EL PACTO CAPÍTULO 2

1039 Words
"El diablo con sus palabras persuasivas lo atrae, lo seduce con sus labios lisonjeros {Lujuriosos}" — Provebios 7:21. Juan se encontraba en el suelo observando con temor aquella mujer elevaba sobre el, estaba completamente desnuda y había bañado su cuerpo con la sangre de algún animal indefenso, del cuál yacía su cadáver cerca de la fogata que iluminaba fervientemente el bosque maldito al que todos temían, Él quería salir corriendo, pero sus piernas no respondían estaban bloqueadas por el terror tan agudo qué sentía. Solamente pudo levantar la mitad de su cuerpo, para quedar sentado en medio de ese oscuro bosque, al mirar a su alrededor, se percataría de las dejas mujeres escondidas entre los arboles observándolo fijamente, algunas reían de manera espeluznante, su piel se tornaba de color azul y todas se encontraban desnudas, algunas de ellas fueron reconocidas por Juan, una vecina, la señora de las frutas, la esposa del cerrajero, increíblemente todas ellas eran brujas. —¡Malditas sean brujas, las maldigo, las maldigo con el fulgor de mis entrañas que han de comerse lo gusanos, salgan de aquí y vayan a revolcarse con satanás, el rey de las tinieblas a quien ustedes les rinden cuentas— Gritó Juan Pablonal temblando de miedo. La mujer que yacía flotando varios metros sobre la cabeza de juan, de pronto comenzó a descender lentamente hasta llegar tranquilamente al suelo. — ¡Las conozco, las conozco a todas, las voy a acusar, no se acerquen . . . Padre nuestro qué estás en los cielos . . .— Comenzó a rezar Juan temiendo por su alma, en ese preciso momento empezaron a pasar por su mente las miles de historias contadas por las personas del pueblo acerca de las cosas que hacían las brujas en el bosque. —¡Te ves ridículo Juan. ¿En serio crees que rezar te funcionará?.— Preguntó la bruja parada frente a él completamente desnuda y empapada en sangre. — ¿Cómo sabes mi nombre? — Respondió Juan con otra pregunta. — ¡Te hemos escuchado quejarte Juan, sabemos cuanto deseas tener fortuna, poder casarte con esa damisela rica! . — Dijo esa bruja susurrando en los oídos de Juan mientras caminaba rodeándolo. — ¡No les tengo miedo, ni a ustedes, ni a su patrón satanás! — Aseguró Juan tratando de agarrar valor. — ¡Qué bien, mientras menos miedo le tengas . . . más fácil se le hará llegar a ti. Satanás no es ese ser maligno que esos hipócritas del pueblo te han hecho creer, él es capaz de darte todo eso por lo cuál eres marginado, podrías vivir deliciosamente, así cómo nosotras. Conocer la verdadera felicidad. Solamente el verdadero rey de reyes puede cumplir esas cosas que Dios, arrogantemente te negó. ¿Porqué seguir adorando a un ser qué sólo te ha causado dolor e indignación?. — Continuaba esa bruja dando vueltas alrededor de Juan Pablonal mientras las demás brujas entre los arboles se lamentaban de manera tétrica, espeluznante, eran unos gemidos bastante peculiares, una mezcla entre placer y dolor. Cómo si disfrutaran algún daño qué estuvieran recibiendo. —¡Dios es mi pastor, señor de señores, si estoy con él nada me . . — Continuaba rezando Juan con los ojos cerrados tratando de ignorar lo qué decía aquella bruja. —(Risas) Dios no se encuentra en este lugar Juan, incluso a él mismo, le da miedo entrar a este bosque— Aseguró esa bruja riendo maquiavélicamente. —¿Qué harán conmigo?— Preguntó Juan totalmente asustado. —¡Ya te dije Juan, él está interesado en hacer un pacto contigo, quiere darte todo eso que Dios te negó. Él quiere que vivas feliz, que sientas la dulzura del café corriendo en tu piel, el pecado es ese secreto que Dios no quieres que descubras, porque si todos fueran felices, ya no lo necesitarían a él. — Insistía esa brija persuadiendo a Juan, lamiendo su mejilla con lujuria, poseída por el oscuro deseo de la carne que corrompía su alma. —¿Qué . . . y qué . . . tendría que hacer para hablar con tu patrón — Preguntó Juan totalmente excitado, extasiado por las cosas tan maravillosas qué ese demoníaco ser le prometía. El llanto de varios bebés también podía escucharse proveniente de esos arboles, también el ronroneo de bestias qué parecían acechar a Juan desde la oscuridad. —¡Sólo debes seguirme, él te está esperando. Él sabía que vendrías hoy! — Dijo esa bruja halando la mano de Juan para qué este lo siguiera. Lo llevó a través del tenebroso bosque, recorriendo un estrecho camino rodeado por pequeñas lomas cubiertas de monte e iluminadas con antorchas, entre los matorrales podían verse y oírse brujas teniendo sexo con seres extraños que eran demasiado grandes para ser humanos, su piel era demasiado oscura, mucho más que la de los esclavos. Sus gemidos provocaban satisfacción en el cuerpo de Juan, esos extraños seres rugían de manera intensa, eran como una especie de leones o algo así, sólo que sin pelaje. Esa bruja lo guió hasta dos enormes piedras qué se encontraban juntas pero dejaban entre sí un estrecho callejón por el cuál debía Juan pasar. —¿Porqué a mí, porqué me han elegido? . ¡Tengo miedo, jurame que nada malo me pasará en ese lugar!— Dijo el aterrorizado Juan señalando ese pequeño espacio entre las rocas por el cual debía pasar. —¡Juan, no confundas las cosas, nosotros no somos amigos, si de mí dependiera, ya estuviera comiendo la carne de tu cara, pero él es quien desea verte, esa es la única razón por la cuál estás vivo. — Expresó esa espeluznante criatura con cuerpo de mujer qué lo miraba fijamente con esos ojos n***o tan perturbadores. —¿Qué clase de demonio eres ser maldito?— Preguntó Juan llorando con lágrimas de pavor. —¡El cráneo de tu madre me ha servido muy bien por años, cuando vuelvas a ver a tu padre, dale mis agradecimientos por haberla matado en este bosque, no todos los días se consiguen huesos de personas puras de corazón. (Risas) — Dijo esa horrenda criatura alterando su voz gravemente y entre risas demoníacas.
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