Entender a esa mujer era muy difícil. Aunque, tal vez, no tanto. Así como yo sentía cosas por ella, ella también las sentía por mí. Quizás, solo fuera algo s****l. Ninguno de los dos éramos niños y, ya pasados los treinta, uno no se anda con simples tomaditas de la mano. Pero ella no quería. Tenía miedo. Y cómo no, si su ex la dejó marcada en cuanto a relaciones amorosas. Más aun tomando en cuenta que él fue un hombre importante en su vida. Diez años con una persona, no es algo fácil de olvidar. Y lo que ocurrió hoy... Primero, el asunto en el subterráneo; la intimidad que se formó en mi oficina; luego, nuestro encuentro en el edificio, comprar juntos, preparar la once, comer... Darle de comer. Eso fue muy arriesgado, creí que me mandaría a freír monos al África, pero no, lo acepto, al

