Abro los ojos y no reconozco el lugar en el que estoy. Todo es tan chic, elegante y refinado. No se parece a ninguno de los lugares en los que he estado antes. Lo más elegante a lo que he llegado, fue mi ceremonia de graduación de LSU y, con eso, ya digo mucho. Me desperezo y no me quiero levantar de aquella cama. Es tan suave y aquel lugar es tan agradable, que dan ganas de quedarse a vivir ahí. Pero, no todo es tan bueno. Un dolor en las piernas arruina mi pequeño momento de felicidad. ¡Uf, qué dolor! En las piernas, pantorrillas, caderas, espalda… Todo mi hermoso cuerpo, de sirena atormentada, me duele como si me hubiesen molido a palos, y si hablamos de allá donde no me da el sol… ¡Dios! Pero, ¿qué carajo me hicieron anoche? Entonces, lo recuerdo. Recuerdo todo lo que p

