Capitulo:El Juego Apenas Comienza
El sol comenzaba a teñir el cielo con tonos dorados cuando Flor y Gabriel salieron de casa con los niños. La rutina matutina era un engranaje bien aceitado: preparar mochilas, abrochar pequeños zapatos y asegurar que Dylan no se comiera los crayones antes de llegar a la guardería. Aunque todo parecía normal desde afuera, la realidad era que estaban dando los primeros pasos en un juego peligroso. Uno que, si fallaban, podía costarles demasiado.
Gabriel cerró la puerta tras ellos y se acomodó la chaqueta con un gesto distraído.
—Tengo que hacer una parada rápida en el hotel del centro —dijo, ajustándose el reloj—. El abogado me dejó unos documentos. No tomará más de cinco minutos.
Flor asintió con naturalidad, como si no sintiera el nudo en el estómago q
