CAPÍTULO 7

1923 Words
Me había propuesto hacer que Christian White se arrepintiera de su bromita del día de ayer, y lo haría, en verdad lo haría…. Pero luego porque ahora me puede más la resaca y las ganas de vomitar que mi propia sed de venganza. Siento el estómago revuelto. Si abro los ojos, es posible que de pronto sienta que estoy en la rueda de la fortuna más grande del mundo y le vomite las cosas a Christian ya que es el que tiene la cama más cerca de la mía y… ¡Un segundo! ¡Acabo de recordar que debo abrir los ojos! — ¡Hola, fea durmiente! — la puerta se abre de golpe y por ella entra una bella rubia muy feliz, quien por cierto salta en mi cama y grita en mi oído — despierta, te traje una sorpresa. Aprieto los ojos y entre negaciones y resoplido me acuesto de forma fetal en la cama. — déjame dormir, Chris, aún es de madrugada. — Le hago un movimiento de mano para que se vaya. Sin embargo, como toda buena tozuda que es, levanta mi sabana y me deja al descubierto. —¡Chris! —Arriba, Su, fui al supermercado ahora y te traje algo. ¿Supermercado? ¿Tan temprano…? ¡¿Un regalo?! Abro mis ojos emocionada, cual niña de primaria en su cumpleaños, me limpio los paños y recta, me acomodo sobre la orilla del colchón, en espera de mi obsequio. — ¿Un regalo? ¿Qué es? ¡¿Qué es?! — adivina. —juega la rubia, tentando mi impaciencia. Miro hacia el techo y pienso en todas las cosas que le he dicho o a ella que me han gustado cuando vamos al supermercado o al centro comercial en Londres, y que siempre digo que compraré y nunca lo hago. Mis ideas empiezan a surgir y las exteriorizo con auténtica emoción. — ¡Un set de maquillajes nuevos! ¡No! ¡Una de aquellas chocolatinas del área de postres…! —hago una pausa, pensando en que sería lo que pude haberle dicho que quería, pero como no se me ocurre nada, decido fastidiarla un poco. Tomo seriedad y aclaro mi garganta, antes de decir: — ¡Ya sé! ¡Una caja de preservativos! — ¿Preservativos?— abre sus ojos estupefacta. Justo La reacción que quería. —¿Qué? nunca sabes cuándo puedes necesitar uno. — estás loca, Susan, ¿Con quién los usarías, a ver? —enarca una ceja. Con tu hermano, seguro que no. Sonrío imaginando aquellos ojos celestes y me encojo de hombros antes de responder —. Bueno, tu primo Ethan… — ¡Oh, por todos los cielos!. — ¡no está mal…! —defiendo. — ¡Oye! ¡Prefiero mil veces que te folles a mi hermano que a mi primo! Una gran parte de mi está de acuerdo, pero hay una minima parte que me dice que eso seria un error. Hago una mueca y niego horrorizada. —¡Iugh! ¡Chris! ¡Harás que tenga pesadillas!. La rubia se soltó a reír, como si por su mente pasara una idea de esas que a mí i no me gustaban. — Ethan no es malo, pero no me agrada para tí, no es serio. — ¡Oh! ¡¿Y tu hermano lo es?!. ¡Era un malnacido idiota sexy! —No, tienes razón. —asintió —. Aunque quisiera que llegara el día que Christian siente cabeza. La miré con mi mejor cara de "Pierde tus esperanzas". Reímos, me levanté y me acomodé a su lado. — ¿me dirás qué me trajiste?. — sí, está sobre el buró al lado de mi cama. Me apresuro a tomar la bolsa negra que está sobre su cama, la palpo para adivinar que es y cuando me animo a averiguar que es, el contenido de adentro me deja en blanco. ¿Una broma? No lo creo. — no entiendo la gracia de esto, Chris, quiero mi regalo. —ese es tu regalo. — Es es serio, Chris, no me parece gracioso. — es la revista que querías, ¿O no?. — ¡¿Revista?! —arrugo mi ceño, haciendo memoria. Sí, quería la última edición de "People" pero esto no se le asemeja en nada. —¡Revista, Chris, no pruebas de embarazo!. — ¡¿Emba… ¿Qué?! Abre sus ojos de par en par y niega horrorizada. — Esto… ¡no sé cómo llegó aquí…! ¡La chica del supermercado! —Exclama entre dientes. —¿Entonces?. —me cruzo de brazos, en modo "mamá regañona". No quiero imaginar lo que inevitablemente ya estoy imaginando. —Es que… —¿Tienes algo que contarme, de nuevo? —la corto, llevando mis manos a mi cintura. Tomo la bolsa que ella me había arrebatado y cuento las pruebas. —Hay cuatro pruebas aquí. —Susan, yo… — Chris pierde el color en su semblante, mira hacia el piso y niega consternada. — ¿Y?. — no lo sé… quizá se confundió de bolsa con otra clienta y… — trae la factura con tu nombre y más abajo viene la revista, claro que no se equivocó. Repetiré la pregunta una vez más ¿Hay algo que deba saber?. — no… — bueno, sí. — termino por ella, se lo que sigue. — habla, White. Había notado cambios en ella, pero esto era la gota que había derramado el vaso, la prueba existente de que esta conversación no podía postergarse más. No la regañaría, tampoco la jugaría, mucho menos la abandonaría. Pero era algo que ella debía afrontar y si esas pruebas salían positivas, debíamos salir adelante, como lo hacíamos siempre. Era más que mi mejor amiga, mi hermana. Compartía más alma y perentesco con ella sin llevar su sangre, que con algún m*****o de mi familia. Después de unos segundos de silencio sepulcral, Chris lanza un suspiro al viento y habla. — Salí a caminar ahora por la mañana, Christian fue conmigo porque quería saber que había pasado ayer entre ustedes y… — miré hacia la pared con mis mejillas acaloradas. Una razón más para no dejar de pensar en él. La rubia continuó —. Regresé al supermercado porque el tarado de mi hermano se había olvidado de las bebidas y se estaba terminando él solo las papitas Pringles y me empecé a sentir mal, fui al baño a vomitar un poco y supongo que la chica como buena samaritana se preocupó por ayudarme. Sólo fue un pequeño malestar, quizá la cena de anoche me cayó mal, pero ella insistió en que me hiciera la prueba y al parecer, por más que me negué, no me hizo caso. Era mujer, así que no era de sorprenderse. La intuición femenina nunca fallaba, aunque en esta ocasión esperaba que sí, porque no podía imaginar el problema en el que se metería Chris si lo estaba. A mal paso, darle prisa ¿no?. —Hazlas. —¡Noo! ¡¿Estás demente?!. Mucho. — aunque sea por diversión, solo hazlo. — no estoy embarazada, Susan. — ¿Segura? — la miré con la seriedad que el asunto ameritaba. — ¿Te cuidaste alguna de las veces que estuviste con Aarón?. Creía conocer esa respuesta. —Fue hace poco pero… acabó en mí las tres veces, aún así, fue apenas el viernes por la noche, hace casi dos días… —¿Y en Londres?¿Usó condón?. Su mirada se pierde en el vacío, muerde sus labios y niega confundida, dejando caer un par de lágrimas de sus ojos. —Recuerdo haberme levantado por la mañana, sentir un líquido blanquecino bajar por mi entrada, luego por mis piernas y no… no recuerdo si lo usó. ¡Mierda! ¡Ese maldito descarado! — ¡A eso se le llama semen, Chris, quiere decir que acabó en ti y que hay probabilidades… — no… es imposible… — eso fue hace poco más de un mes, es una posibilidad, ahora ve y haz esa prueba. —insisto, empujándola hacia el cuarto de baño. — no...no puedo… — Me detuvo. — ¡Ya basta, Christin! ¡Haz esas pruebas!. — ¡No estoy embarazada! —gruñó enfadada. — ¡pues entonces estaremos seguras!. La empujé sin darle chance de refutar, hacia el cuarto de baño, y la dejó encerrada ahí. —Yo que tú la hago antes de que Christian venga. —Christian no está, creo que tenía una cita. Agridulce. Esa es la palabra que define lo que siento al escuchar aquello, mi estómago se contrae, mi pecho duele un poco y siento frío, pero no estoy para averiguar porque me siento así, así que mejor lo olvido y me concentro en lo que de verdad importa. — ¿Ya los hiciste?. —S-Sí… hay que esperar tres minutos. Me siento sobre la cama de Christian, tomo su almohada entre mis brazos mientras espero que Chris salga, y la llevo a mi nariz, embriagándome con su delicioso perfume. Estoy loca, lo sé… Es extraño hasta para mí, pero desde que vi a ese idiota en el campus aquella noche, siento que no puedo escapar de él. Chris sale por la pequeña puerta de madera, por lo que atino a lanzar la almohada del sexy idiota a piso. La cara atribulada de Chris no desaparece, yo estoy en ascuas y ni hablar de que si a eso le sumamos el hecho de estar pensando en lo que estará haciendo el idiota de Christian y con quien estará. Bueno… Es muy poco decir. Los siguientes minutos pasan tan lentos, tan exasperantes, que ni ella ni yo decimos nada, solo nos dedicamos a mirar hacia un punto intangible en el piso, mientras el reloj hace su trabajo —Sabes que cualquiera que sea el resultado, te apoyaré y estaré contigo. ¿Cierto? —tomo su mano. Chris asiente, presiona mi mano y sonríe con tristeza. Estaré a su lado, así como ella lo estuvo siempre conmigo. Incluso en ese momento. Me levanto de la cama al cabo de los tres minutos, voy al cuarto de baño y tomo las pruebas de embarazo. Dos rallitas… ¡Genial! Al salir la mirada inquieta de mi mejor amiga recae sobre mí, sus ojos parecen gritar con esperanza que la respuesta sea "Negativo" pero eso es algo que no puedo cumplirle. —¿Y? —abre sus brazos a los lados, impaciente. Bajo la mirada, miró una vez más las pruebas y se las extiendo diciendo: —y es por esta razón que yo quería la cajita de preservativos. —¿Entonces…? Afirmo y le entrego las pruebas. Su mirada ahora es más triste que antes, empieza a llorar y por más que trate de contenerla es imposible. —¿Y ahora qué haré? — pregunta entre sollozos —. Aaon va a casarse con Cindy y yo… ¿qué dirá papá? ¿Y mamá? Christian estará furioso y… quizá lo mejor es que volvamos a Londres el día después de la boda. Seco sus lágrimas y asiento con la cabeza. —Si quieres. —Es lo mejor, Su… para todos. Solo… —Se aleja de mí y seca sus lágrimas —. Ayúdame a esconder las pruebas… Por favor. Sin poder negarme las tomo, las colocó en la caja de nuevo y vuelvo a asentir, bajando las escaleras con sigilo para que nadie me descubra infraganti. Estoy por lograrlo, hasta que una voz masculina me detiene al fondo. —¿Qué llevas ahí?. ¡Rayos!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD