Capítulo 1: Detective Stone

3697 Words
El sudor de mi cuerpo cubre gran parte, puedo sentir las gotas cayendo lentamente por mi espalda, el sentir de sus labios en mi cuello, la textura de sus labios recorriendo cada pequeño lugar. Sus manos pequeñas y sutiles encajadas en mi cabello y la forma en que se mueve es atrapante. Me tira en la cama y ella se posa encima de mí, puedo ver el reflejo del sudor de su cuerpo blanco y pálido, sus curvas pueden hipnotizar hasta el mejor mago de la historia. Mis grandes manos se encajan en sus caderas apretándolas, el movimiento de su cuerpo encima de mi m*****o hace que quiera gruñir, pero aun así no puedo dejar de recorrerla con la mirada. Es una diosa encima de mí y yo soy un simple mortal que estaría a sus pies si ella me lo dice. Toma mi m*****o en sus manos y suavemente la veo levantarse y comenzar a bajar dejando que la suavidad de su centro me atrape, es caliente y estrecho como cada una de las veces que ella me dejo entrar. La amo, la amo como si mi vida dependiera de ello. **   Un gran tiempo atrás… Detective Jordán Stone   Mi cuerpo está casi en al borde  de la adrenalina, estoy casi en el suelo mientras que mi mano está bajando la cabeza de la detective Caine. Se supone que estaríamos deteniendo a una banda de mafiosos pero resulta que no solo son vendedores de armas, sino que nos encontramos frente a frente con el mismo Máximo, el jefe de la mafia Irlandesa. -¡No pudiste callarte!- golpeo el hombro de mi compañera cuando esta está cubriendo su cabeza con sus antebrazos. -Si nos dirigimos a la parte trasera estoy seguro que puedo dar en el blanco- ella susurra mientras caigo en el suelo cuando el sonido de la metralleta nos perfora el oído. Veo como las balas traspasan el material del vehículo. Miro a Caine y esta asiente. -¡SALGAN!- la voz es fuerte y clara. Miro hacia mi espalda y encuentro a Richard apuntando con su arma por el visor, es poco sutil cuando da un disparó y captan su posición. La adrenalina de vivir estas situaciones son las que me han hecho ser policía, los grandes cuentos de mi tío hicieron en mí una gran hazaña. Cuando escucho los disparos hacia Richard salgo corriendo casi agachado detrás de la detective Caine. Nos levantamos y saltamos una de las paredes y caemos dentro del lugar. Los hombres están corriendo de un lado a otro buscando sacar el cargamento de droga, pero ahora ella está sacando su arma y le esta colocando el silenciador. -Lo haremos juntos- no me giro ni un segundo a mirarla cuando mi silenciador está ubicándose en mi arma. –Derecha, mío- asiento y apunto al hombre de la izquierda. Ella está apuntando a Máximo mientras que yo apunto a Guillermo, el mano derecha del gran mafioso. -Si todo sale mal, nos encontraremos en el infierno- murmuro y ella deja salir una risa. -Todo un hecho, Stone- el conteo suave que tiene ella me hace saber que es el momento. El disparo es directo y mortal y nadie lo vio venir cuando impacto en el pecho del hombre. Caímos de rodillas y luego al suelo colocando nuestros antebrazos en la cabeza para resguardarnos de la ráfaga de disparos que nos atacan. Alzo mi rostro y suelto una carcajada seguida de la de ella. -¡Lo hicimos!- suelto mientras nos arrastramos.   ** Una semana después…   La calma que está ocupando el amplio lugar en mi oficina luego de tanta acción en mi vida no es nada comparado a lo que siento en el interior. Todo es un desastre y al fin del día siento que cada vez está creciendo. Nada paso como pensé pero ¿Acaso algo ocurre siempre como uno quiere? Obviamente no, y si pasa es porque algo no está bien. Dejo caer mi cuerpo en la silla gastada por los años de servicio en esta estación, quisiera poder acceder a otra pero sé que no es el momento ni la situación para pensar en esas niñerías de gente con presupuesto. Todo en mi escritorio es un sumo desastre, no puedo dejar de ver los documentos que están esparcidos y algunas fotos a diestra y siniestra. Los archivos deberían ser organizados de una forma diferente pero no, ahora me encuentro tratando de ordenar todo este desastre. ¿Cómo es que aún no hemos podido atrapar al violador de Sarah Walth? Mis manos se vuelven de nuevo la lija por todo mi rostro. La molestia me está consumiendo, estos casos cada día se vuelven un poco más complejos, o cada día nace un asesino peor que el anterior. Me iré por la segunda opción. Cada día la sociedad se vuelve más desastrosa, menos compasiva, más cruel y más buscadora de sangre. Y yo, yo estoy en el centro tratando de mantener la ley intacta. Estoy hundido en la mísera y el desorden de todo a mí alrededor pero un toque a mi puerta me hace alzar mi rostro. -Adelante- respondo al toque de la puerta, uno de los oficiales entra con una carpeta en su mano, no tarda mucho en dejarla en la esquina de mi escritorio cuando estoy viendo como mi compañera, la Detective Caine está entrando también a mi oficina. -¿Qué ocurre?- ella le pregunta al oficial y este alza la carpeta. -Un hombre muerto, dicen que es un accidente pero algunos de los especialistas dicen que no les parece, el hombre está siendo trasladado-  dice el quitándole la importancia –Muchas personas mueren diariamente a base de accidentes así que no veo cual es el dilema- su respuesta es práctica y él tiene sentido, los accidentes existen. -¿Accidente?- mi compañera alza sus cejas y toma el caso -¿Y porque New York tiene que ir a un caso de los Ángeles? ¿Acaso ellos no tienen sus propios oficiales?- las pregunta que ella hace son buenas. Mi compañera la detective Calleigh Caine, ha trabajado en varios grupos fuerte, es una mujer que no se doblega y puede hacer que cualquier otro pueda hacerlo. Es determinada y muy astuta, siempre encuentra las palabras exactas para decirle o preguntar a un sospechoso. Y hasta hora, en mis años de trabajo a su lado, no he conocido a una persona que la lleve al punto máximo de irritación, es más, ella es la causante de incluso una exaltación de los sospechosos logrando que ellos destapen su verdadera personalidad. -Tampoco lo entiendo- el hombre nos mira con la misma duda que está manteniendo Caine en estos momento, ella toma la carpeta y la abre para revisar un poco lo que dentro aunque ni siquiera yo mismo la había visto, ni siquiera me dio tiempo. Intercambio miradas con el oficial mientras la ve a ella sentarse en la silla disponible, aún no despega la mirada del informe. -¿Ocurre algo? Detective- me inclino un poco sobre el escritorio esperando que mi compañera me diga que es lo que observa mientras que le hombre detrás de ella está mirando por encima de su hombro. Ambos ladean la cabeza, ella alza la mirada y este niega haciendo una mueca. -Aun no entiendo porque nos quieren- ella cierra el folio y lo deja encima del escritorio. Yo no aguanto nada y estiro mi mano para tomarla y poder darle un vistazo a lo que ellos vieron. La primera fotografía es la de un hombre, es visualmente agradable según el perfil de las mujeres, aunque aún no he visto a ninguna correr a mis brazos como deberían de hacer, aunque mejor no sigo estereotipos. “Jordán Jones” Cuando alzo la fotógrafa me encuentro con otras dos. La primera se puede ver al hombre con su cabeza sobre el plato ya partido por un pequeño costado y sus ojos muy abiertos en dirección hacia la calle. En su boca una cantidad de espuma. En la siguiente fotografía se puede ver al hombre desde el otro ángulo, su mano esta encogida como si él hubiera estado tomando un vaso, pero realmente el hombre no tenía un vaso en la mesa. Así que alzo el informe y leo un poco sobre él. Se relata que el hombre había estado bebiendo vino en una copa y comió de una bandejas de aperitivos exclusivos para él, pero se no notifica exactamente quien había mandado eso, incluso se notifica que él no había hecho pedidos hasta que su acompañante llegara. Eso lo relato el que recibe en la entrada del restaurante. Así que podemos descartar el vaso ya que estaba bebiendo en una copa, entonces ¿Por qué tiene recogida la mano? El mesero se negó a presentar un testimonio, el solo alego que entrego lo que le habían mandado desde la cocina, él no se encarga de cocinar, solo de servir. -Sospechoso- susurro mientras sigo leyendo algunas partes del informe que me causan intriga. Dejo la carpeta abierta en el escritorio y me acercó lo más que puedo arrastrando mi silla para alzar la primera hoja y seguir revisando la segunda. En una de las declaraciones: “Ella estaba sentada a las afueras del restaurante, su vestido era pulcro y n***o, un gran sombrero encima de su cabeza que cubría parte de su rostro. Era una maravilla hecha mujer, no pude apartar la mirada de su rostro y por un breve momento los hermosos ojos de tonalidad azul me atraparon. Sus gafas la cubrían y en medio de la noche era casi un dilema observarla. Una diosa hecha mujer” esto lo dijo un hombre que prefiero mantener su identidad. “El hombre llego aquí y mantuvo su identidad. Su nombre era Rigoberto André. No creo haber escuchado eso en otro lugar más que en Italia. Asumo, he visto a unos hombres con ese nombre pero él no tenía muchos rasgos que provengan de ese país. No quiero sonar racista pero sus facciones eran diferentes. Se sentó en una esquina y tomo su comida y su copa de vino, recibió su pago y salió luego de que el señor Jones había fallecido” declaro Guillermo. Mesero de Rigoberto André. “Su tono de voz o mejor dicho su acento era muy Neoyorkino” Recepcionista, Alfredo. -¿Tenemos un tono de voz? O mejor dicho ¿Tenemos un acento?- pregunte sin apartar la mirada de los documento. -¿Acento?- hacen la pregunta con intriga los dos que aún permanecían en la oficina. -Si ¿Tenemos acento?- vuelvo a preguntar mirándoles y esto niegan –No lo sabremos porque todos somos de esta ciudad, pero si viajáramos a Italia quizás allí si puedan diferenciar nuestro acento Estadounidense al Italiano- dejo caer mi cuerpo –No le veo sentido a esta declaración ¿Neoyorkino? Entonces el habla que ¿Angelino? O lo que sea-  agito mis brazos pero me levanto de mi silla bajo la mirada de la detective. -¡Hey Stone!- ella me toma del brazo –Cálmate- asiento y tomo la carpeta para comenzar a salir del lugar -¿Para dónde vas?- me pregunta un poco desorientada mientras cierro todo. -Vamos a Los Ángeles, si nos han mandado a ir, debemos ir- ella asiente y va corriendo a su oficina, espero en la entrada y viene corriendo con su chaqueta de color beige colocándose rápidamente. -Me haría bien un poco de sol- sonrió hacia ella y salimos de la estación mientras vamos rápidamente a buscar el auto -¿Viajamos?- asiento y arranco el vehículo. **   Unas horas más tarde…   Estamos bajando del avión casi corriendo, Caine está pisándome los talones por lo veloz que estoy pasando por todo el aeropuerto. Se supone que antes de subirnos recibimos el mensaje de nuestro jefe diciendo que debíamos estar antes de caer la tarde y curiosamente ya van hacer las 4:00pm y estamos sobre la marcha. -¡Rapido!- digo mirando hacia atrás a Calleigh que asiente mientras trata se sostener su chaqueta que está en el brazo. -Detectives Caine y Stone- dice un hombre y ambos nos detenemos. -Nosotros- dice ella con la respiración forzada, su mano se alza con violencia y el hombre se gira a tomarnos la mirada. -Sí, tienen pinta de apurados- dejamos salir un suspiro de molestia y resignación mientras el chofer nos guía rápidamente hacia el auto. –Y no soy su chofer, soy un oficial fuera de servicio- lo miro un poco apenado pero creo que por mi estatura y la forma de mi rostro eso hace que parezca todo menos vergüenza. Subimos las maletas y cierro rápidamente el maletero antes de que el hombre arranque. Ubico mi placa y mi arma en mi cuerpo y vuelvo a colocar mi chaqueta. -Fue un accidente, todos decimos que lo fue, pero algunas conjeturas no parecen apuntar a eso- va un poco rápido y saca la sirena, la pone en el capo del auto logrando que varios autos despejaran  la vía –Espero les dé tiempo de admirar la playa- Calleigh sonríe mirando hacia el gran mar y como todo estaba abarrotado de muchas personas. -Espero tener la cantidad de tiempo suficiente para eso- ella le responde y él le sonríe por el retrovisor, si tienen tiempo puedo llevarlos. Tendré una tarde familiar en mi casa, a las orillas del mar. Ella asiente con una sonrisa y luego cuando estamos dando la vuelta para poder caer una de las tantas calles alejándonos de lo hermoso que puede ser estar cerca de la playa, la seriedad la cubre. -Aquí- él dice y sale del auto junto a nosotros. Nos guía hasta detenernos delante de un hombre robusto y con mirada seria se gira a nosotros. -Detective Caine y Stone- ambos asentimos y estiramos nuestras manos mientras vemos a todos los oficiales alrededor -¿Saben porque han venido?- ambos asentimos y al mismo tiempo abrimos la boca para preguntar. -Si es accidente como se estipula, un alimento que debió caer mal ¿Por qué estamos aquí?- asiento a lo que ella dice, estoy a su costado con mis manos en los bolsillos mientras veo todo alrededor. -El problema no es que sea un accidente, el problema es que una mujer, la que al parecer es la  sospechosa principal- deja algunas carpetas –Vengan- apunta con su cabeza y vamos detrás de él, camina por unos pasillos y entra a una oficina que tiene cristales, es muy hermosa. -¿En qué podemos ser buenos?- pregunto mientras Caine está tomando la carpeta que el hombre le acerca. -Ustedes ya tuvieron que leer eso- lo veo echarle una hojeada más a la carpeta y cerrarla y lanzarla al escritorio de caoba. -Es por el hombre con aspecto neoyorkino ¿Cierto?- pregunta mi compañera ay el asiente. -Según los testimonios, podemos asegurar que el venía con esa misma mujer misteriosa. Cuando el desapareció ella también lo hizo- negamos un poco confusos antes lo que nos estaba confesando el hombre. -No puede ser necesariamente un neoyorkino, puede ser alguien imitando el acento- asiento a lo que dice ella –Miles de personas imitan el acento español y no lo son, o por lo menos también el argentino y no han nacido en ese país- -Me parece un poco desubicado que asuman que es de Nueva York por un acento que ni siquiera creo que exista- sus manos van a su frente y la frota con evidente frustración. -Asumí que ustedes eran los más…- sus palabras quedan un momento en silencio –Adecuados para esta trabajo en nueva york, pero si están diciendo que mi explicación y deducción no tiene sentido entonces ¿Qué hacen aquí?- -No es que no creamos en usted, es que algunas cosas no nos parecen tener sentido- digo un poco más calmado de lo que puede tirar a matar mi compañera. -¿Qué le parece no tener sentido? Detective Stone- me pregunta ahora inclinándose más al escritorio -¿Lo de neoyorkino o la mujer?- su forma de hablar me molesta y mi paciencia también tiene su límite. -Señor, usted tiene razón de decir lo que ha decidido y sus deducciones pueden ser claras en un solo aspecto, pero que un acento parezca neoyorkino no quiere decir que lo sea, ahora si hablamos de la mujer misteriosa, tiene todo el sentido al poder vinculada con el hombre- -La descripción de ella es breve, mujer elegante, usa sombrero constantemente, ropa negra y ojos azules- mi compañera se inclina al escritorio -¿Sabe usted en qué país vivimos?- el hombre asiente mirándola –En estados unidos ¿Y sabe usted cuales son las características principales de un estadounidense?- este aprieta la mandíbula –Exacto, señor. La mayoría tiene ese color de ojos, ahora la elegancia tiene otro punto de vista- -¿Qué quiere decir?- pregunta ahora cautivado por mi compañera. -Que ese tipo de ropa no es usada por una persona que suela trabajar en un gran edificio, ellas solo cuentan con trajes de falda. Ahora una mujer así, debe tener dinero- -De la clase alta- asiento mirándola y luego al hombre –En tal caso, si tanto asumen que es de Nueva York, nos encargaremos de hacer una búsqueda exhaustiva de una mujer con esas características- el hombre un poco más satisfecho asiente. -Por favor, no dude en llamarnos- el asiente y se levanta. -Espero respuestas rápidas- estrechamos nuestras manos con él para salir de la estación. -¡Hey!- Calleigh llama al oficial que nos había traído a la estación y este se gira. -¿Qué tal? ¿Conocieron al jefe?- alzamos la ceja y él sonríe –Todos pensamos lo mismo la primera vez, pero es un gran hombre- asentimos. -Nos puedes llevar a donde tienen el cuerpo del hombre- **   Actualmente…   Siento que mi cuello está siendo apretado, la soga se ajusta a tal punto que mi respiración se atora y mis pulmones ceden ante el ardor de morir ahora. Sus tacones resuenan en la estancia y alzo mi mirada ya borrosa. Pero es inconfundible. -Te dije que te alejaras- su voz suave, profunda y fría me apuñalan. Niego mientras quiero aguantar mis lágrimas pero de solo mirarla allí de pie frente a mí, luego de varios meses hacen que mi cordura se quiebre. La  amo y ella solamente está a punto de acabar con mi vida. -¿Realmente pensaste que me gustabas?- su pregunta no tiene respuesta porque lo último que veo es todo n***o.   -¡NOO!- mis ojos se abren con rapidez y mis manos van a mi cuello con la respiración agitada, dejo caer mi cuerpo en la silla y cierro mis ojos. -Sé que es ella- murmuro mirando hacia la pared y el inmenso mapa desplegado. Miro a cada lado y cada lugar tratando de encontrar un poco de ella, es una estupidez, una muy grande. -¿Por qué no le creí a ese hombre?- rio sin ganas mientras mis dedos se hunden en mi cabello rojizo y lo desordeno cada vez más, es consecutiva la forma en que se está moviendo. -La mujer sofisticada y con dinero, con elegancia y belleza. Todo apunta hacia ella, siempre fue ella y la dejamos perder tan rápido como el agua entre los dedos- Me levanto de golpe mientras mi escritorio tiene una cantidad impensable de fotografías de ella. Mis ojos arden y cada día se vuelve peor, están más rojos y más perdidos en la distancia. Mi barba ha crecido más y el insomnio se ha vuelto mi amigo. -¿En dónde estás?- alzo mis brazos y me recuesto en una de las tantas paredes mientras sigo mirando al mapa. Me acerco y toco cada uno de los lugares en donde fueron asesinados los hombres. -Italia, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido- mis dedos recorren cada uno de esos países -¿En dónde estás?- Mi frente se pega en el mapa y niego sobre la marcha, siento unas lágrimas bajar y el puño golpea encima del papel plegado logrando que algunas fotografías caigan de ella. Me giro con violencia y veo de nuevo mi escritorio. Me acerco y tomo una de las fotografías de ella saliendo del restaurante en Italia, otra de ella abrazada con unos millonarios empresarios en Canadá. Lanzo las fotografías hacia la mesa y siento que mi corazón se va a subir. Y luego me encuentro con la fotografía de ella sentada en la ambulancia junto a la paramédico, la manta cubriendo su cuerpo, la suciedad de su ropa y los golpes en su rostro. -Rubén ¿Quién es realmente Rubén? ¿Qué tan cercano es de Elle? ¿El sabrá en donde esta ella?- tomo la fotografía de él junto a ella caminando por la ciudad de Canadá en ropa deportiva. Algunas cosas son verdades y es el hecho de que ellos tienen que estar vinculados muchos más de lo que ellos le han hecho ver al mundo pero ¿Por qué me siento así? ¿Por qué siento este dolor en el pecho? ¿Por qué la opresión es peor de lo que puedo decir? Me duele saber que él tiene la dicha de tenerla enfrente y poder abrazarla, de poder tocarla, de poder sentir su calor. Elle Russo es una mujer que te atrapa, te consume, te lleva al punto más alto de las sensaciones, incluso sin siquiera tocarte, sin siquiera tenerla. Tomo la chaqueta y dejo todo el desastre en mi oficina, salgo de ella y dejo mis preocupaciones  por un segundo allí encerradas. Coloco mi chaqueta y el frio golpea mi rostro cuando salgo de la estación de policías, veo algunos sentados esperando que algo ocurra en la noche y yo a diferencia de ellos. Ya tengo una revolución en todo mi cuerpo. Una que nunca me vi en la necesidad de tener y que ahora, llego a mi vida tan rápido como se fue. Mi revolución se llama, Elle Russo. Una mujer de la que no se, exactamente nada.  
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