Pov Ingrid
Nuevo mensaje entrante zarpa y garra
Ava:
No puedo creer que al fin tu padre te dejo ir. ?
Charlotte:
Yo aún sigo sentada porque creo que todo esto tiene una explicación científica, segura que tu padre no tiene un derrame o algo así???
Emma:
Que exageradas, de seguro la Luna Dulce lo dejo a pan y agua hasta que cedió a sus deseos.?
Ava:
???, eso es algo que tenemos que hacer las demás.
Charlotte:
Claro como tu ya tienes mate...?
Yo:
Chicas, podemos centrarnos en lo importante? Estoy súper nerviosa y no sé si les caeré bien a mis suegros.
Ava:
Tiene que ser una broma, olvídate de los suegros y céntrate en tu colmillitos
Evelyn:
Lo siento chicas, acabo de levantarme y veo muchos mensajes, resumen porfa ?
Emma:
El Alfa Adam a dejado que Ingrid se valla con su tua cantante, le ha regalado un billete de avión en su cumpleaños y ahora está en el aeropuerto para coger el avión hacia la felicidad.
Evelyn:
??? vale, ya estoy despierta del todo. Que fuerte, seguro no se dio un golpe en la cabeza?????????
Charlotte:
??pensé casi lo mismo.??
Yo:
Chicas embarco ya, desearme suerte.
Emma:
Suerte amiga y mantennos informadas de todo.
Ava:
Eso y no te olvides de contarnos lo picante de esta noche. ???
Charlotte:
Pásalo bien amiga y si necesitas ayuda ya sabes que iremos donde sea.?
Evelyn:
Recuerda relajarte esta noche y no le des muchas vueltas, se feliz y aquí nos tienes amiga.
Yo:
Hasta pronto chicas,??? sois las mejores.
Salgo del chat y me encaminó a la puerta de embarque para presentar mi billete y poder entrar, me despido del chófer de mi padre que está a punto de ponerse a llorar por mi ida, intento hacerlo lo más rápido posible porque yo también lloraré.
Dejar el que fue mi hogar durante tantos años es más duro de lo que hubiera imaginado, las manos me sudan y el corazón late desbocado. Mi cabeza está llena de ideas de nuestro encuentro y aunque pueda ver el futuro, solo se mantiene fijo para los demás, el mío siempre cambia con cada decisión que tomo. Pero aún así somos felices juntos y eso es lo que importa.
Esta noche no será nada fácil para mi padre, sabe perfectamente lo que va a ocurrir, mi madre lleva hablándome de este momento años y lo he atesorado como un gran regalo. Por mucho que haya coqueteando con otros para poner a mi padre de los nervios mi príncipe es el único al que me entregaré.
Abrocho mi cinturón de seguridad de primera clase y me quito los zapatos para ponerme las pantuflas que tienen preparadas, bajo la ventanilla para que mi cubículo quede completamente a oscuras y me pongo los cascos para ver una película.
Una vez el avión a despegado y nos podemos mover con completa libertad saco todo mi set de maquillaje para ver si estoy perfecta. Una azafata se acerca para tomar nota de mi menú y le pido algo de beber mientras espero.
Estoy tan nerviosa que sería capaz de dejar a un humano completamente seco. Recibo mi menú y compruebo que no tenga nada que valla a dejar mal aliento que perdure. La comida como siempre, en primera clase es más decente que la de turista y una vez termino, corro la cortina de mi espacio para que los demás pasajeros no me vean, recuesto mi asiento casi por completo y me quedo dormida terminando de ver la película.
Despierto cuando estamos a punto de llegar y primero busco en mi bolso mi pequeño espejo para ver que el maquillaje este bien y retoco un poco más el labial. Me abrocho de nuevo el cinturón colocando bien el asiento y siento ese hormigueo recorrer mi cuerpo durante el descenso. Las manos me sudan más que antes cuando tocamos tierra y soy casi incapaz de volver a ponerme los zapatos.
"Tranquila, todo saldrá bien."
"Lo sé, es que estoy demasiado nerviosa, solo quiero que esto salga bien."
"Con ellos a nuestro lado todo saldrá bien, hazme caso."
Adoro a mi parte vampira pero cuando la conocí el disgusto fue tal que estaba dispuesta incluso a hacer una locura, algo que se disipó en mi mente cuando pase el día con mi hermano y vi las ventajas de tenerla conmigo.
Me despido de las azafatas y cojo mi bolso colocando mi melena hacia un lado. ¿Le gustara mi nuevo color de pelo? Si hubiera sabido antes que me regalarían habría ido a la peluquería.
Veo un cartel con mi nombre saliendo y me dirijo al hombre alto y de cara sería.
- Hola - digo tendiendo la mano. - Yo soy Ingrid Dagger - extiendo más mi sonrisa pero solo recibo una mirada de arriba abajo y estira su mano para coger mi equipaje.
No se si le caigo bien o mal pero al menos podía responderme, le resto importancia al gesto y camino detrás de él sacando el móvil del bolso.
6 llamadas perdidas
10 mensajes
Miro primero las llamadas perdidas y tengo una de mi madre y como no, cinco de mi padre.
"Déjame adivinar de quien son los mensajes..."
El sarcasmo de mi querida Margo me encanta, en eso somos iguales. Nos encanta el sarcasmo y la ironía.
Papá Alfa ?:
Ingrid, acuérdate de llamar cuando aterrices.
Papá Alfa ?:
Ingrid, llámame.
Papá Alfa ?:
Ingrid, no me hagas llamar a la manada de Kayla ...
Papá Alfa ?:
Ingrid deja de ignorar mis mensajes y responde.
Resoplo con fuerza soltando todo el aire de mis pulmones y doy una bocanada grande de aire al llegar al coche. El hombre alto se acerca a la parte de atrás del coche y me abre la puerta para que entre.
- Gracias - digo con una nueva sonrisa en mi cara. Una vez la puerta se cierra marcó al teléfono de mi padre que seguro estará que se sube por las paredes.
-Ingrid, que sea la última vez que ignoras mis llamadas.
- Lo siento Papá, pero estaba ocupada sacando humo de tu tarjeta.
-¿Qué? Te dije que solo la uses en casos de emergencia.
- Evitarte era una emergencia y además, relájate que acabó de salir del avión. No he tenido tiempo de hacer nada aún.
El hombre alto cerró el maletero y se sentó en la parte del piloto, se abrochó el cinturón y arrancó.
-Ingrid sabes que no me gustan tus bromas, es la primera vez que estás fuera de casa y no quiero que te pase nada.
-Papá, ambos sabemos que no es la primera vez que estoy fuera de casa, de la manada puede, pero creo que ambos sabemos que este momento llegaría en algún momento.
-¡¡Adam Dagger, cuelga ese teléfono ahora mismo!! - justo a tiempo, mi madre nunca defrauda.
-Pero yo...
- Pero nada, ¿Quieres hacer el favor de dejarla en paz? Suelta ese teléfono ahora mismo.
-Yo solo...
- ¡¡Tu nada!! - una leve risa salió de mis labios pero rápidamente retomé la compostura al chocar con los ojos negros de aquel hombre. - Si no sueltas ahora mismo ese teléfono te arrepentirás.
- Papá, quizás te vendría bien llevar a mamá a cenar, os vendrá bien un tiempo a solas.
- Ingrid yo...
La llamada se corto y solo pude mirar a la pantalla del móvil porque si, tal y como había visto, mi madre le dio tal colleja que el teléfono chocó contra el suelo haciendo la pantalla añicos.
- Perdona, -dije al conductor - Es el primer viaje que hago fuera de mi ciudad completamente sola.
- No se disculpe y yo no escuché nada si es lo que desea.
- Si por favor. - Suspiré.
- ¿Quiere ir directamente o quiere hacer algo antes?
- ¿Podríamos hacer una parada antes? - dije guardando el móvil en el bolso y topando mi mirada con la cartera.
- Lo que desee Señorita Dagger.
- Llámeme Ingrid por favor. ¿Cómo se llama usted? - pregunté recordando que en ningún momento había intercambiado información.
- Jefry Jeferson, y estoy a su entera disposición.
Quise reír con el nombre pero no podía hacerlo en su cara. Era de mala educación, pero me parecía gracioso ver a sus padres poniendo ese nombre, se lo trabajaron, Margo se lo estaba pasando genial mientras yo apretaba los labios.
- ¿Puedo llamarle J.J.? Me parece mejor y más corto.
- Le agradecería que no lo hiciera.
- Tontearías - dije moviendo mi mano y acomodándome en el asiento. - Ayudará a que nos llevemos mejor y tu solo llámame Ingrid, nada de Señorita por favor. Y ahora, dime, ¿Qué les gusta a mis suegros?
Una vez terminé las compras nos pusimos de nuevo rumbo a mi nuevo hogar. Salimos de la ciudad y atravesamos el camino que daba a la manada de Kayla, pensé que estaría cerca pero nada más lejos de la realidad, dejamos la carretera principal hace tiempo y fuimos por caminos de tierra hasta llegar al pie de una montaña. Con un mando a distancia apuntó hacia la pared de piedra y ella se disipó dejando un túnel oscuro que empezamos a atravesar.
- Es magia. - Aclaró seguramente al ver mi mirada a través del espejo que inspeccionaba el alcance de la magia.
- Lo sé, mi tía es bruja y una de las mejores a decir verdad, de seguro ha oído hablar de ella, se llama Katrina Dagger. Tiene una academia bastante grande. Estas cosas no me sorprenden mucho.
Al llegar al final del túnel el lugar que encontré era realmente fascinante, era una mezcla de edad moderna y edad victoriana, toda la ropa que llevaban era algo que nunca habría imaginado, las casa de la parte más baja del clan eran de madera y algunas necesitaban arreglos, solo algunas carreteras estaban asfaltadas, el resto eran caminos de tierra, había muchos carruajes tirados por caballos y era raro ver un centro comercial en mitad de una zona llena de tabernas de mala muerte. Esto si que no me lo esperaba para nada.
Seguimos subiendo hasta llegar a la parte más alta de todas.
El castillo.
Un hombre uniformado salió para abrirme la puerta y me tendió la mano para que me sirviera de apoyo.
- Gracias - Dije recogiendo mis cosas del asiento.
- Por aquí Señorita.
"Parece que ya se olvidó de nuestra conversación."
"No importa, ahora mismo estoy tan nerviosa que le voy a restar importancia."
Mis zapatos de tacón de aguja no eran lo mejor para caminar por aquel lugar así que siendo yo misma me descalcé y adelante a J.J. con todas las miradas sobre mí, abrieron las puertas principales y me sorprendió la gran decoración e iluminación del lugar.
Solo con ver el enorme recibidor y que tenía cuatro salidas sabía que me perdería en aquel lugar tan grande.
Un agradable y embriagador olor a fruta de dragón llegó a mi nariz, aspiré con fuerza cerrando los ojos y deje que me invadiera por completo. Salí corriendo por el pasillo situado al fondo a la derecha, dejando que fuera mi nariz quien me guiará. Llegué a un enorme salón completamente vacío y solo se podía escuchar mi respiración agitada.
- ¿Te has perdido? - una voz, suave, armónica, melódica como una canción que hace que mi corazón se encoja y expanda por igual, acariciaba mi piel.
- No, ya encontré lo que buscaba - respondí girando sobre mis talones encontrando sus ojos verdes.
Sus manos fueron a mi cintura y los nervios se apoderaron de nuevo de mi ser, dejé caer los zapatos sin apartar la vista y mis manos fueron ascendiendo con cautela por sus brazos hasta llegar a su rostro. Una de mis manos viajo a su mejilla y su agarre se hizo más fuerte acercándome a su cuerpo, haciendo que mis ojos viajarán a sus labios, tal y como el había echo conmigo. La distancia se iba acortando y el aire me faltaba, una de sus manos ascendía por mi espalda mandando una corriente eléctrica a mis mejillas.
Su nariz chocaba con la mía y mis ojos seguían pegados a sus carnosos labios, una sonrisa se dibujo en su rostro y busco mis ojos a tan corta distancia.
- Dime, ¿Qué fue lo que encontraste? - su aliento chocaba directamente sobre mis labios y solo pude cerrar los ojos por completo deleitándonos con su voz y el aire caliente que salía de su boca.
- Al amor de mi vida - susurré de manera entrecortada.
Sin poder decir más sus labios se unieron a los míos, algo dulce, único, un baile guiado por él y seguido por mi timidez, atesoraba este momento y él supo verlo y guiarme hacia un abismo lleno de una pasión que comenzaba a arder en mi interior, nos separamos por falta de aire pero por poco tiempo, aprovechó mi boca entreabierta para explorar toda mi calidad bucal con su húmeda lengua en un nuevo beso más intenso que el anterior, buscando con su lengua la mía para un hacer mi experiencia más intensa de lo que ya era. Su mano en mi nuca guiaba el movimiento y yo solo pude enterrar mis dedos entre su cabello para que no me separará nunca.
Ojalá este momento no tuviera fin.
Su agarre se fue haciendo más suave y nuestros labios se separaron poco a poco, paso su pulgar por sus labios mordiendo su propio labio inferior y solo ese gesto hizo que mi intimidad se humedeciera de inmediato.
- ¿Has tenido buen viaje? - Asentí sin poder articular palabra. - Deja que te lleve a tu habitación, puedes descansar hasta la hora de la cena.
- Estoy bien, no estoy cansada. - Sin querer bostecé y él solo pudo reír. Se agachó a coger mis zapatos y antes de levantarse por completo me cargó como a una princesa - Mi príncipe. -Reí pasando mis dedos por su cabello.
- Mi princesa - respondió acercando su rostro al mío para que le diera un nuevo beso.
Recostada sobre su pecho, sin dejar de ver su perfilada mandíbula, su cuello alargado y fino pero fuerte, el lunar de su frente, todo en él me parecía perfecto, todo él era realmente perfecto.
Llegamos a una puerta y la abrió sin soltarme, cuando la atravesamos cerró con el pie y camino hasta la cama de tamaño king, me dejó con cuidado completamente recostada y cuando pensaba que se iba a separar se recostó encima abriendo mis piernas con su rodilla, el aire dejó de ir a mis pulmones y el calor volvió de nuevo, su rodilla siguió subiendo haciendo que las abriera más de lo que estaban.
- Dime, ¿He sido él único?
- ¿Él único? - pregunté confundida viendo ese destello violáceo en sus ojos.
- Él único hombre en tu vida que ha tenido el placer de besas tus sabrosos labios.
"Madre mía, si sigue hablando me voy a derretir."
- Sí. - murmuré sintiendo sus manos acariciar mis costillas por encima de la ropa. Su rodilla subió un poco más de manera peligrosa a mi sexo realmente humedecido.
- Eso quiere decir que jamás... - Su mirada estudiaba mi rostro y miré hacia otro lado con algo de temor y vergüenza - No te avergüences mi princesa, - respondió tomando mi barbilla para que girara el rostro en su dirección. - Es todo un honor saber que te has guardado para mí y haré que sea realmente especial, pero no puedes mirar. ¿Lo prometes? - Asentí sin poder decir nada.
Prometí no echar un vistazo a esa noche usando mis dones así que no lo haría, intentaría relajarme e intentar disfrutar del momento. Se separó poco a poco de mi y el aire volvió a mi cuerpo, me quedé allí tirada en la misma posición que me dejó y sin dejar de mirarme se acerco a la puerta.
- Te veo a la noche, cualquier cosa puedes llamar a Jefry, esta en marcaron rápida, en el dos. - Dijo señalando el teléfono en la mesilla de noche.
-¿Quien está en el uno? - Pregunté incorporándome un poco.
-Yo. Ahora descansa, te espera una larga noche.