Me quedé de piedra. Sacrificar lo que había entre Kilian y yo... Por quedar a salvo... Sacrificar amor por seguridad. Kondrat me observaba, analizaba cada parte de mi, me recorría una y otra vez con la vista, como intentase encontrar algo con ella.
—Entre su hijo y yo no hay nada... Y menos sentimental—. Me atreví a responder, aunque el tono que usé no fue el más adecuado.
—¿Entonces por qué te mira de esa forma? Jamás había mirado a una bailarina de la manera en la que te mira a ti—. Exigió saber el hombre, terminándose su café.
—No sé de que me habla—. Dije encogiéndome de hombros. Vale, no fue el mejor plan, pero debía hacerme la tonta un poco.
—Bien, así me gusta—. Sonrió con picardía. —Vamos a ver si eres capaz de resistirte a lo que él quiere ofrecer—. Añadió con un tono distant
