… —¿Seguro que estás bien? —Preguntó de nuevo el castaño, llevando su lamparita fastidiosa a mi ojo derecho de nuevo. Sonreí y volví a confirmar. —Solo fue un susto, Ethan. Me había atrevido a levantarme hace rato de la cama, para ir al sanitario, pero había resbalando y caído de trasero cerca de la puerta. En ese penoso momento Ethan iba cruzando la puerta con un plato de comida. Había pensado toda la tarde sobre mi decisión, y había llegado a la conclusión de que debía regresar a Londres por al menos los meses de gestación, inventar cualquier cosa para mis papás y finalmente disculparme con Chris por dejarla sola a estas alturas de su vida, pero lo cierto era que no podía verla a los ojos después de todo lo que había pasado y le había ocultado. —¿Estás segura? —Preguntó por e

