capitulo 13

1363 Words
Con la emoción aún vibrante tras su actuación en el programa de televisión, Giorgia se sintió más decidida que nunca a seguir su camino musical. Sin embargo, a medida que pasaban los días, no podía evitar que algunas sombras del pasado comenzaran a asomarse. Las viejas inseguridades y recuerdos de momentos difíciles amenazaban con empañar su reciente éxito. Una tarde, mientras revisaba mensajes en sus r************* , se encontró con un comentario que la hizo detenerse. “Giorgia, me encantaba tu música antes, pero ahora ya no suena igual. ¿Por qué te has alejado de lo que te hacía especial?”. Las palabras resonaron en su mente, y, por un momento, sintió que se desmoronaba. “¿Es cierto? ¿He perdido mi esencia?”, pensó, sintiendo que la ansiedad comenzaba a apoderarse de ella nuevamente. Decidida a no dejar que eso la afectara, Giorgia decidió hacer una pausa y reflexionar. Se dirigió a su lugar favorito, un parque tranquilo donde solía ir a encontrar inspiración. Mientras caminaba por el sendero, recordó momentos de su infancia, cuando la música era solo un sueño, y no había presiones ni expectativas. Se sentó en un banco, observando a los niños jugar y a las parejas pasear. “¿Qué me motivó a hacer música en primer lugar?”, se preguntó. Recordó las noches en su habitación, cantando a todo pulmón, sintiéndose libre y viva. La música siempre había sido su refugio, un escape de la realidad. Pero ahora, con el éxito llegaron las críticas y la presión, y eso comenzó a cambiar su relación con ella. Mientras reflexionaba, Giorgia decidió que era hora de reconectarse con su esencia. “Debo recordar por qué empecé esto”, se dijo a sí misma. Así que, en lugar de volver a casa, se dirigió a una tienda de música local. Al entrar, el aroma a madera y cuerdas la envolvió, y su corazón se llenó de nostalgia. Se paseó entre las estanterías, tocando las guitarras y sintiendo la textura de los instrumentos. Finalmente, se detuvo frente a un viejo piano. “Recuerdo cuando solía tocar aquí”, murmuró, sintiendo una punzada de melancolía. Se sentó en el piano y comenzó a tocar una melodía sencilla que había escrito años atrás. A medida que las notas llenaban el aire, Giorgia sintió que la ansiedad comenzaba a desvanecerse. La música volvió a ser su refugio, y cada acorde la conectaba con sus emociones más profundas. Después de un rato, se dio cuenta de que había perdido la noción del tiempo. La tienda se había llenado de un pequeño grupo de personas que la escuchaban tocar, y la conexión era palpable. Cuando terminó, uno de los jóvenes se acercó. “¡Eso fue hermoso! No sabía que eras tú. Me encanta tu música”, dijo, y Giorgia sintió que su corazón se llenaba de calidez. “Gracias, significa mucho para mí”, respondió, sonriendo. Esa interacción la hizo sentir viva. Decidió que era hora de hacer algo más que solo grabar. Quería volver a tocar en vivo, pero de una manera que la conectara con su audiencia de forma más personal y auténtica. Así que comenzó a planear una serie de conciertos íntimos en pequeños locales, donde pudiera compartir no solo su música, sino también sus historias. Al regresar a casa, Giorgia se sentó con su banda. “Quiero hacer una serie de conciertos pequeños, donde pueda conectar más con la gente. Quiero que sientan la música como yo la siento”, explicó, sintiendo que la emoción la invadía. “Eso suena increíble, Giorgia. La música es más que solo notas; es sobre la conexión”, respondió Max, y los demás asintieron. Así que comenzaron a planear los detalles de la gira, eligiendo lugares acogedores y creando una lista de canciones que reflejaran su viaje. El día del primer concierto llegó, y Giorgia se sintió nerviosa pero emocionada. El pequeño local estaba lleno de seguidores leales y nuevos rostros, y la atmósfera era cálida y acogedora. Mientras subía al escenario, sintió que la adrenalina comenzaba a fluir. “¡Hola a todos! Estoy emocionada de estar aquí esta noche. Quiero compartir algunas canciones y también algunas historias detrás de ellas”, dijo, sintiendo que la conexión con el público se hacía palpable. Comenzó a tocar, y mientras lo hacía, se dio cuenta de que había encontrado una nueva forma de expresarse. Cada canción era un viaje, y las historias que compartía resonaban con su audiencia. La vulnerabilidad que mostraba la hacía sentir más fuerte, y la respuesta del público era abrumadora. Mientras tocaba, Giorgia notó a una chica en la primera fila, con lágrimas en los ojos. Después de la actuación, la chica se acercó a ella. “Tu música me ha ayudado tanto. He pasado por momentos difíciles, y escuchar tus canciones me hace sentir que no estoy sola”, dijo, y Giorgia sintió que su corazón se llenaba de gratitud. “Gracias por compartir eso conmigo. La música es un viaje que hacemos juntos”, respondió, sintiendo que la conexión era más profunda que nunca. Esa noche, Giorgia se dio cuenta de que había encontrado su lugar en el mundo, un espacio donde podía ser auténtica y conectarse con los demás. Sin embargo, a pesar de la euforia, no pudo evitar que el eco de las críticas del pasado regresara a su mente. En una de las noches de descanso entre conciertos, decidió sentarse con su banda para hablar de sus preocupaciones. “A veces siento que no estoy a la altura de las expectativas. Las críticas me persiguen”, confesó, sintiendo que la vulnerabilidad la envolvía. “Giorgia, no puedes dejar que eso te afecte. La música es un viaje personal, y lo que importa es lo que sientes al crearla”, respondió Sara, con una sabiduría que resonó en su corazón. “La autenticidad atraerá a las personas adecuadas”. Con esas palabras en mente, Giorgia decidió que era hora de dejar el pasado atrás. Cada concierto se convirtió en una oportunidad para liberarse de las inseguridades y abrazar su autenticidad. La música se convirtió en su voz, y cada actuación era un recordatorio de por qué había comenzado este viaje. A medida que avanzaba la gira, Giorgia se sintió más fuerte y más segura de sí misma. La conexión con su audiencia la llenaba de energía, y cada noche era una celebración de la música y la vida. Sin embargo, también había momentos de reflexión en los que se sentía nostálgica por el pasado. Un día, después de un concierto, se sentó en su camerino, mirando por la ventana. “¿Cómo he llegado hasta aquí?”, se preguntó, sintiendo que la vulnerabilidad la envolvía nuevamente. Había tenido que enfrentar sus miedos, pero también había encontrado un propósito en su música. Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Giorgia decidió que era hora de escribir una nueva canción. Se sentó con su guitarra y comenzó a tocar. Las palabras fluyeron, y pronto se dio cuenta de que estaba escribiendo sobre su viaje, sobre las luchas y las victorias. La canción se convirtió en un himno de autodescubrimiento, y cuando terminó, sintió que había capturado algo especial. “Esto es lo que necesito compartir con el mundo”, pensó, sintiendo que la emoción la invadía. Con el tiempo, la gira llegó a su fin, pero Giorgia sabía que su viaje musical apenas comenzaba. Había encontrado su voz, y estaba lista para seguir explorando nuevos horizontes. La música era su vida, y cada acorde, cada canción, sería una nueva oportunidad para brillar. Esa noche, mientras se preparaba para el último concierto de la gira, Giorgia sintió una mezcla de emociones. “Este es solo el comienzo”, se dijo a sí misma, sintiendo que la esperanza y la determinación la envolvían. Con el corazón lleno de gratitud, subió al escenario, lista para compartir su verdad con el mundo una vez más. La música era su vida, y estaba lista para seguir escribiendo su historia, un acorde a la vez.
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