La cena estuvo increíble. Los cuatro nos la pasamos de maravilla. Reímos, hablamos y finalizamos con una caminata por el malecón. Lo que pasó debajo de la mesa solo fue un extra, que hizo más increíble e interesante, aquella cena.
Pero, aunque aquello estuvo de maravilla, su jueguito me dejó frustrada, y fue torturador, porque no pude disfrutar de aquel orgasmo, como yo hubiese querido.
Y estar controlándome y disimulando, para que Kath y Marcus no se dieran cuenta de lo que estaba pasando, es lo más frustrante que he pasado en mi vida.
Me encanta su forma de ser. Esa picardía y maldad que irradia. Ese morbo que te lleva al límite la adrenalina y ese jueguito suyo ha sido excitante y, obviamente, lo volvería a repetir una y mil veces más.
Pero, eso no quiere decir, que no me voy a cobr
