- ¡Una vez más!- gritaba la entrenadora - ¡Jessica! - me llamaba la atención por decima vez.
Llevábamos practicando el levantamiento alrededor de dos horas, me encontraba completamente fatigada, mis compañeros se encontraban en la misma situación, que al descender, la mayoría me miraba con odio, bajando la mirada, llegue hasta mis posición y espere a que la música comenzara.
La música resonó por todo el gimnasio, los movimientos ya casi automáticos nos invadieron a todos, repitiendo así la rutina, me tomaron de la cintura, para a elevarme, estire mis piernas lo más que pude al realizar el split en el aire e inclusive intente caer con elegancia, siendo atrapada por mis compañeros, quienes casi de inmediato volvieron a elevarme, siendo atrapada esta vez por mis compañeras, para terminar como punta en la pirámide, cuando otro grito nos freno. Con una seña de los spotters me deje caer.
- ¡Muy bien!, chicos tómense cinco minutos - suspiros de alivio y rechinidos de suelas llenaron el gimnasio.
Al momento de dirigirme hacia las gradas, para tomar un poco de agua, fui frenada por Mikaela, quien me sonreía con burla y un toque de maldad.
Lo has hecho bien, - hablo con voz chillona, la misma voz que usaba para llamar la atención . - aunque aun podrías mejorar. - lo ultimo lo dijo con burla.
- Sí, lo tomare en cuenta - con una sonrisa sarcástica pase por su lado, cuando la mano de mi madre (la entrenadora) me detuvo de golpe.
- No estarás pensando en beber agua, ¿o sí?, ya eras lo suficientemente pesada para agregar más peso. - Tragándome mi orgullo, sonreí como siempre y asentí.
Tomando asiento a lado de mi mochila, rebusque en sus bolsillos hasta encontrar mi celular, nos faltaba a un una hora de practica y creía que mi cuerpo no aguantaría más, apenas había probado bocado en la mañana, y mi cuerpo lo resentía, cerrando los ojos por un mareo repentino, tome una profunda respiración, llenando mis pulmones y deje salir el aire poco a poco.
Al volverlos abrir ante mis se encontraba Gaby nuestra capitana y una de los spotters y al mismo tiempo base ,- ¿Te encuentras bien?- esto ultimo lo decía con preocupación y tendiéndome una botella de agua.
- Sí, solo un poco nerviosa, - le recibí la botella y la escondí detrás de la mochila, si mi madre llegara a verla se volvería loca y no me dejaría en paz toda la tarde. - ya sabes el gran juego.
- Creí que estarías más emocionada, es la primera vez que la escuela llega a una final, además tu mejor amigo esta en ella.
- Ni me lo recuerdes.
Un estrepitoso ruido, llamo la atención de toda persona presente en el gimnasio, el equipo de futbol americano, los chicos venían aporreando el nombre de Lalo, quien gracias a su gran lanzamiento habíamos anotado el touchdown que nos mando a la final y ahora nos tenia practicando.
- Hablando del rey de Roma - Jay giro la cabeza hacia donde estábamos nosotras, le sonríe y lo salude sacudiendo la mano. Cuando mi mirada capto algo más al fondo, Lalo se encontraba hablando con Mikaela y un sentimiento de tristeza me había invadido.
Desviando la mirada, comencé a jugar con mis manos por un par de segundo, era muy consiente que entre Lalo y yo nunca ocurriría nada, había estado tanto tiempo tras de el que, cuando escuche que se sentía atraído por la chica nueva de inmediato quise conocerla.
La primera vez que la vi, note que éramos muy parecidas, lo único que podría distinguirnos era que ella tenia el cabello rizado y el mío era completamente lacio, por otro lado a ella le encantaba usar vestido y pantalones ajustado, en cuanto a mi, prefería las sudaderas holgadas. Al poco tiempo note que Mika no era siempre lo que aparentaba, ante su publico se mostraba linda e inclusive dulce, pero cuando se encontraba conmigo todo parecía ser una competencia.
No se por cuento tiempo me quede observándolos, pero un jalón repentino, me saco de mi ensoñamiento.
- ¿Qué pa...?- no logre terminar la frase, dado que la entrenadora me estaba aniquilando con la mirada.
- Parece que te gusta perder el tiempo en tonterías o ¿no? Jessica. - Risitas se escucharon a mi esperada , rápidamente les lance una mirada fulminante y regrese la vista a la entrenadora.
- Yo, no...- intente justificarme, pero fu silenciado por su mano.
- Si tanto te gusta perder el tiempo, deberías perderlo practicando. - se cruzo de brazos.
. Sí entrenadora.
- Que esperas, ve a practicar tus saltos o ¿qué? , ¿quieres terminar fuera de la rutina? - lo ultimo lo menciono con una diminuta sonrisa para provocarme.
- No entrenadora - con un suspiro me puse de pie y camine al centro del gimnasio, siendo observada por todos. Tomando un poco de impulso realice el primer salto y así continue por diez minutos hasta que la entrenadora hizo sonar el silbato, dado por entendido que el descanso había terminado.
Camine hasta el circulo que se había formado, cuando un agarre fuerte me detuvo. - ¡¿Qué crees que estas haciendo?! - las uñas de Mikaela se encajaban cada vez con mayor fuerza en mi brazo, hasta provocarme un dolor casi insoportable.
- Regresando a la formación - dije con inocencia.
- Yo no escuche que la entrenadora te diera permiso o si chicos - mis compañeros me miraron y negaron con la cabeza.
- ¿ Y por qué tendría que darme permiso?, si el descanso ya termino. - le sonreí con suficiencia y me zafe de su agarre.
- No creas que por ser su hija, puedes hacer lo que se te venga en gana. - dando la vuelta, se dirigió hasta la entrenadora, hablaron de algo por un par de segundos y el grito que siguió me confirmo lo que ya sospechaba.
-¡¡JESSICA!!, ¡Quien te crees que eres!, - avanzaba hacia mi con paso firme y un rostro claramente enojado.-¡Te he dicho que ya terminaste de practicar! - intentando alejarme de ella di varios pasos hacia atrás, hasta que choque con el banco. - ¡Escucha bien, no te vas a mover de ahí - apunto el centro del lugar, donde se encontraban las colchonetas- hasta que yo lo diga - se apunto a ella misma. - o que la maldita hora termine!, ¡Lo has entendido! - me escupió en la cara. - ¡¿Qué si lo has entendido?! - me zangoloteo del brazo.
- Si entrenadora. - intente aguantar las lagrimas el mayor tiempo posible y ,me trague el nudo que se encontraba en mi garganta.
Con la mirada baja y la vista nublada, llegue al centro estire un poco y realice la primer acrobacia, mientras que los demás practicaban.
Mis brazos, empezaron a temblarme después de veinte minutos y mis piernas apenas me podían mantener de pie, en cuanto a los demás estaban intentando elevar a Mika, pero seguían si, encontrar la estabilidad. Así que decidí tomar un pequeño respiro y estirar para relajar los músculos. Justo cuando estaba terminando Gabriela aclamo mi nombre.
- Jess, vamos necesitamos ayuda, - Poniéndome de pie camine hasta ella- no hemos podido elevarla, la novata aun no comprende como tomarla y escuche que anteriormente eras base. No es que te vayamos a remplazar o algo solo es por...
- Tranquila, lo entiendo, solo es por si acaso. Aunque no se si sere de mucha ayuda, he perdido fuerza y practica.
- Solo será por esta vez, estará bien.
El conteo inicio, en el momento en que Mikaela fue atrapada y sostenida, estiro los brazos, siendo ese el momento en donde descubrí que realmente pesaba más de lo que Gaby imaginaba, una de las piernas de Mikaela comenzó a temblar e inmediatamente observe a mi compañera, comprendiendo mi mirada, la tomamos con mayor fuerza del muslo, logrando estabilizarla.
Los segundos se nos hicieron interminables, hasta que escuchamos a los spotter decir la palabra y la soltamos, dejando que Mikaela se dejara atrapar, siguiendo nosotras.
- Eso ha estado muy bien Jess y quero disculparme por lo que ocurrió ...
- Esta bien, lo comprendo, nadie se enfrenta a la entrenadora y esta bien ya estoy acostumbrada.
- Sabes que cuentas con el apoyo de tus seniors, sabemos cuanto te a costado entrar y...
Aplausos eufóricos por parte de la entrenadora nos interrumpieron.
- Mikaela eso estuvo estupendo, tal vez algunas de tus compañeras puedan aprender algo de ti. - lo ultimo estaba más que claro que iba dirigido hacia mi.
- Realmente lo cree entrenadora - pronuncio cada palabra con un toque de esperanza y mucha ilusión, dejando a la vista un brillo en sus ojos.
- Claro que lo creo - la tomo en brazos y le dio un fuerte apretón con una sonrisa que yo llevaba anhelando por tantos años. - Deberías volver a intentarlo.
La cargamos unas tres o cuatro veces más, hasta que ya nadie, incluyendo a Mikaela, podía seguir.
- Muy bien chicos, recuerden estirar antes de irse y no lo olviden esta noche es el gran juego, por lo que tienen que procurar llegar una hora antes, para afinar detalles.
"Sí, entrenadora" dijimos a coro.
- Jessica, cuando terminen de guardar las cosas, ve ha mi oficina, hay un par de cosas que quiero decirte. - no espero a que le diera respuesta y se marcho.
- Vamos, seguramente no es nada. - Gaby me animo, tomamos asiento y nuevamente comencé a estirar, apunto de terminar, Mikaela paso por nuestro costado.
- Parece que alguien será remplazada - canturreaba Mikaela a propósito para lastimarme, mientras que su circulo me barría con la mirada.
- Eso te encantaría - si había ruido en el gimnasio este seso al decir esas palabras.
- ¿Qué has dicho?
- Lo que has escuchado, vamos no me digas que vas a fingir, lo que todos aquí sabemos, desde que llegaste a esta escuela has buscado una solo cosa todo este tiempo.
- ¿Así?, y según tu, que es lo que tanto he buscado. - me miro desde arriba, algo que me desagradaba, por ello me puse de pie, quedando a su altura.
- No te hagas la inocente Mikaela. Sabes perfectamente que siempre has querido robar mi lugar. - Mikaela soltó una risa burlona y dio un paso más cerca, reduciendo el espacio entre nosotras.
- ¿Robarte?, por favor como puedo robar algo que nunca te ha pertenecido en primer lugar. - los presentes soltaron una risa ahogada.
- Dilo otra vez - advertí con la mandíbula tensa.
- Lo que has oído, - respondió con descaro - soy yo la que ha trabajado duro estos últimos meses, para que una cualquiera se lleve el puesto.
Mi mano se apretó en un puño, ya no me importaba lo que pasara. No me dejaría pisotear por alguien como ella.
- ¿Tu?, trabajar duro, permíteme reírme, pero no tienes la más minima idea de lo que he sacrificado.
- A perdona, se me olvida, que no eres suficiente para mami. - el gimnasio resonó en carcajadas y Mikaela arqueó una ceja con esas sonrisa de superioridad sacándome de mis casillas.
No se si fue el grito o fallar el golpe lo que me hizo hervir la sangre, pero la carcajada vacía que soltó, provoco que tirara de su camiseta, me empujo de los hombros buscando soltarse, pero fue entonces cuando la tome del cabello, sin quedarse atrás, me tomo de igual manera e inclusive con más fuerza. Al poco tiempo nos convertimos en un torbellino de brazos y cabello.
En algún punto de la pela Marco uno de los chicos del equipo de futbol llego y me tomo de la cintura intentando separarnos, tiraba con toda su fuerza, logrando únicamente que me aferrara con mayor fuerza al cabello de Mikaela y gritara de dolor, lo que me parecía música para mis oídos.
No escuchamos los pasos apresurados que se acercaban a nosotros, hasta que escuchamos el grito - ¡DETENGANSE AHORRA MISMO! - todo mundo quedo congelado y lentamente, solté el cabello de Mikaela. Marco aprovecho ese momento y nos separo, mientras que Cesar (otro chico del equipo) hacia lo mismo con ella.
De inmediato mi irada fue en busca de la de Mikaela, quien se encontraba refugiándose tras Cesar y arreglándose su cabello, mientras buscaba si tenia alguna otra herida, mientras que yo era juzgada por la mirada de desaprobación de mi compañero y capitana de equipo.
Humillada, comencé a acomodarme el cabello, en el momento que la mirada del entrenador cayo sobre mi, con su dedo me hizo la seña para que me acercara a el, acomodándome mi ropa, llegue hasta su lado.
- A mi oficina - me informo, empujándome con delicadeza de la espalda. - Y ustedes, deberían de estar preparándose para el partido y no metiéndose en peleas.- el gimnasio quedo despejado en menos de un minuto, mientras que yo era arrastrada a mi perdición.
Ya en la oficina, tome asiento en silencio y espere a que el entrenador hablara.
- ¿No se defenderá? - cuestionó con curiosidad.
- ¿Serviría de algo? - se lo pensó por un par de segundos antes de responder.
- No realmente, pero quiero saber la razón por la cual uno de mis chicos llego corriendo en busca de mi ayuda.
- Es muy claro, una pelea entre chicas.
- Eso no parecía una pelea, querías terminar con ella y quiero saber el porque. Sus compañeros me han dicho que usted y Mikaela no se llevan del todo bien, pero nunca imagine que fuera para tanto.
- Ha sido un día complicado y creo que simplemente explote.
- Supongo que lo has escuchado.
- Si, lo he escuchado y no por parte de los rumores, él me lo confirmo hace un par de días, pero esa no es la razón.
-¿Entonces? - me examino, en busca de una respuesta convincente.
- Se me esta haciendo tarde para ver a mi entrenadora, estoy segura, que ya le ha llegado la información, así que podría decirme cual es mi castigo para poder irme a recibir el otro.
- Te suspenderé por dos días después del partido, espero que se tiempo suficiente para que reflexiones y aclares tus ideas, además que tendrás que darle una disculpa publica a tu compañera.
- Entiendo, ¿ya puedo retírame? - en señal de afirmación apunto hacia la puerta. Saltando de la silla, corrí hasta la oficina de mi madre, quien ya me estaba esperando de brazos cruzados y una mirada de querer matarme.
-¡¿Qué te ha dicho?!
- Me suspenderá por dos días, después del juego - dije jugando con mis dedos y sin ser capaz de dirigirle la mirada.
- ¡MIRAME!- exigió y al momento de levantar la cara , una bofetada resonó en toda la oficina. La mejilla me ardía, pero sabia que no podía mostrar debilidad y mucho menos desviar la mirada. - ¡TE DAS CUENTA DE LO QUE HAS PROVOCADO, ACASO NO PIENSAS! - golpe la mesa haciéndome sobre saltar. - Todo el tiempo que he invertido en ti a la basura y todo por unos simples celos.
>>>¿Por qué no piensas?, es tanta tu urgencia de tirarte al capitán del equipo, que armas una pelea por el. Creí que eras más madura, escucha muy bien y que te entre en esa cabeza hueca que tines, te rechazo esa vez hace un año, por que eres fea, - me tomo de las mejillas y me giro la cabeza hacia el espejo que tenia en su oficina. - mírate muy bien, mira lo horrible que estas, lo gorda que te ves, realmente crees que alguien quería salir contigo. - las lagrimas se acumularon en mis ojos e intente desviar la mirada, pero su agarre se intensificaba.
>>> No eres nadie y más te vale hacerlo bien esta noche o tu puesto estará en juego - me soltó con brusquedad y tomo asiento en su silla. - Termina de guardar el equipo y ya sabes la rutina y ni se te ocurra probar bocado, o parecerás una vaca en el aire cuando te levanten.
- Sí entrenadora. - me puse de pie para salir y cuando puse la manija en la puerta fui detenida...
- Terminando el juego hablaremos de tu castigo, puedes marcharte, no quiero verte por ahora.
Cerrando la puerta a mis espaldas, corrí hasta el baño y vomite el poco alimento que había consumido en la mañana. Tire de la cadena y salí del cubículo, enjuagándome la boca, me mire en el espejo, dándome risa lo que veía, tenia el cabello hecho un desastre y el poco maquillaje que llevaba se encontraba corrido. Limpiándome la cara y arreglando mi cabello lo mejor posible camine directo al gimnasio , donde aun se encontentaba todo el equipo tirado.
Poniéndome manos a la obra limpie cada gota de sudor que se encontraba en cada colchoneta, las levante como pude, llevándolas hasta el almacén, de donde tome el trapeador y con un poco de limpiadores, lo pase por toda la duela hasta dejarla brillante.
Al regresar todo a su lugar tome asiento en las gradas y saque la botella que Gaby me había ofrecido, estaba a punto de beber un poco de agua, cuando una imagen mía, me hizo detenerme, guardándola en la mochila, me puse de pie y camine hasta la cancha de futbol, que era normalmente el lugar donde realizaba la rutina estimada por mi madre antes de cada juego.
Lance mi mochila a un lado del arco, me coloque mis audífonos, dejándome llevar por todo lo que me abrumaba, con paso firme recorrí toda la cancha un par de veces, algunas veces caminando, otras corriendo, en todas ellas dejando caer las lagrimas que tanto me pesaban. Después de eso subí y baje las gradas unas veinte veces, dies de ellas corriendo las otras diez saltando, por ultimo me tocaba recorrer nuevamente la cancha, pero parada de manos, siempre era lo más pesado, pero si intentaba saltarlo o no hacerlo, mi madre se enteraba, lo que implicaba que me molestara en los entrenamientos y en casa me hiciera a un lado.
No logre llegar a la mitad de la cancha cuando mi cuerpo cedió, caí al suelo con un duro golpe, lo que me mantuvo en el un par de minutos, tomando asiento me quede admirando el cielo por un par de segundo, antes de que el cansancio me ganara y cerrara los ojos.
Sin ser consiente del tiempo que llevaba tirada , me puse de pie, sacudí mis manos, llegando hasta el arco, tome mis cosas y me permití darle un diminuto trago al agua, relajándome por primera vez en todo el día. Rebuscando en mis bolsillos saque mi celular, - Mierda - dije entre dientes - tomando todas mis cosas salí disparada al los vestidores.
Conforme corría por los pasillos, mi mente se imaginaba un millón de escenarios, seguramente el vestidor cerca del campo estaría lleno y el de los chicos no era una buena opción, con lo que me dejaba con los del gimnasio, aunque eso provocarían que llegara tarde, aprete el paso, cuando fui interceptada.
- Jess, ¿podemos hablar? - me obstruyo el paso, pero lo esquive a tiempo para continuar por mi camino, pero al parecer lo que tenia que decirme era urgente, interponiéndose una vez más me freno por completo.
- No es buen momento, voy tarde. - me moví a la izquierda y el volvió a interponerse, luego a la derecha y ahora parecía que bailábamos, desesperada, decidí escucharlo. - Habla.
- Escuche lo de la pelea y ...
- No quiero hablar de ello así que no me hagas perder más mi tiempo y muévete. - lo empuje a un lado, lo que no le agrado, por que me tomo de la muñeca, ya enfadada, me zafe de su agarre.
>>>No me toques, la pelea no fue por ti, el mundo no gira alrededor tuyo sabes, además si tanto te importara dejarías de jugar y te decidirías de una vez, ya no quiero seguir tras de ti como un estúpido perro, respete tu decisión cuando decidiste que no era el momento hace un año, pero ahora, juegas con ambas y estoy muy cansada.
-Yo...
- Solo piensa lo que realmente quieres y cuándo sea el momento dímelo.
Lo hice a un lado y seguí mi camino esta vez sin ser detenida, me tomo más tiempo del necesario llegar, pero el vestuario era todo mío, me dirigí hasta las regaderas. Quitando todo el sudor de mi cuerpo y el césped de mi cabello, salí envuelta en una toalla y lo más rápido que pude me coloque el uniforme que acababa de recibir la semana pasada.
Seque mi cabello lo mejor que pude y me realice el típico peinado de una cola de caballo, me coloque el moño y comencé a rizar mi cabello, me coloque un poco de maquillaje con los colores típicos del equipo el naranja no era exactamente mi color, pero no me desagradaba el como se veía en el uniforme.
Una llamada de mi capitana, capto mi atención, lanzando todo a mi bolso, salí corriendo, tomando la llamada.
- Lo sé voy tarde, pero ya estoy llegando a los vestuarios.
- Ya vamos a la entrada, te estere esperando, la entrenadora esta comenzando a hacer preguntas.
- Estoy a dos minutos.
Me faltaba el aire cuando llegue a la salida de los jugadores, los chicos se encontraban del lado derecho, mientras que nosotros en el izquierdo, apoyando las manos en mis rodillas tomé un par de bocanadas de aire, cuando sentí un apretón en mi brazo- Sonríe querida - decía mi madre a la vez que un flash me cegaba. - ¡Me encanta! - grito con emoción, mientras acaparaba la cámara del pobre muchacho el chico se acerco y me mostro la foto, realmente nos veíamos muy bien y lindas, aunque la emoción de mi madre venia más del hecho que era la primera vez que me veía en un uniforme de porrista.
Aun que ya llevaba un año en el equipo, las suplentes normalmente no portaban uno ya sea por el presupuesto o la novatada, por ello durante todas las vacaciones de verano, me inscribió a todo tipo de clases, para poder salir de la banca por lo que ahora todo el tiempo invertido daba sus frutos, por fin mi madre veía su sueño hecho realidad.
Las trompetas sonaron y de inmediato salimos corriendo, me sorprendió lo rápido que el campo cobraba vida en tan poco tiempo, las gradas estaba llenas y cada lado con el color característico se su equipo. Flashes de las cámaras nos cegaron por un segundo, mientras que éramos acomodados para una foto.
Antes de poder ser capturada por la cámara ,unos fuertes brazos me tomaron de la cintura y sentí como mis pies se despejaban del suelo - Lo has logrado - me decía mi mejor amigo conforme me daba vueltas, llevaba puesto su uniforme que lo hacia ver más alto de lo que era.
- Jay, bájame - le dije entre risas.
- Que amargada eres, - decía, al depositarme en el suelo. - aunque escuche lo que ocurrió esta tarde. - me dedico una mirada de cuéntame más, pero no era exactamente el momento adecuado.
- En otro momento, ¿ya estas listo para el juego?
- Por Dios, que pregunta más tonta
- Eso dices, por que no eres tu quien va a verte fallar.
- ¡Por favor!, ¡Ya supéralo, fue solo una vez!, además ...
- Estaba resfriado - finalice por el y le dio un pequeño empujón en el brazo.
- Te mataría en este momento si tu madre no se encontrara aquí sabes. - le dedique una sonrisa de inocencia a lo que el giro los ojos.
- ¡JAY! ¡Ya es hora! - le grito el capitán del equipo, quien me dedico una sonrisa o al menos eso había creído yo, hasta que la note a un lado mío.
- ¡Suerte! - logre decir antes de que se alegara demaciado, para no escucharme.
Jay me sonrió y realizo una reverencia, correspondí su gesto, era una de las pocas veces que me dejaba llevar.
El juego inicio, fue una jugada tras otra o mejor dicho una derrota tras otra, el medio tiempo llego y nos tocaba animar a la afición en este caso a nuestros compañeros. La música dio inicio, todo en la rutina iba bien, cada salto, cada elevación, hasta que...