capitulo 12

1353 Words
El estudio estaba lleno de una energía renovada mientras Giorgia y su banda trabajaban en su nuevo material. Habían pasado semanas explorando melodías y letras que resonaban con sus experiencias recientes, y cada día se sentía más como un viaje de autodescubrimiento. La música se convirtió en su refugio, un lugar donde podían ser auténticos sin miedo a las críticas. Una tarde, mientras revisaban las grabaciones de sus nuevas canciones, Giorgia sintió una oleada de emoción. “Chicos, estas canciones son diferentes. Siento que realmente estamos capturando quiénes somos ahora”, dijo, sonriendo mientras miraba a sus compañeros. “Es porque estamos siendo sinceros. Cada nota y cada letra reflejan lo que hemos vivido”, respondió Max, su rostro iluminado por la pasión que compartían. Sin embargo, a medida que el proceso avanzaba, Giorgia comenzó a notar que algo no estaba bien. A pesar de la euforia que sentía al crear, había una sombra de ansiedad que la seguía. Había días en que se levantaba sintiéndose abrumada, como si la presión del éxito y las expectativas externas estuvieran regresando. Una noche, mientras estaba sola en su departamento, Giorgia decidió tomar un descanso y salir a caminar. La ciudad estaba iluminada, y las luces brillantes la envolvían en una atmósfera vibrante. Se detuvo frente a un pequeño café, el mismo lugar donde había tenido una conversación con algunos fans semanas atrás. “Quizás un poco de café me ayude a aclarar la mente”, pensó. Al entrar, el aroma del café fresco la envolvió, y se sentó en una mesa en la esquina, observando a la gente pasar. Mientras disfrutaba de su bebida, sacó su cuaderno de notas y comenzó a escribir. “¿Por qué me siento así?”, se preguntó, sintiendo que las palabras comenzaban a fluir . “He estado trabajando duro y la música es mi pasión, pero hay una parte de mí que se siente perdida”. Mientras escribía, un grupo de jóvenes entró al café, riendo y charlando animadamente. Uno de ellos, una chica con una guitarra en la espalda, se acercó a Giorgia. “¿Eres Giorgia, la cantante? ¡Te vi en el festival! Eres increíble”, exclamó, y Giorgia sintió que su corazón se llenaba de calidez. “Gracias, eso significa mucho”, respondió, sonriendo. La chica se unió a ella, y pronto comenzaron a hablar sobre música y sueños. “A veces siento que la presión de ser artista es abrumadora. ¿Cómo lo manejas?”, preguntó la chica, y Giorgia sintió que la conexión se hacía más profunda. “Es difícil. A veces me siento atrapada entre lo que quiero hacer y lo que la gente espera de mí. Pero creo que lo más importante es ser fiel a uno mismo”, compartió Giorgia, sintiendo que las palabras resonaban con su propia lucha interna. La chica asintió, y compartió su propia experiencia. “A veces, me siento como si estuviera luchando contra una corriente. Quiero ser auténtica, pero el miedo a fallar me paraliza”. Giorgia sintió que comprendía perfectamente esa lucha. “Es normal tener miedo, pero no podemos dejar que eso nos detenga. La música es nuestra voz, y debemos usarla”, dijo, sintiendo que su determinación se fortalecía. Después de esa conversación, Giorgia regresó a casa sintiéndose renovada. Había recordado por qué amaba la música y cómo la conexión con otros podía ser un faro en momentos oscuros. Sin embargo, a pesar de esa claridad, sabía que tenía que enfrentar sus propios miedos. Los días siguientes en el estudio fueron productivos, pero Giorgia seguía sintiendo una presión creciente. Una mañana, mientras estaban en medio de una grabación, recibió una llamada inesperada. Era su manager. “Giorgia, hay una oportunidad para que toques en un programa de televisión nacional. Es una gran plataforma, pero requeriría que te prepares rápidamente”, dijo su manager con entusiasmo. La noticia la llenó de emoción, pero también de ansiedad. “¿Qué pasa si no estoy lista? ¿Qué pasa si no les gusto?”, pensó, sintiendo que el nudo en su estómago regresaba. “Déjame pensarlo y te llamo de vuelta”, respondió, sintiendo que la presión comenzaba a abrumarla. Esa noche, se reunió con su banda para discutir la oferta. “Chicos, me han ofrecido tocar en un programa de televisión, pero tengo miedo de no estar lista. ¿Qué piensan?”, preguntó, sintiéndose vulnerable. “Es una gran oportunidad, Giorgia. Pero también es normal sentirse nerviosa. Todos lo estamos. Lo importante es que te sientas cómoda”, respondió Sara, con una comprensión que la reconfortó. “Podríamos hacer una prueba en el estudio antes del programa. Practiquemos como si estuviéramos en el escenario”, sugirió Lucas, y Giorgia sintió que la idea la alentaba. “Sí, eso podría ayudarme a sentirme más preparada”, dijo, sintiendo que la ansiedad comenzaba a desvanecerse. Los ensayos fueron intensos, pero también emocionantes. Mientras tocaban, Giorgia sintió que la conexión con su banda se fortalecía. Cada nota, cada acorde, era un recordatorio de por qué habían comenzado este viaje juntos. La música se convirtió en su refugio, y cada ensayo era una oportunidad para crecer. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha del programa, Giorgia comenzó a sentir la presión nuevamente. “¿Y si cometo un error en vivo? ¿Y si no puedo manejarlo?”, pensaba, sintiendo que la ansiedad la envolvía. Decidió que era hora de enfrentar esos miedos de frente. Una noche, mientras estaba sola en su habitación, Giorgia se miró en el espejo. “Debo recordar quién soy. La música es mi voz, y no puedo dejar que el miedo me detenga”, se dijo a sí misma, sintiendo que la determinación comenzaba a florecer. El día del programa llegó, y Giorgia se sintió llena de nervios y emoción. Al llegar al estudio de televisión, el bullicio y la actividad la envolvieron. Las luces brillantes y el sonido de las cámaras la hicieron sentir como si estuviera en un sueño. Sin embargo, a medida que se preparaba para salir al escenario, la ansiedad comenzó a acecharla nuevamente. Cuando finalmente fue su turno, Giorgia sintió que el mundo se detenía. La multitud la miraba con expectación, y el silencio era abrumador. Tomó un profundo respiro y se dirigió al micrófono. “¡Hola a todos! Estoy emocionada de estar aquí y compartir mi música con ustedes”. Comenzaron a tocar, y mientras la música llenaba el estudio, Giorgia sintió que la conexión con el público se hacía palpable. Cada acorde resonaba en su corazón, y la ansiedad comenzó a desvanecerse. A medida que avanzaba la actuación, se sintió más viva que nunca, entregándose por completo a la música. Cuando terminaron, el público estalló en vítores y aplausos. Giorgia sintió que las lágrimas de alegría comenzaban a asomarse. Había compartido su verdad, y la respuesta del público era un testimonio del poder de la música. “Gracias a todos por su apoyo. Esto significa el mundo para mí”, dijo, sintiendo que el amor la envolvía. Esa noche, mientras celebraban su éxito con la banda, Giorgia sintió que la euforia del programa se desvanecía. Había enfrentado sus miedos y había salido victoriosa, pero también se dio cuenta de que el camino no siempre sería fácil. La presión del éxito comenzaba a hacer mella en ella, y la incertidumbre sobre el futuro la acechaba. “¿Cómo me siento ahora?”, se preguntó, sintiendo que la vulnerabilidad la envolvía nuevamente. Había aprendido que la música era su refugio, pero también un espejo que reflejaba sus luchas internas. A medida que miraba hacia el futuro, sabía que cada acorde, cada canción, sería una nueva oportunidad para brillar y crecer. Con el corazón lleno de esperanza, Giorgia decidió que seguiría explorando su voz, enfrentando sus miedos y compartiendo su verdad con el mundo. La música era su vida, y estaba lista para seguir escribiendo su historia, un acorde a la vez.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD