Busqué entre mis cosas el documento que certificaba la resolución de mi tesis, y una vez lo encontré, lo puse de frente a la pantalla, mostrándolo a la señora de cabello entre gris y n***o con mentón estirado y enormes anteojos, que estaba tras la pantalla al otro lado del mundo. —Es verdad, fuiste de los mejores alumnos en exponer su tesis. Incluso uno de los jueces me sugirió contratarte como catedrática luego de terminar tus horas sociales y recibir el diploma y el título. Mi estómago se revolvió al imaginar que aquel juez pudo haber sido Christian. —Pero como te decía, ya has perdido una semana de servicio social, así que debes regresar lo más pronto posible. —Lo sé, lo siento —miré hacia mis zapatos por debajo de la mesa. Estaba avergonzada —. Lo haré —Y en cuanto a Christin

