Está sin camisa, acostado boca arriba con una mano debajo de los pantalones cortos y la otra sobre su cabeza. Me muerdo el labio inferior, queriendo echar un vistazo debajo de sus pantalones cortos, pero me preocupa que eso definitivamente lo despierte y descarrile mis planes con éxito. Me muevo lentamente hacia el otro lado de la cama y me deslizo junto a él. La habitación está oscura excepto por la luna que la ilumina, permitiéndome ver su hermoso rostro y su físico musculoso. Recorro con la mirada los duros planos de su cuerpo y subo a esa mandíbula cincelada y sin afeitar que desesperadamente quiero sentir raspando la piel entre mis muslos.
Respiro profundamente, rezando para que todo este plan no resulte contraproducente y lentamente muevo mis bragas por mis piernas. Los tiro y oigo
