Capítulo Cinco

3101 Words
Jackson POV Veo a mi madre tratando de procesar la información que nos dio Julieta antes de que se desmayara. Mi hermana está en mis brazos totalmente inconsciente y lastimada. Herida. Mi lobo Rex ruge por la sangre de las personas que lastimaron a mi familia, pero mi instinto asesino está tratando de hallar una explicación lógica ante la revelación de mi hermana. -¿Qué hacemos mamá?-. Preguntó finalmente. Mi madre siempre ha sido mi modelo a seguir, si bien mi padre era una gran admiración mamá era definitivamente todo lo que yo aspiraba a ser algún día. Un gran Alpha, una buena pareja, y un gran padre. -Esto no cambia nada, mate o no mate tú hermana fue lastimada. Y eso no se perdona, llévatela de aquí, me encargaré de buscar a las ratas que hicieron esto-. Dice al final muy seria y sus ojos adquieren ese brillo asesino que tanto miedo infunde en los lobos. Trago saliva y pregunto algo nervioso. -¿Y qué pasara si los encuentras?, digo, al fin y al cabo es el compañero de Julieta, le puedes hacer más daño inconscientemente-. Mi madre pone los ojos en blanco y se gira, camina un par de pasos y se agacha para buscar el rastro. -El macho en cuestión tiene suerte de ser pareja de tú hermana, lo dejaré vivir solo el tiempo suficiente para que Julieta decida que quiere hacer con él. Si lo que decide es que quiere pasar el resto de sus días sola yo le cumpliré ese capricho con gusto. Y si decide aceptarlo, bueno pues, más le vale al cachorro estar preparado para lo que le espera. Ahora ve y cuida de tú hermana-. -Si Alpha-. No la llamo mamá porque eso último fue una orden, no una petición, así que hago lo que me pide y me alejo. No pasa mucho tiempo antes de que escuche el sonido de ella transformándose seguramente para facilitar la caza. Yo no puedo hacerlo porque tengo que llevar a Julieta en mis brazos pero eso no quita que empiece a correr a la mayor velocidad que pueda sin arriesgarme a dañarla más. De camino a la mansión puedo ver a muchos lobos corriendo en dirección al bosque, más en específico al punto donde encontramos a mi hermana. Veo a lobos plateados más que nada, incluyendo a Logan y a Dannia con expresiones serias. Realmente mis padres no jugaban en cuestión a la seguridad de sus hijos. No me tardé mucho en llegar a la mansión que era mi hogar, las puertas se hallaban abiertas de par en par y en la entrada mi padre y su Beta nos esperaban. El rostro de mi padre estaba pálido y con una mirada mortal en sus ojos dorados que los hacían ver inusualmente fríos. No di ni un paso dentro antes de que él me quitara el cuerpo de Julieta de mis brazos para sostenerlo él. Trate de no molestarme por el hecho de que me ignoro completamente, pues su única hija, mi única hermana había sido atacada en nuestro territorio. Pero no pude evitar que una pinchada de irritación me recorriera entero. Ni siquiera me dejo explicarle la noticia antes de que desapareciera escaleras arriba con Noel. Que a diferencia de mi padre me dedico una breve mirada y un asentimiento, sabiendo que mi hermana ya estaba en manos capaces seguí el rastro de mis hermanos hasta la sala, donde efectivamente los encontré. Julian estaba sentado en el sofá a lado de Leonardo mientras que Jace caminaba como un lobo enjaulado de un lado para el otro. Mis hermanos estaban visiblemente sucios por la caza que estaban llevando a cabo en el momento que Julieta aulló por ayuda. Un escalofrío le recorrió por la espalda. Jamás había pensado que iba a escuchar un llamado de auxilio dentro de los límites de su manada, muchísimo menos por parte de su hermana menor. Había estado cerca de su madre cuando esté había resonado por el bosque y ambos se habían quedado sin saber que hacer por unos segundos, demasiado conmocionados como para saber cómo reaccionar, pero después su madre respondió y salió corriendo con Jackson detrás de ella. Ver a su hermana pequeña tirada en el piso del bosque sangrando era la cosa más difícil que tuvo que presenciar en sus veinte años de existencia. -Jackson, ¿Dónde está Julieta?, ¿Está bien?, ¿Qué fue lo qué paso?-. Jace lo ataco con preguntas cuando se dio cuenta de su presencia, y no lo podía culpar, los mellizos tenían una relación bastante estrecha. De la misma manera que Julian y él la tenían. Un suspiro salió de sus labios y sus manos despeinaron su pelo. No estaba muy seguro de lo que iba a decirles sus hermanos. -No sé qué fue lo que paso, cuando mamá y yo llegamos Julieta ya estaba herida y en suelo, no había nadie más en el área, pero si reconocí el aroma de otras tres personas. Nuestra hermana está con mi padre y Noel que están atendiendo sus heridas, no tengo la menor idea de quién está detrás del ataque, pero mamá se quedó buscando su rastro. Logan y Dannia están con ella igual que la mitad del escuadrón de élite de mamá. No me sorprendería que los responsables estén corriendo por sus vidas en este momento. Mamá quiere ver sangre-. Eso último lo digo no muy convencido, no tengo la menor idea de lo que iba a hacer con el mate de Julieta. Vaya, no sé qué voy a hacer yo con esa información. Mi hermanita bebé con un mate, un macho que se la va a llevar de nuestro lado, un macho que en lugar de cuidarla y protegerla la dejo ahí, tirada, sangrando. Dejo escapar un gruñido bajo, no conozco al sujeto pero definitivamente no merece a mi hermana. -Mamá va a despedazar a los culpables cuando los encuentre, y tengan por seguro que no pisara la casa hasta tenerlos entre sus garras-. Dice Julian muy serio y Jace y yo asentimos. Leonardo se remueve incómodo en el sofá y le lanzo una mirada irritada. ¿Qué demonios hacía aquí sentado de todas maneras?, no conocía a Julieta de más de unas horas y aun así estaba esperando noticias suyas como si se conocieran de toda la vida. -Voy a ir a verla, necesito asegurarme de que está bien-. Anuncia Jace con intenciones de abandonar la sala pero lo tomo del cuello y lo lanzo al sofá para impedirlo. -Quieto cachorro, no hay nada que puedas hacer en estos momentos más que sentarte y esperar noticias de mi padre. Además de que hay otra cosa que tengo que contarles-. Jace gruño y se cruzó de brazos molesto por ser reprendido pero se quedó callado. Esa era la diferencia con los mellizos, Julieta jamás hubiera acatado mis órdenes con tanta facilidad, oh no, mi hermana tenía demasiada sangre Alpha en sus venas como para agachar la cabeza ante cualquiera- Cuando encontramos a Julieta ella estaba al borde de sus fuerzas, antes de desmayarse alcanzo a decirnos una revelación un tanto preocupante. Solo dijo una palabra- Tomo una respiración antes de continuar -Ella dijo, mate-. Dejo caer mis palabras como una bomba y las reacciones de mis hermanos no se hacen esperar, ambos se paran de donde estaban sentados, y mientras Julian mantiene una especie de calma Jace parece estar a punto de perder los estribos y transformarse. -¡¿Fue su mate quién la lastimo?!-. -¡Voy a matar a ese desgraciado cuando lo tenga en mis manos!-. -¡¿Dónde está?!-. Esos y cientos de comentarios más fueron lo que salieron de los labios de ambos. Sin embargo la reacción que más me sorprendió fue la del nuevo m*****o de la familia, que palideció y su mirada se volvió angustiada para después serenarse y pretender que no pasó nada, se puso de pie y se despidió de mi con un movimiento de cabeza antes de desaparecer. Que extraño. Ese sujeto esconde algo Jack, no me agrada ni un pelo. A mí tampoco me agrada Rex. Tendremos que vigilarlo muy de cerca. Cuenta con eso. Mi mirada siguió a Leonardo que extrañamente no se dirigió escaleras arriba a su habitación sino a la puerta de entrada. Regresé mi atención a mi mellizo y a el cachorro de la familia que seguían soltando improperios y teorías al aire. -¡Bueno ya basta!-. Grito finalmente perdiendo los nervios. -Ya les dije que no tengo la menor idea de qué fue lo que paso, solamente Julieta nos va a poder resolver esas dudas cuando despierte, hasta entonces será mejor que no supongamos nada para no equivocarnos-. Por la Diosa de la Luna que eso de ser el primogénito es un dolor de trasero cuando le tengo que hacer de mamá gallina. -Esto va a ser un problema, Julieta nunca quiso encontrar a su mate, es un alma libre. Además de que sin importar quién sea el macho las circunstancias no son las mejores y dejan mucho que decir-. Razona Julian y todos le damos la razón. -Papá va a perder la cabeza cuando lo sepa-. Dice Jace y yo abro la boca para decirles que lo mejor es dejar a mamá para darle esta noticia. Pero el destino no nos quiere mucho en estos últimos días porque la voz de mi padre nos interrumpe. -¿Saber qué?-. Los tres nos sobresaltamos pues no lo escuchamos llegar. Papá se ve tenso y molesto, su camisa esta manchada de la sangre plateada de mi hermana al igual que sus manos. Tiene esa expresión calculadora que pone cada vez que está a punto de aplicar un castigo particularmente severo a los lobos rebeldes. Se ve como todo un Alpha. -Alguno sea tan amable de decirme eso que me va a hacer perder la cabeza. O al menos más de lo que ya la perdí. ¿Su madre ya llego o mandó alguna noticia?-. Yo niego con la cabeza y comparto una mirada con mis hermanos, me aclaro la garganta y cruzo mis manos detrás de mi espalda. No tengo la menor idea lo que va a hacer mi padre cuando se entere de que su bebita encontró a su pareja de vida. Y que casi se muere estando al cuidado del mismo. - No, mamá no ha regresado y no hemos sabido nada de ella. Y acerca de lo otro. Antes de que se desmayará Julieta alcanzó a comunicarnos algo-. -¿Es acerca de sus atacantes?-. Pregunta papá con ceja arqueada pero me encojo de hombros. -Realmente no lo sé papá, solo dijo una palabra antes de cerrar los ojos-. Mi padre me mira con impaciencia, y debo admitir que me tiembla un poco la voz cuando fuerzo la palabra por mis labios. -Mate-. Papá luce como si le hubiera dado una patada en el estómago, cierra los ojos y el color le sube a la cara hasta dejarla de un tono escarlata brillante. Cuando los vuelve a abrir puedo ver las pupilas amarillas de su lobo así como los colmillos que le crecen junto con sus garras. -¿Ella dijo qué?-. Suelta con dificultad entre dientes y trago saliva nervioso y preparándome por si necesito saltar para contenerlo, de una mirada de reojo puedo ver como mis hermanos lo rodean con mi mismo pensamiento en mente. -Ella dijo mate, y después solo se desmayó, no sabemos si fue él quien la lastimó o si solo estuvo presente. Mamá dijo que iba a peinar todo el bosque hasta encontrarlos, y que iba a dejar al macho vivo en cuestión para que Julieta decidiera que hacer con él-. Papá gruñe con más fuerza y todos escuchamos como sus huesos empiezan a crujir. -Papa tranquilízate-. Le digo porque sé que Mack, su lobo debe estar exigiendo el control, pero sin mamá aquí él era el encargado de velar por mi hermana por lo que debía estar en sus cinco sentidos. Mueve su cuello de un lado a otro y sus manos se hacen puños, todo su cuerpo tiembla y admiro su control. No todos pueden controlar su instinto animal como mis padres lo hacían. -¡Alpha!-. Bendito Noel entre los lobos que interrumpe en los momentos necesarios, el Beta llega corriendo por las escaleras y se detiene cuando ve la escena, sus ojos nos escanean a los cuatro pero se detienen en mi padre, él también esta manchado de sangre pero una leve sonrisa adorna su rostro -Julieta está despierta y pregunta por ustedes-. Ni bien esas palabras habían salido de su boca cuando todos los machos de la familia corrimos en dirección a la habitación de mi hermana. No fue ninguna sorpresa que Jace fuera el primero en llegar seguido de mi padre, después Julian y al último yo. Entramos como una manada de cavernícolas al lugar empujándonos y haciendo ruido. Pero nos quedamos relativamente quietos cuando alcanzamos la cama dónde Julieta estaba medio sentada medio acostada. Estaba pálida y su pelo era un desastre, aparte de que sangre seca se le pegaba en la frente, el torso que estaba cubierto por unas vendas y en una mejilla. -Vaya que caras tan serias, no puedo verme tan fea para que me den esas miradas, ¿Verdad papi?-. Preguntó haciendo ojitos de cachorro a papá. Puse los ojos en blanco mientras bufaba. Jace soltó una risa baja y papá le sonrió mientras le daba un beso. Mi hermana estaba en perfectas condiciones. -Tú no nunca podrías estar fea princesa aunque quisieras-. Le confiesa papá y ella le sonríe agradecida. -Pero no está de más arreglar un poco esa pinta de espantapájaros que tienes-. Interrumpo sin poder evitarlo y me gano un golpe en el brazo de Julian. Auch, está bien, entendido, no bromear con el aspecto de mi hermana cuando acaba de recibir un ataque. Mensaje captado. -Oh Jackson, ojalá la estupidez se pudiera arreglar tan fácilmente como mi apariencia de espantapájaros. Lástima que los milagros no existan hermano-. Gruño por lo bajo pero en mi fuero interno mi lobo y yo estábamos aliviados de verla sana y salva. -Hermana, sé que estas cansada, pero no creo que podamos más con esta intriga. ¿Qué fue exactamente lo que pasó en el bosque? En un segundo estábamos cazando un maldito conejo y al siguiente aullabas por ayuda. Nos tenías a todos muy preocupados-. Le pide Jace a su melliza y está pierde la sonrisa y hace una mueca. -Realmente yo tampoco entiendo qué demonios pasó, estaba persiguiendo a la bola de pelos cuando me sentí observada de nuevo-. -¿De nuevo?-. Interrumpe papá con tono de reproche y mi hermana se sonroja antes de asentir. -Desde la noche de nuestra transformación tengo la sensación de que alguien me vigila. Creía que estaba loca porque estaba claro que en ninguna de las ocasiones había alguien más a parte de mí. Aunque ahora que lo pienso tal vez estaba equivocada en eso. En fin, la sensación era más fuerte que las anteriores así que me puse a la defensiva. No quise huir, algo me decía que no era lo correcto. Un lobo blanco me ataco al poco tiempo mientras que un arquero me disparaba flechas. No me lo esperaba y debo reconocer que me abatieron con mucha facilidad-. Cuenta Julieta y en su tono puedo ver cómo le enoja que la hayan herido de gravedad. Pero no se compara con la rabia que consume a mi padre. Incluso la temperatura de la habitación aumenta. -¿Qué más pasó?-. Pregunta Julian con tono sereno pero igual de molesto que todos. Julieta abre la boca pero duda, niega con la cabeza y la deja caer en el cabecero de la cama. -En uno de los ataques me golpee la cabeza y todo es borroso desde ahí, realmente no podía concentrarme ni en lo que escuchaba ni en lo que veía. Pero si recuerdo un aroma en específico. Llego después de que la pelea y solo se quedó un poco tiempo antes de volver a desaparecer. Bosque, chocolate y vino-. Julieta suspira y una sonrisa tira de sus labios, todos nos tensamos y ella lo nota por lo que borra la sonrisa pero nos ve muy seria, sus ojos plata adquiriendo esa mirada parecida a la de mi madre -Mi mate, no lo vi bien y no sabría ponerle una cara o una describirles su silueta, pero reconocería ese aroma en cualquier parte del mundo, era él-. Papá deja escapar otro gruñido que hace eco del nuestro. Porque sí, los cuatros gruñimos al mismo tiempo y de forma amenazante a la mención de ese lobo. Al menos él no fue quien la hirió. Julieta pone los ojos en blanco por nuestras reacciones pero no dice nada en cambio sus ojos nos recorren enteros y un leve pánico se apodera de sus facciones. -¿Dónde está mamá?-. Pregunta con un hilo de voz. Oh si hermanita, haces bien en temer por la vida de tú compañero, si esté cae en las garras de mi madre, bueno, lo hará gritar un buen rato antes de entregártelo. -Cazando a quienes te pusieron aquí-. Fui yo el que se atrevió a contestar cuando todos se quedaron callados. Cobardes. Julieta cierra los ojos y se acuesta completamente en la cama. -Diosa de la Luna, no permitas que mi madre asesine a mi mate antes de dejarme de mínimo darle una cachetada-. Dice como una plegaria y Julian disimula una risa con una tos. Las palabras de mi hermana también me hacen sonreír. Realmente las mujeres de esta familia eran cosa seria. -Será mejor que te dejemos descansar, te subirán la cena a la cama y no quiero que te pares de esta hasta mañana. Te avisaré en el momento en que tú madre regrese a la casa y ella te dirá todo lo que sepa. Hasta entonces recupera tus fuerzas hija. Tú vida como la conoces va a cambiar a partir de este momento-. Dice papá con tono dulce y acaricia la mejilla de su cachorra antes de hacernos una seña para irnos. Nos turnamos para despedirnos de Julieta que nos sonríe mientras se acurruca en las mantas. Salimos dejando la puerta cerrada, Julian y Jace desparecen en sus recámaras. Pero yo me dirijo a la entrada de la mansión. Sigo sin olvidar que Leonardo se fue en medio de la conmoción y aún no regresa. ¿Dónde diablos pudo haber ido?
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