—Steven, de verdad, no tengo ganas de salir —mascullo, repitiendo por enésima vez esas palabras—. ¿Crees que después de lo que pasó con Ashley, quiero estar en un bar, divirtiéndome? El hombre de mediana edad, que antes fue mi agente y ahora es mi mejor amigo y colega de trabajo, me observa con curiosidad, apoyado en el umbral de la puerta que conduce a la sala de la suite. Esboza una sonrisa socarrona y comienza a negar, moviendo la cabeza de un lado a otro. —Jim —murmura, viéndome con actitud seria y mucha determinación—. Sabes que siempre he hablado con la verdad contigo. Asiento y lo observo intrigado, mientras bebo un trago de mi bourbon. —Y, ¿quieres que te diga lo que pienso de verdad? Le hago una señal con la mano, para que hable de una buena vez. Carraspea y camina hac

