes, Voy a atacarlos y no abra quien pueda impedírmelo ¿Está claro? —declaré con mi voz de Alpha, la cual no admitía discusión.
—Muy claro mi Alpha, aunque le tengo una propuesta ¿Si mandamos a varios grupos de reconocimiento en este momento, para que visiten varias de las manadas y nos traigan información sobre cómo están preparados sus guerreros? De esa manera no iremos ciego a la guerra —habló con un poco de temor.
Lo pensé por uno segundos, sabía que había mucha razón en las palabras de mi Beta, quizás estaba actuando de manera impulsiva y en contra de los deseos de mi lobo, quien volvió a enfurecerse al darse cuenta, que retrasaría el ataque por un par de días.
—Tienes cuarenta y ocho horas para que levantes esa información, si pasado ese lapso no lo has hecho, atacaré contigo o sin ti y si es sin ti, entonces prepárate a ser desterrado no solo de la manada Noche Oscura, sino de todas las que estén en mi poder. —expuse con firmeza, mientras mi beta inclinaba la cabeza en señal de aceptación.
“Si no cumples con lo pactado ya puedes esconderte en el infierno.”Película el Justiciero de la noche.