Poco más de una semana después, Maxine leía con detenimiento un folleto de información en la sala de espera del consorcio de abogados en el cual se llevaría a cabo la firma del documento del traspaso de las acciones a nombre de su tío Gabriel. Mantenía una pierna encima de la otra y la punta de su pie se movía haciendo círculos en el aire. Le dio la vuelta a la hoja del folleto y continuó leyendo, hasta que escuchó las pisadas acercándose y vio de soslayo por encima del papel. Su tío venía acompañado por dos hombres: uno vestía un traje gris oscuro y el otro uno n***o, y también cargaba un portafolio en una de sus manos —¿Sola, sobrina? —preguntó Gabriel cuando se paró frente a ella. Maxine dobló el folleto con suma tranquilidad, sin prisa alguna, y lo colocó en la misma mesita de donde

