Sonreí también, mordiéndome ligeramente el labio inferior. —Entonces tengo un punto a mi favor —dije, haciéndome la que no me importaba tanto su respuesta, aunque sí lo hacía. —No te la creas demasiado —me dijo mientras se acomodaba la camisa. —No lo hago, solo celebro un mínimo logro —le respondí, guiñándole un ojo. Justo antes de que pudiera decir algo más, mi teléfono sonó. Estaba sobre la mesita, a unos pasos del sofá. Caminé descalza hasta él mientras me acomodaba el vestido y como tenía las manos ocupadas, activé el altavoz. —¿Hola, Rosaura? ¿Pasó algo? Pero no fue la voz de Rosaura la que escuché. Fue una voz masculina, que supe quién era y me hizo congelarme de inmediato. —Aún te amo… solo quería escuchar tu voz. Mi corazón empezó a palpitar con un aceleramiento indescri

