FLASHBACK
Jamás en mi vida había visto algo tan bonito como aquella casa en medio de la desolada playa, rodeada por palmeras gigantes, rocas y una pequeña isla en medio del mar, del que según Chris sólo podía llegarse en lancha.
Era un clima exquisito, todo era resplandeciente y perfecto y…
¡La comunidad masculina mucho más!
Sin palabras, todos los hombres de esta familia parecían haber sido hechos a mano, justo para ser el tipo perfecto para toda mujer, desde los padres hasta los hijos, todos parecían modelos sacados de revistas.
—¿Me puedes repetir porque no me habías invitado antes?.
Chris rodó sus ojos y me jaló del brazo mientras subíamos las escaleras, pues no avanzaba por ir viendo hacia abajo.
—¿Puedes dejar de ver a papá?
Reí bajito. —No lo miró a él, sino al que está al lado.
—El tío Axel también está casado.
Volví a negar.
Era obvio que no me estaba entendiendo.
—El chico de ojos turquesa/celeste, brazos fuertes y sonrisa Colgate.
El chico elevó su mirada, dejó de hablar con la mamá de Chris, Dana, y me miró fijamente, con una sonrisa de bobo enamorado.
Y eso que era la primera vez que lo miraba.
—¡Ah, él! Es mi primo, Ethan, es doctor, pero él trabaja en el hospital de Houston, el primer hospital fundado por papá y el tío Axel, cuando apenas éramos unos bebés...
—¿Crees que quiera revisarme?
—¡Susan!
Aparté la mirada del apuesto hombre que me sonreía con galantería, para ver con complicidad a Chris.
—¿Y? ¿Crees que quiera?.
—Sí, y mucho. Ethan es igual, si es que no es peor, que Christian. No te recomiendo que le entres.
Le dirijo una mirada al castaño mientras terminamos de subir las escaleras, le guiño un ojo y antes de que las escaleras me prohíban verlo, él baja su cabeza y ríe entre negaciones, haciéndolo ver jodidamente sexi. Aunque no tanto como el desgraciado infeliz que se para frente a nosotros en la entrada de la habitación.
Ese con sólo respirar cerca mío me provoca un millón de cosas que creí que jamás sentiría con alguien.
—No hay más recamaras libres, así que nos tocará dormir juntos.
Miró alarmada a Chris, ella me regresa la mirada y Christian solo resopla exasperado.
—No pienso tocarte, loca. No me gustan las extrovertidas.
—Calma, chicos, papá aún no ha dado oficialmente las habitaciones, está es solo una conclusión apresurada y… ¡Rayos! Tengo que ir al baño.
Chris sale corriendo, dejándonos a solas a la mitad del pasillo.
—Da igual, mientras no nos fastidies —bufo, pasando de largo por su lado, empujando su hombro en mi paso, asimilando el hecho de que tendré que estar cerca de él todas estas noches.
Sonríe, muerde sus labios y me sigue unos pasos atrás.
Llegamos a la habitación y dejo todo ordenado en una esquina, miro hacia la ventana y cierro mis ojos al sentir la profundidad de la brisa marina golpear mi rostro.
Es muy relajante.
—Dime que no te pondrás a cantar. — dice Christian, entrando en la habitación con sus usuales aires de "¡Oye, tú! ¡Yo soy el rey, reverenciame" . —No seas infantil. —cruza sus brazos, mirándome con burla.
—¿Disculpa? ¿Yo soy infantil y el que se la pasó ignorando a su hermana durante medio camino eras tú?. —mi sonrisa de indignación afirma mis facciones.
Su mentón se tensa, sus ojos se oscurecen y noto como su amigo se levanta en su pantalón.
—No me remede, señorita Darcy. —Christian se acerca peligrosamente a mí, me toma de la cintura con una mano y acerca sus labios a los míos. —No me lleves la contraria.
—¿O qué? —rozo mis labios a los suyos y me pego un poquito más, jugando un poco con mis dedos en su espalda baja y llevando una mano a su entrepierna. Sucumbiendo ante sus provocaciones. —¿Me condenará, juez White? Porque le recuerdo que debe esforzarse.
Intento apartarme despacio, después de dejar una caricia en su entrepierna, pero sin dejarme retroceder me topa con un poco de fuerza a la pared, a un lado de la ventana, pega su erección a mi ahora húmedo sexo, y se apodera con un salvaje frenesí de mi boca. Muerde mi labio inferior, llevando una mano a mi centro, se deleita de deseo al sentir que estoy húmeda y sonríe con inigualable triunfo.
—¿Tienes miedo de enamorarte de mí, Darcy? —Suelta mi labio después de darle una mordidita suave, y mete su lengua en mi boca con rapidez una vez más, explorando mis cavidades sin detención, succionando mi lengua, relamiendo mis dientes; me pega una vez más a la pared, arremete su erección en mi entrepierna y me vuelve su víctima, sacándome uno que otro jadeo silencioso.
Me siento atrapada y por primera vez en mi vida siento que no puedo manejarlo, intento soltarme pero no me deja hacer ningún movimiento. Yo, no quiero...
No quiero hacer ningún movimiento.
El tiempo se detiene para nosotros, el juego entre su lengua y la mía se siente cada vez más exquisito y quizá sea porque ambos estamos buscando la forma de dominar al otro en ese beso; de tomar el control y ser quien manda. O quizá sea la adrenalina de saber que en cualquier momento Chris puede aparecer por la puerta, que va hacia el cuarto de baño, y descubrirnos.
Lo cual no tendría nada de malo si no fuera su hermano de quien hablamos.
—Una noche, Darcy… Me estás volviendo loco desde que te vi en ese patio hace poco más de un mes.
Me alejó y veo sus ojos, siento su aliento y me doy cuenta de que ha bebido un poco.
¿En qué momento? No tengo idea, pero sigue viéndose jodidamente apetecible.
—Dije que deberías esforzarte.
—No juegues conmigo, Darcy, sé que es algo que también quieres. Tú y yo somos muy iguales, no nos gustan los filtros.
Me alejo solo un poquito de él y niego.
—No es así como quiero que pase esto, ni siquiera se si quiero que pase. —Mentí.
No era del todo mentira, pero tampoco era del todo cierto.
Solo sabía que él por alguna razón era diferente. Quizá es que yo no le era tan indiferente.
Pero no quería llegar a ese punto todavía, porque sentía que sí le daba el aval, ahí terminaría todo, y no quería que acabase.
Christian estaba molesto, podía darme cuenta. ¿Será que jamás en su vida lo habían rechazado después del primer beso?.
Trató de acercarse de nuevo, pero tomé distancia, ni siquiera yo me comprendía. ¿Por qué parecía una tonta mojigata de pronto?.
En ese momento, antes de que él pudiera decir algo o yo logrará entender este extraño momento, Chris llegó a la habitación y nos separamos de golpe.
Yo con un centenar de interrogantes y él con aparente molestia.
FINAL DEL FLASHBACK.
Observo una vez más la casa, de nuevo siento que estoy en una clase de paraíso, o en medio de un sueño del que no quiero despertar.
Es cierto, este lugar transmite calma, el ambiente es ameno y el aire se respira puro.
No hay un planeta girando alrededor de Amber, no están mis padres que arruinen mi estadía en este lugar comparándome constantemente con mi prima, y está Chris, que es lo mejor de todo.
—Entonces así quedamos organizados. —Un grupo de personas entra en la cabaña, hablando de lo que creo, es el reparto de cuartos.
—Aaron y Cindy dormirán juntos, puesto que pronto van a casarse y deben ir tomando práctica —Informa el señor White entre dientes.
Algo me dice que está incómodo con esto, pero no se puede comparar a lo que el semblante de Chris muestra en ese momento.
—Eso era algo que ya sabía, incluso creo que ya estrenaron la cama —Chris farfulla bajito solo para mí, reteniendo las lágrimas en sus ojos.
—Luz y Sara quieren un cuarto solo para ellas, aunque Daniel Jr. se les unirá en un rato, Chris, Christian y Susan deberán compartir habitación y…
Dejo de escuchar desde ahí, mirando horrorizada a mi mejor amiga, tras aquella confirmación.
¡Esto debe ser mentira!
No puedo estar cerca suyo…
Calma, Su, calma. Solo guarda la calma.
¿Por qué este tipo me descontrola a este grado?. No puedo permitir esto, debo hacer algo!.
—Dile a tu papá que puedo dormir en la casa del perro.
La rubia me mira de soslayo. —Papá es más de gatos y dudo mucho que Príncipe quiera tenerte de roomie.
Resoplo, sintiendo como la mirada del ojiazul me quema completita.
Me siento frustrada, estresada, mareada incluso, pero todo se desvanece cuando un par de ojos celestes aparece en mi campo de visión.
—Muy bien, chicos, todos a desempacar ahora, por la tarde haremos una fogata.
Una vez más esa sonrisa hace que todo lo demás desaparezca, al punto de sentir que estoy babeando descontroladamente.
Ethan se acerca a Chris y la saluda lleno de entusiasmo, la abraza y le da una cálida bienvenida.
—Extrañé caminar juntos al colegio cuando te fuiste. —dice a mi amiga, aunque de vez en cuando sus extravagantes ojos me miran a mí.
—Y a ti. Mucho.
Chris se aleja, saluda a sus otros primos y me deja en medio del sexi idiota con aires de superioridad, y del guapo chico de bellos ojos y hermosa sonrisa.
Es un espacio tan reducido, que puedo escuchar las respiraciones de ambos, incluso escucho el latido de sus corazones.
—¿No me presentarás a tu amiga? — Ethan llama a Chris.
Para mí sorpresa, toma mi mano como todo un caballero y deja un beso en mi dorso.
Ruborizada le regalo una sonrisa tímida y Aparto un mechón de mi cabello.
Es guapo, educado, caballeroso y tierno.
Es perfecto.
Razón número 1 por la que no debería acercarme, pues podría lastimarlo.
Pero me resulta imposible no perderme en sus ojos.
—Ella es Susan y tiene novio.
Miró a Chris contrariada.
¿Novio?
Ethan Suelta una pequeña risa y parece no tomarle importancia. —Bueno, supongo que deberé enviarle una carta de disculpa. —habla, guiñandome un ojo.
Le devuelvo la sonrisa y presiono su mano, que aún sostiene la mía.
—¿Puedo saber por qué?.
—Bueno. —Suelta mi mano y mete sus manos en los bolsillos de su pantalón —. Por haberme enamorado a primera vista de su novia.
Reí de nuevo. Creo que jamás alguien me había hecho reír tanto. Ni siquiera Henry cuando se le declaró a mi abuela y ella lo mandó a la friendzone asegurando que le gustaban mayores.
Todo estaba saliendo con suma normalidad y calma, hasta que un bufido por parte de Christian llamó la atención de todos en la sala.
—¿Y tu novio sabe que viajas con consoladores en tu maleta?.
¡¿Qué acaba de decir este tarado?!
Solté una risa seca, miré al idiota a los ojos y me crucé de brazos —¿Qué?.
—Supongo que eres experta con los consoladores —Continuó con su dosis de humillación —. Traes muchos… Será que nadie te toma en serio y por eso los necesitas.
Ethan se adelantó y lo tomó del cuello, pero era obvio que estaba ebrio, así que lo detuve y me disculpe con todos en la sala, sin ser capaz de verlos a los ojos.
Aquello había sido una broma que Christian había sabido utilizar para lastimarme.
Corrí escaleras arriba, sintiendo mis ojos picar por las lágrimas, fui al cuarto de baño, lavé mi rostro y fue inútil, mis ojos estaban enrojecidos y las lágrimas tibias bajaban por mis ojos.
Salí y me acosté en mi cama.
—Su. No le hagas caso a Christian, es un idiota a veces.
Chris entró en la habitación, me abrazó y acarició mi cabello.
—Pero es cierto, Chris, nunca nadie me tomará en serio. La verdad es que terminé con Marti porque lo encontré con alguien mas y…
Y su hermano me creía una fácil, como seguramente lo creían los demás.
Pensé en lo injusto que era, pero no le daría el gusto de hacerme daño.
La noche que descubrí a Marti, llamé a mamá para pedirle un consejo, apelando a su lado maternal, pero nunca contestó, y papá creyó que sólo era por dinero que llamaba.
—Oye. ¿Y que hay de mí? Yo te tomo en serio. —Chris formó un puchero y me abrazó más fuerte.
Nos quedamos en un rato hablando en la habitación, hasta que escuchamos fuegos artificiales y nos asomamos a la ventana.
La fogata ya había iniciado.
(...)
CHRISTIAN
Apenas la vi bajar me quedé embelesado observándola de pies a cabeza. Ese vestido blanco estilo griego la hacía verse perfecta.
Claro que apenas me vio, me fulminó con la mirada y se dirigió a donde estaba Ethan.
Claro, el idiota no había perdido la oportunidad de abordarla apenas la vio. Pero no, no dejaría que fuera suya. Ella sería mía.
Un rato después bajó Chris, seguida de Aaron. Pensé en reñirla, pero después vi a Cindy bajar, así que supongo que él estaba con Cindy.
Vi como Ethan y Susan reían a carcajadas, como él no perdía la oportunidad, y lleno de furia y sin darme cuenta, lancé el balón de vóleibol en un remate con fuerza y golpee en el pecho al tío Axel.
—¡Dos contra uno me parece injusto! — Gritó Ethan, mirándome con sorna, tomó la pelota e hizo un saque alto, lanzando la directo a la línea.
—Christian, recibe —dijo papá, enviándome de centro, pero aunque parte de mi estaba concentrado en el juego, la mayor parte estaba distraído en aquella hermosa castaña.
1, 2...creo que fueron más de cinco saques los que Ethan aprovechó para golpearme con el balón. Se miraba enfadado, pero dudo que aquello fuera por el golpe que le había dado a su padre, más creo que era por Susan.
La castaña que había llegado a hacer destrozos en mi cabeza, y ahora también, en la cabeza de mi primo.
Antes de perder el partido, noté como la castaña se bebía una botella entera de champán, seguido de una de vodka, y reía como loca, haciendo reír a mi hermana.
Ver aquello removió algo en mi interior, podía ser algo así como… ¿ternura?.
¡NO!
¿Estaba loco? Esa palabra no existía tampoco en mi vocabulario.
Y menos si en quien pensaba en ese momento, era en ella.
(...)
Al abrir los ojos, veo que es de día. Chris no está en su cama y Susan esta tirada en el piso, roncando y echando saliva por la boca.
Me levanto, cierro la puerta, corro la cortina de la ventana para cerrarla y me agacho frente a la bella castaña.
No sé cómo llegué aquí anoche, no recuerdo mucho de ayer, pero sin duda esto es algo que quiero retratar, así que tomando mi teléfono de la cómoda, abro la cámara y le tomo una foto.
Susan se remueve en el piso al sentir el flash de la cámara, farfulla un quejido y cubre su rostro con su brazo.
Sonrió y la tomo en brazos, la dejó sobre la cama y aunque amo verla, el clima es frío, por lo que atino a cubrirla con la sabana hasta la cintura.
La detallo con la mirada por unos minutos, hasta que recuerdo que el imbécil de Aaron anda acechando a mi hermana y me obligo a reaccionar.
Soy media vuelta dispuesto a irme, cuando una mano tira de mi hacia atrás y me hace caer en la cama.
—No eres tan idiota como te comportaste ayer. —Masculla la castaña, adormilada. —Quiero hacer ese trato… juez White… —dice eso y se vuelve a dormir.
¿Ayer? ¿Qué dije ayer?.