Negué varias veces con la cabeza, le di ánimos, intenté calmarla, pero primero necesitaba calmarme yo. Empecé a no darle importancia a la sangre, aunque sabía que me estaba machando la ropa y en cierta parte, las manos. Después de pocos minutos, por fin apareció Kondrat. Con pasos rápidos se acercó a nosotras. Hizo una llamada rápida y se arrodilló junto a Keiko. —¿Qué ha pasado? —Exigió saber sin darle importancia al hombre que conducía el coche. Estaba demasiado histérico para llevar una conversación con él y su prioridad era ayudar y salvar a Keiko. Las lágrimas salieron de mis ojos, sentí como era incapaz de hablar. Estaba en shock, necesitaba calmarme. Kondrat repitió la pregunta una vez más, mirándome fijamente a los ojos. —Discutió con Joon y, y salió corriendo del club... Fui

