SUSAN
Estaba molesto, claro que lo estaba, pero no sabía el porqué, solo sabía que había sido muy directo al pedirme, o exigirme más bien, que llegara a su departamento de inmediato, sin darme alguna explicación.
Miré a Ethan y guardé el teléfono antes de que preguntara algo, porque podía asegurar que los colores habían abandonado mi rostro y ahora estaba por completo pálida; Tomé los bollos de piña que me entregaba la amable cajera y antes de que pudiera terminar de sacar mi tarjeta para pagar, Ethan le entregó el dinero en efectivo.
—Oye, no tenias que hacer eso.
Encogió sus hombros y guardó su billetera.
—Algun día me lo devolverás —rió.
Ethan era alguien curioso, pero cada segundo que pasaba a su lado, sentía una infinita confianza, como si tuviera ese don con las personas.
