Los siguientes días me los pase sentada en mi oficina, aguantando al director que cada pocos días pasaba por mi oficina a ver cómo iban los informes, francamente me desesperaba que él estuviera en mi lugar de trabajo, pero la cortesía iba en contra mío.
En mi mente siempre estabas tú, me preguntaba que estarías haciendo en ese momento, pocos días faltaban para la navidad, deseaba tener tu número de celular y poder llamarte a cada momento, o encontrarte por casualidad en el supermercado o en alguna tienda, pero eso nunca pasó, al momento de terminada la jornada de los profesores, todos nos despedimos de besos y abrazos, nos entregamos algunos regalos de navidad y finalmente, cansados, nos fuimos a nuestras casas a descansar unos buenos meses.
Al llegar a mi hogar encontré a Leo, mi hijo mayor estudiando para un examen de su universidad, él estudia para ser abogado, una difícil carrera de ocho años en los que nunca tiene tiempo para la familia, me saludo seriamente y volvió a sus estudios, tengo dos hijos, uno es Leo y el otro es Miguel, que siempre andaba de fiesta en fiesta haciendo quien sabe qué, siempre llevaba novias a la casa, ninguna duraba más de un mes, por lo que "novia" lo remplazaba por "andante".
Al llegar a casa yo ya explotaba, dormí unas pocas horas hasta que se hizo de noche, era un día viernes caluroso, sin ánimos para hacer nada, fui hacia el salón, mis hijos habían salido por lo que me resigné a sentarme en el sofá con una copa de whisky fuerte, pensando en Eva, en su cuerpo, en su carácter, en su forma de expresarse y en lo mucho que nos parecíamos, no físicamente, pero las dos éramos terrenos difíciles de conquistar.
Luego de unas horas, mi esposo llego, con su aspecto de siempre, su traje n***o, la corbata roja y un par de flores para mí, él desde el primer momento me encantó, me entendía a la perfección y sabía como hacerme sentir bien.
Cenamos juntos hablando de nuestro día, él contaba que en su trabajo de dentista, una niña se había roto un par de dientes luego de que una de sus amigas accidentalmente la empujara por la escalera.
-Esa niña lloraba como el mismo demonio, no paraba de tocar su boca y soltar amargas lágrimas, me costó más de media hora poder atender lo mal que estaba - dijo con enormes ojeras en su rostro, pero sonriéndome tiernamente.
Los dos al final nos sentamos en el sofá para ver algunas teleseries románticas, él me acompañó con un par de copas, mi mirada estaba posada en la televisión, pero mi mente pensaba todo el tiempo en Eva, ay mi Eva, ¿Qué me hiciste?, ¿Me tiraste un embrujo de amor?, porque si es así, todos estos meses la pasaré deprimida.
Falta un solo día para navidad, la familia está totalmente excitada, hay un ambiente de paz y tranquilidad que pocas veces se siente, con mis hijos decoramos la casa entera, pegamos un par de renos de navidad en las paredes, decoramos el árbol de navidad, y finalmente a final del día decidí hacer un pastel de chocolate.
¿Qué estará haciendo Eva?, quizás está disfrutando con su familia o bien podría estar afuera de mi casa, asechándome, me dejo fantasear por un buen rato, con historias en que ella y yo hacemos cosas pervertidas, o miles de encuentros casuales en donde ella siempre es la que da el primer paso.
Mi mente divaga esos primeros meses, en que no sabía nada de ella, en una clase me atreví a preguntarle algo de la materia, a lo que ella respondió con su expresión desafiante, no se equivocaba, tenía muy buenas notas en general, nunca faltaba el respeto a ningún profesor, al igual de que en el libro su hoja de vida estaba vacía.
De principio creí que solo me llamaba la atención, al ser tan distintas a las demás, ella debía tener unos diecisiete años, pero parecía de veinte. Las pocas veces que me hablaba era para preguntarme algo sobre la materia, yo respondía gustosa, sintiendo su presencia cerca de mí era como estar en el mismo cielo.
Recuerdo una vez en que ella estaba caminando delante de mí, ella iba subiendo las escaleras hacia el salón de clases, ese día yo tenía clase en su curso, por lo que secretamente me deleite viendo su jugoso trasero, vestía una falda gris, que a la mayoría de las niñas le quedaba suelta y holgada, en cambio a ella la hacía lucir bien, no llevaba pantis, solo su carne a mi merced, la seguí por los tres pisos, sus piernas eran dos hermosas carnes que me hubiera encantado probar.
No me fijé que se me había caído un par de plumones en el trayecto, por lo que cuando ella se giro, yo seguía tirando baba por su trasero y piernas, subí mi mirada hacia su rostro, la encontré pasmada, de inmediato me avergoncé, su rostro era difícil de explicar, miles de sentimientos pasaron por su rostro, sorpresa, terror, angustia, y finalmente su típico rostro de grandeza, levantó una ceja hacia mí, cruzándose de brazos me miro desde lo alto de la escalera, su rostro lo decía todo, me había descubierto, baje mi mirada hacia los escalones, no podía dejar de ruborizarme.
Ella silenciosamente bajo los escalones, pasó junto a mí y recogió los plumones del suelo, luego volvió hasta donde me encontraba yo, estiro su mano con mis plumones, al aceptar su ayuda sentí su piel con mis dedos, era suave, como dedos de pianista, tenía largas y afiladas uñas limpias, al mirarla a los ojos está me sonrió con perversidad, musité un "gracias" en un susurro, ella simplemente se encogió de hombros y dio media vuelta. No pude evitar volver a mirar sus carnes tan bonitas y jugosas.
Un escalofrío recorrió por mi espalda al recordar esa escena, durante días no me atreví a mirarla a la cara, por miedo a que pensara o averiguara lo que sentía por ella.
Al principio me di asco a mí misma, ¿Cómo yo, una mujer ya hecha y con familia podía gustarle una colegiala?, ¿acaso no soy feliz teniendo a mi familia junto a mí?, todas estas preguntas me estuvieron rondando en mi cabeza durante meses, Eva me volvía loca, su cuerpo era objeto de mis más profundos deseos cada noche, al hacer el amor con mi esposo no paraba de pensar que sería llegar al orgasmo con ella, con mi dulce Eva, quien después de varios meses se empezó a dar cuenta de mi miradas discretas, cada vez yo era objeto de su atención, desde el incidente de la escalera ella ha sido más atenta en mi persona, sus ojos en los intervalos de clases me observaban, toda su atención en mí, varias veces nos quedamos mirándonos, viéndonos las una a la otra.
Yo por más que intentaba no podía dejar de pensar en ella, mi mirada siempre la buscaba en los recreos, pero rara vez la veía paseándose o sentada en una banca charlando. Muchas veces me cuestioné que le gustaba a ella, los hombres?, las mujeres?, o simplemente no le interesaba nada?, al término de las jornadas siempre se iba caminando hacia el sur, sentía el impulso de seguirla y averiguar a donde iba, ¿tendrá algún novio?, a veces la veía paseando cerca de los terrenos de la escuela, sentada leyendo algún que otro libro, pendiente de su celular o mirando al vacío. Mi jornada terminaba algunas veces a las tres o a las cuatro, dependiendo del número de tareas que debía cumplir.
Un día de junio, cerca de las vacaciones de invierno me arme de valor e intenté hablarle, inmediatamente su puso en guardia, como siempre, ella estaba de las ultimas formada, mirando al vacío.
-Qué pasa Eva?, Por qué estas tan seria?- dije en un tono nervioso.
Su ojos subieron hasta los míos, su rostro estaba lleno de ¿deseo?, ella luego de mirarme un rato bajo sus ojos hasta mi boca, se mordió el labio discretamente, y luego volvió hacia mis ojos, yo estaba muerta de deseo, deseaba tomar sus manos y dejarlas posadas en mis caderas, para luego morder sus labios y llenarla de besos, chupones, de todo.
-Pasa de todo- respondió volviendo a su posición anterior, en ese momento tocaron la campana, maldita sea, me hubiera quedado toda la vida observándola, viendo cada detalle en su rostro perfecto, pero lentamente subí mi mirada y dedicándole una última sonrisa baje al curso hacia el patio.
Vuelta a la realidad deje el pastel en el horno, Marco, mi esposo, se había quedado dormido en el sofá, sus fuertes ronquidos revelaban lo cansado que estaba, como no podía llevar su cuerpo hasta la cama, traje una manta y lo tapé en silencio, le di un beso en la frente y con pasos de tortuga entre en nuestra habitación.
Los días pasaron lentos y angustiosos, las celebraciones de navidad y año nuevo fueron terribles para mí, yo solo quería ver a Eva, sentir su presencia o su mirada en mí, no paraba de pensar en ella, ¿cómo es posible que piensa tanto en una persona?.
A principios de enero yo ya moría, no podía cocinar ni planchar, mi mundo giraba en torno a Eva, recordaba cada momento del año anterior junto a ella, cuando las sorprendí mirándome mis senos en una clase, yo estaba seriamente explicando la materia, al mirar a mi Eva ella no intento ocultar lo que hacía, su mirada estaba posada en mi cuerpo, yo inmediatamente me puse nerviosa, empecé a decir frases entrecortadas intentando explicar lo que faltaba, maldita Eva, ¿cómo lograba ponerme tan nerviosa¡?.
Ella a pesar de su carácter fuerte nunca le faltaban amigos, siempre estaba rodeada de las chicas a mi vista más populares de la escuela, a diferencia de ellas que llenaban su rostro de maquillaje, mi Eva era totalmente pura, nunca le vi ni un rastro de esas sustancias en su carita, ella era natural, hermosa y natural.