El día de la familia, un día muy importante para pasarlo con nuestros parientes más cercanos, convivir un poco y aprovechar para recuperar tiempo de calidad con ellos, pero si de algo estaba segura, es que con ellos mi tiempo nunca era de calidad.
—De verdad quiero que estés aquí, Chris. ¡Estoy taaann aburrida!. —me quejo, acercando el teléfono a mi boca para no decirlo tan alto y que las personas a mi alrededor no se dieran cuenta.
La chica dulce al otro lado de la línea soltó una risita divertida. —Tranquila, Su, mañana empiezan las vacaciones trimestrales antes de nuestra graduación y nos iremos a América, recuerda eso para que puedas soportar estar ahí.
—Lo único que agradezco de todo esto es que pude ir al asilo antes de llegar, pero tienes razón, me ayudará saber que ya mañana seré libre de este ambiente tóxico y en especial, de la gran Amber Darcy.
Chris volvió a reír. —De acuerdo, si ella te dice algo, me dices y hago que se arrepienta.
—Claro, de eso estoy segura —le sigo la broma. Chris era tan dulce y sumisa, que era imposible que le hiciera daño a alguien.
Me despido de ella. Sé que está ocupada haciendo sus maletas para el viaje de mañana, también sé que está nerviosa por el tema de su tesis, aunque a su grupo lo dejaron para después de las vacaciones y seguramente los jueces serán mejores.
Dentro a la casa, saludo a los empleados de mis padres y me siento en un taburete vacío, revisando mi teléfono para ver si tengo notificaciones nuevas, cuando una alocada e insoportable Amber entra en la cocina, gritándole a medio mundo por un licuado de espinaca.
—¿Si sabes que te escuchan y que no hay necesidad de gritar, cierto?. —la riño sin voltear a verla.
Resopla sin ningún interés y se sienta en el taburete de la par.
Amber es una chica de cabello castaño al igual que yo, ondulado y largo. Sus piernas son largas y goza de buena figura. Sus ojos son verdes, sus labios son gruesos y su tez es de color nivea. Está demás decir que le llueven los pretendientes, además de que es el orgullo de mis padres.
Y no, no es mi hermana, es mi prima, pero más parece ella su hija, y no yo.
En fin, cosas que pasan.
—Son unos gatos, es mi casa, mi cocina y ellos mis empleados.
Me levanto y camino hacia la salida, ignorando sus palabrería boba, pero ella no me lo permite.
—Susan. —llama. Me detengo en seco y sin ganas giro sobre mis talones. —Ahora saldré con Esteban, el del banco, así que sí viene Carlos, le dices que estoy de viaje por un retiro espiritual hindú, porfa.
El descaro, señores, el descaro en su máxima expresión.
—¿Carlos? ¿Esteban?— me cruzo de brazos sorprendida —. La última vez que vine se llamaban Erick y Manson.
Aparta la mirada un tanto avergonzada, queriendo escapar de mi mirada acusatoria. —. Manson vino ayer y con Erick las cosas no están bien.
—¡Oh! Quizá ya se dio cuenta de que es el cuarto en la lista.
Amber me mira mal. —No, lo que pasa es que le idiota me engañó con otra y eso no lo perdono.
Evito reír a carcajadas, pues su descaro no tiene límites, doy media vuelta y salgo de la cocina, dirigiéndome a mi habitación.
Una vez ahí pongo música en el reproductor, me acuesto viendo hacia el techo, y sin saber en qué momento, me entrego a los brazos de Morfeo.
(...)
CHRISTIAN.
—Mañana irás por tu hermana al aeropuerto. —Informa papá por el teléfono —. Vendrá con una amiga, así que por favor, evita comportarte a la altura.
—Siempre lo hago, papá, siempre lo hago. —corto la llamada, dejo el teléfono de lado y recibo a la bella rubia que entra en mi habitación.
—Christian, dime que esto no afectará nuestra relación laboral, me gusta ser tu asistente.
Muerdo mis labios mientras veo sus enormes senos desnudos, la tomo de la cadera y la atraigo a mi regazo.
—Claro que no, Stacy.
—Soy Lina.
—Eso dije. — Le resto importancia, de igual manera mañana ya no será mi secretaria. La lanzo a la cama y me acomodo sobre ella, saboreo sus senos y aprieto sus glúteos con una mano, buscando sus encajes y posteriormente su feminidad.
—Te amo. —dice entre gemidos, una vez introduzco mis dedos en su sexo, pero ignoro aquella tonta frase y presionó más su c******s, haciéndola jadear alto. Llega rápido al clímax, sonrío y me preparo para penetrarla. Casandra…, Stacy, Lina… Como se llame, es hermosa, aunque no es exactamente mi tipo. Su cuerpo es voluptuoso, su cabello es rubio falso, es alta y su piel es trigueña, es muy bella. Hasta siento un poco de pesar tener que despedirla.
La penetro con fuerza y me muevo con rapidez, la escucho gritar y mi libido aumenta, es un poco estrecha, pero eso no es impedimento. La siento temblar bajo mi cuerpo, la hago llegar y la dejo antes de correrme.
De pronto el rostro de aquella chica me persigue y no tengo idea de porqué.
Susan Eleonor Kingsley Darcy.
Por alguna razón no puedo olvidarme de ese nombre.
—Eso fue increíble, Christian, tú eres increíble. —la rubia muerde sus labios, intenta tocar mi pecho y abrazarme, pero me aparto.
—¿Qué sucede? — pregunta confundida.
Me coloco mi bóxer, mi pantalón y tomo mi camisa y mi saco del piso.
—La habitación está pagada, puedes quedarte o irte, lo que gustes…
—¡O-Oye…! ¡¿Qué…?!
—Mañana puedes pasar por tu liquidación en la oficina de recursos humanos.
—Pe-pero… dijiste que esto no afectaría nuestro ambiente laboral. —veo lágrimas asomar por sus ojos.
Lastimosamente para ella, esto no es lo mío.
No duermo con las mujeres con las que me acuesto, no hago cursilerías románticas y no soy afín a los compromisos.
Tampoco trabajo con ellas.
—Estuvo bien, Scarlett, eres muy bella, pero no soy lo que buscas.
Abro la puerta y salgo tranquilamente, dejando a la chica sobre la cama, con una mirada dolida. Me olvidará, estoy seguro, y si no, encontrará a otra persona, todas lo hacen.
—¡Maldito cabrón, cobarde… Idiota…! — Escucho sus gritos mientras me alejó por el pasillo.
Sí, seguro me superará.
Me pongo mis lentes oscuros, subo a mi auto blanco, un Lamborghini último modelo, lo enciendo y me dirijo a mi departamento de soltero.
Hoy fue un día agitado.
Durante el trayecto a casa, en mi mente sigue apareciendo el rostro de aquella castaña hermosa que encontré con el cobarde de su novio en el campus de aquel internado.
¿Por qué no puedo olvidarla?.
Es extraño, algo que nunca me había pasado. Incluso, mientras estaba con aquella chica la pensé en cada segundo.
Hace un mes que la encontré y sigo pensando en ella.
Debo estar volviéndome loco.
Una llamada cae a mi móvil, al ver el identificador veo que es de Lilly, mi "Novia".
Corto la llamada y sigo conduciendo.
Mañana será otro día.