Después de una breve ducha, me dirigí a la empresa, tomé el ascensor hasta el último piso donde mi jefe tiene su oficina.
Dejé mi bolso detrás del escritorio, tomé mi tablet donde anotaba todo lo concerniente al trabajo.
Me paré frente a la puerta, respiré profundamente y luego entré.
—Buenos días señor Ashford— Dije intentando sonar natural.
Él levantó la mirada, no dijo nada, se quedó unos segundos viéndome de arriba abajo.
Por cierto, ese hombre que es frío y calculador, tiene como nombre Zack Ashford, es un arquitecto español exitoso, toda España conoce su trabajo.
—Buenos días Miranda— Dijo finalmente sacándome de mis pensamientos.
Por cierto, me presento, mi nombre es Miranda Stone y soy la asistente enamorada en secreto.
Después de quedarme pasmada uno segundos, y dejar de pensar, volví en si.
—Señor Ashford, tiene una reunión a las 10:00 de la mañana— Dije avanzando hacia él.
Sin embargo, Zack se levanta de su silla sin responder nada, camina hacia mí y se detiene a pocos metros.
—Gracias por tu ayuda anoche, si lo hubiese sido por ti, no sé que me hubiesen podido hacer.
—No fue nada señor, espero que haya descansado.
—Si, lo hice y más después de.. Ya sabes…—- Dijo sonriendo.
Miré hacia los lados y luego esquivé mi mirada hacia el suelo, mis mejillas se ruborizaron, no pude evitarlo.
—No sé a qué se refiere— Intenté confundirlo.
Sin embargo, Zack se acercó más hacia mi, levantó su mano derecha y la deslizó con dulzura por mi brazo, haciendo que la piel se me erizara.
—Sabes bien a qué me refiero, anoche, estuviste en mi cama— Me dijo sin ninguna pizca de vergüenza.
—No sé de qué habla, usted estaba muy mareado y es posible que haya confundido las cosas.
Zack dio unos cuantos pasos atrás, se acercó a su escritorio, se agachó un poco y luego sacó mi bolso dejado en su auto la noche anterior.
—Dejaste el bolso en el auto, parece que no quisiste subir por la llave— Dijo extendiéndolo.
Tomé el bolso sin pensarlo y lo pegué a mi cuerpo.
—Gracias, no quise despertarlo.
—Si lo hubieses hecho no hubiese pasado nada.
Zack volvió a caminar hasta mi, tomó mi barbilla y la subió para que mi mirada no se desviara a ningún otro lugar.
—Te quiero proponer algo, que estoy seguro que no podrás rechazar— Dijo en un tono que pocas veces había escuchado de él.
—¿Qué cosa?— Pregunté con voz ronca.
Zack se ríe, y en vez de responder con palabras, siento como su aliento caliente está más cerca de mi rostro.
Sus labios se pegan a los míos, no hubo un beso, solo un roce, porque justamente en ese momento, la puerta se abrió, y nos alejamos apenas.
—Disculpen, ¿Interrumpo algo?— Preguntó Brandon, su mejor amigo.
Zack volvió a su escritorio, y tomó asiento como si no estuviera pasando nada. — No interrumpes querido amigo. ¿Qué necesitas?— Preguntó con naturalidad.
—Necesito mostrarte un nuevo proyecto, pero puedo venir más tarde.
—No.. quédate.. ya Miranda se va a continuar trabajando— Dijo Zack mientras me miraba.
Me puse un poco nerviosa, peor reaccioné justo a tiempo. —¡Permiso!— Dije y luego salí de la oficina.
Tomé asiento sin poder evitar mi confusión, Zack es un hombre imponente, de mucho carácter, así que no podía imaginar que podría proponerme, y que eso yo no lo rechazara.
Estoy tan perdida en mis pensamientos que ni siquiera me doy cuenta cuando alguien se detiene frente a mí.
Pero su voz, me sacó detiene mi pensamiento. — Miranda ¿Qué te sucede?.
Levanto la mirada volviendo en si, y al verla sonrió. — No pasa nada Rosaura, tengo mucho trabajo— Le respondí mientras empezaba a ojear algunos documentos.
Rosaura tome asiento frente a mí, y buscó casi de manera obligatoria que yo al mirara.
—A mí no me engañas, a ti te pasa algo, y debes decirme— Dijo en voz baja.
La miré avergonzada, pensando en lo que había hecho la noche anterior.
—No es el lugar para decírtelo, mejor te cuento que Emma, va a empezar su tratamiento para su corazón y riñones, finalmente he podido ahorrar un buen dinero para iniciar— Dije muy emocionada.
—Me alegro escuchar eso, el Lupus es una enfermedad que recorre todo el cuerpo si no se trata a tiempo.
—Así es, muchas personas viven una vida normal pero depende de muchos factores que podría decir que son económicos.
—Bueno.. Me alegro.. Te veo más tarde, no quiero que el jefe salga y nos vea hablando— Dijo haciéndome reír.
Durante todo el día estuve enfocada en mi trabajo, veía como Zack entraba y salía d sus oficina por negocios.
Intentaba ignorarlo pero cada vez que pasaba por mi lado, solo lo miraba más.
Finalmente cuando llegó la hora de salida, tomé mi bolso, subí al ascensor y descendí al primer piso.
Salgo con la esperanza de que encontrarme rápidamente con un taxi, pero solamente esperaba y esperaba.
De repente un auto n***o se detuvo a mi lado, por un instante me asusté, hasta que vi al conductor bajarse.
—Miranda, lo último que esperaba era verte— Dijo una voz conocida.
—Liam, ¿Cómo estás? Qué gusto verte— Le dije con sinceridad.
—El gusto es mío. ¿Cómo está tu hermana?— Me preguntó con amabilidad.
—Ella está mejorando, por superar podrá empezar sus tratamientos para el corazón y riñones, ya tengo el dinero necesario para hacerlo— Le conté con alegría.
—Me alegro. Yo personalmente, como buen médico, me aseguraré que ella esté bien.
Nació de lo más profundo de mi ser abrazarlo y así lo hice, me sentía tan emocionada, que no pude evitarlo.
—Te llevo a casa— Dijo.
Pero inesperadamente, una voz respondió por mi.
—Ella no puede irse contigo porque aún tenemos algo que ver de trabajo pendiente— Dijo Zack detrás de mi.
Liam se quedó viéndolo unos segundos y luego volvió a mirarme. —Ya no es hora de que sigas trabajando, debes descansar y tu jefe debería saber eso— dijo Liam con un poco de pesadez.