Capítulo 2 – Masacre bajo la lluvia torrencial

1204 Words
La lluvia caía como si el cielo mismo estuviera llorando sangre. Doce guardias del noveno nivel de Condensación Espiritual caminaban borrachos hacia la puerta lateral, riéndose a carcajadas y pateando charcos. —¡Ja ja ja! ¿Os imagináis la cara de esa basura si lo encontramos ahora? ¡Le rompería las piernas y lo dejaría arrastrarse como gusano! El líder, un hombre corpulento llamado Marco Toro, era conocido por su crueldad. Tres años atrás había sido él quien le rompió personalmente siete costillas a Fernando la primera vez que “se atrevió a mirar de más” a Valeria. Marco escupió el licor y gritó hacia la oscuridad: —¡Eh, inútil! ¡Si estás ahí escondido, sal ahora y lame mis botas! ¡Tal vez te deje vivir un día más! Silencio. Solo el sonido de la lluvia golpeando el barro. De pronto, una voz tranquila, fría como el inframundo, respondió desde las sombras: —Marco Toro… recuerdo perfectamente cómo me rompiste las costillas con tu técnica del Toro Furioso. Los doce guardias se giraron al unísono. Una figura alta y delgada emergió lentamente de la cortina de lluvia. Fernando Valdés. Pero ya no era el mismo. Su ropa rota ondeaba como bandera de guerra. Su cabello n***o azabache, empapado, se pegaba a su rostro. Y sus ojos… Sus ojos brillaban con runas doradas y negras que parecían contener el abismo entero. Marco frunció el ceño. —¿Tú? ¿Cómo sigues vivo, escoria? ¡Te dije que desaparecieras! Fernando sonrió. Una sonrisa que no tenía nada de humano. —He venido a devolveros el favor. Marco soltó una carcajada y activó su energía espiritual. Un aura roja de toro demoníaco se formó detrás de él. —¡Hermanos! ¡Rodeadlo! ¡Hoy este inútil muere de la peor forma! Los doce guardias formaron un círculo perfecto, armas desenvainadas, energía espiritual explotando al máximo. Cualquiera se habría meado encima. Fernando ni siquiera parpadeó. En su mente, la voz seductora del espíritu del sistema, Luna, sonó emocionada: [Maestro… sus almas son tan débiles que ni siquiera sirven como aperitivo. ¿Quiere que los mate yo por usted?] —No —respondió Fernando en voz alta, con una calma aterradora—. Estos doce… los mataré con mis propias manos. ¡DING! [Primera capa de sello rota por voluntad del huésped] [Segunda capa de sello rota por intención asesina] [Tercera capa de sello rota por sed de venganza] [Fuerza física actual: Pico del Reino Formación del Núcleo] [Velocidad actual: 300 metros por segundo] [Defensa actual: Invulnerable a ataques por debajo del Reino Alma Naciente] Un aura dorada y negra, tan densa que distorsionaba el espacio, explotó desde el cuerpo de Fernando. ¡BOOM! El suelo bajo sus pies se hundió tres metros formando un cráter perfecto. Los doce guardias sintieron que su energía espiritual se congelaba por el terror. Marco fue el primero en reaccionar. —¡Mátenlo! ¡Mátenlo ahora! Doce ataques al mismo tiempo. Lanzas, espadas, puños, técnicas secretas del clan… todo cargado con el poder del noveno nivel de Condensación. Cualquiera habría sido reducido a niebla de sangre. Fernando ni siquiera levantó la mano. Solo dio un paso al frente. ¡SWISH! Su figura desapareció. Reapareció frente a Marco Toro. —Primero tú. Extendió el índice y el dedo medio. ¡Pfft! Los dos dedos atravesaron el pecho de Marco como si fuera tofu. El corazón del hombre explotó en pedazos dentro de su propia cavidad torácica. Marco abrió los ojos como platos, sangre saliendo a chorros por la boca. —Tú… ¿cuándo…? Fernando giró lentamente los dedos dentro de la herida. —Siente esto… es exactamente lo que me hiciste hace tres años. ¡CRACK! Arrancó el corazón destrozado y lo aplastó frente a la cara de Marco. El cuerpo sin vida cayó de rodillas y luego de bruces en el barro. Menos de un segundo. Los otros once guardias se quedaron petrificados. Fernando giró la cabeza 180 grados, como un demonio, y sonrió. —¿Quién es el siguiente? ¡Pánico absoluto! —¡Huyan! —¡Es un monstruo! Pero ya era demasiado tarde. Fernando desapareció de nuevo. ¡BAM! ¡BAM! ¡BAM! ¡BAM! Cuatro cabezas explotaron al mismo tiempo como sandías maduras. ¡CRASH! Un guardia intentó huir volando con su técnica de movimiento… pero Fernando apareció encima de él en el aire y lo pisó hacia abajo como si fuera una mosca. ¡BOOM! El cuerpo se incrustó diez metros bajo tierra. En menos de diez segundos, doce cadáveres yacían destrozados en un radio de cincuenta metros. Sangre, vísceras, cerebros… todo mezclado con el barro y la lluvia. [Ding! Misión «Primer Sangrado del Regreso Invencible» completada con perfección] [Recompensa otorgada] [Técnica Prohibida «Puño que Aniquila los Cielos» – Nivel Divino Inicial adquirida] [10 000 puntos de ira obtenidos] [Cuarta capa de sello rota automáticamente] [Nueva fuerza física: Primera etapa del Reino Alma Naciente] Fernando respiró hondo. El olor a sangre le resultaba… nostálgico. Luna apareció flotando a su lado, lamiéndose los labios. —Maestro… qué deliciosamente cruel. Me encanta. Fernando ignoró al espíritu y miró hacia la muralla principal. En ese preciso momento… ¡BANG! La enorme puerta de acero espiritual de la familia Valdés se abrió de golpe. Cientos de guardias, ancianos y discípulos salieron corriendo, alarmados por la explosión de energía. En primera fila… Valeria Valdés y Liam Ferroc. Valeria vio los doce cuerpos destrozados y frunció el ceño. —¿Quién se atrevió a matar a los perros de nuestra familia? Entonces sus ojos se posaron en la figura solitaria parada en medio del campo de cadáveres. Fernando, cubierto de sangre ajena, pero sin una sola herida. Los ojos de Valeria se abrieron como platos. —Tú… ¿Fernando? Liam Ferroc entrecerró los ojos, sintiendo peligro por primera vez en su vida. —¿Quién eres tú realmente? Fernando levantó lentamente la cabeza. La lluvia seguía cayendo, pero cada gota que tocaba su cuerpo se evaporaba al instante por el calor de su aura. Sonrió. Una sonrisa que hizo temblar a todos los presentes. —Valeria… mi querida ex-esposa… —Liam Ferroc… el “genio” que me reemplazó… Su voz resonó como un trueno en todo el valle. —Hoy… —Empieza el verdadero infierno para todos ustedes. Entonces dio un paso al frente. ¡CRACK! El suelo bajo su pie se agrietó en un radio de cien metros. Todos los guardias retrocedieron instintivamente. Valeria sintió que su corazón se detenía. Porque en ese momento… Reconoció esa aura. Era la misma aura que había sentido en las leyendas antiguas… La aura del Guerrero Supremo que destruyó medio universo hace diez mil años. Fernando alzó la mano derecha lentamente. Una bola de energía dorada y negra, del tamaño de una cabeza humana, se formó en su palma. Dentro de esa bola… parecía contener un universo entero siendo destruido y renaciendo al mismo tiempo. —Técnica Prohibida… —Puño que Aniquila los Cielos… —Primera forma: Juicio de los Nueve Infiernos. Los ojos de Liam Ferroc finalmente mostraron terror puro. —¡NO! ¡ESPERA! Pero ya era tarde. Fernando sonrió por última vez. —Y esto… es solo el comienzo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD