EL JUICIO

1561 Words

—Jim, ¿estás seguro de esto? —le pregunto, en voz baja, cuando comenzamos a caminar para entrar a la sala de la Corte—. Ese juez… no me da buena espina. Ladea una sonrisa, enrolla su brazo en mi cintura y deposita un beso en mi sien. —¿Lo dices por lo que acabas de ver? —inquiere, adivinando mis pensamientos—. No tienes de qué preocuparte, mi amor. —¿Cómo que no? —mascullo, viéndolo con ironía— ¿Acaso no has visto la confianza con que se trataban y la sonrisita llena de triunfo que nos ha dedicado? —Sí, tienes toda la razón, amiga —declara Kath, achicando la mirada y observando a los de Grazio—. Ese viejo hijo de perra ha de haberle desembolsado sus buenos millones a ese juez de pacotilla. Jim nos observa y sonríe con cierta malicia, como si supiera algo que nosotras no. Pero ya

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