Escribiendo sin control

Muchas palabras que resonaban cada vez que recordaba esta historia. Me ardía el alma, me molestaba cada vez que la recordaba todo lo que paso. Fue hace cinco años que empecé a escribir, poco a poco mejore, leyendo y aprendiendo diferentes tipos de escritura de muchos autores. La verdad me guíe de muchas para escribir la mía. La mayoría de mis historias las dejé guardadas para modificarlas algún día, pero hasta el día de hoy no lo he hecho, y aún siguen allí en el baúl del olvido. Siempre transportaba a distintos lugares, pelee con leones, con dragones y fui a países desconocidos, algo que logré hacer solo leyendo. La verdad algunos escribían de una manera muy impresionante que parecía que en verdad hubiera estado allí. Un día ví un concurso de escritura que se promocionaba en redes, y en una página me podía inscribir, patrocinada por una editorial Cielo Azul, era un concurso amateur,  cualquiera podría participar solo debía tener más de 18 años y obviamente me escribí, por su puesto que era por el premio, más o menos eran 50000 dólares. Cómo cualquier persona inocente tenía la tonta ilusión de ganar, pero para mal o para bien, miles de personas más también pensaban lo mismo. Había cientos de comentarios de personas que participarían. Era solo algo a nivel nacional. Al parecer aprovecharían el evento de la feria del libro para promocionar esto. A los escritorios profesionales no los dejarían participar, porque obviamente no tendría ningún chiste tan siquiera hacer una competencia. Pedían todos los datos para identificarnos en diversos formularios, el proceso era por Internet. Incluso nos pedían un fragmento inédito y algo que hayamos escrito casi 5000 palabras. Para medir nuestra habilidad de escritura. Yo lo envía como pude con errores y todo, puesto a que la sección de la inscripción se cerraba de inmediato si salíamos de la página. Pasaron como tres semanas. Hasta que por fin nos enviaron los resultados finales, había quedado.  entre los 100 mejores escritores de los miles que se presentaron en ese entonces. Lo último que me tocaba hacer, era mandar otro escrito por mi mismo de unas 10000 palabras. Así que le dedique cinco días para pensar en algo. Lo bueno es que no exigían ningún género. Así que hice uno de fantasía como el típico adolescente que le gusta el anime y comencé a escribirlo. No era nada del otro mundo, pero quería diferenciarme puesto a qué la mayoría escribiría romance. Al finalizar el día lo envíe todo, y solo me puse a esperar por unos días, pero lastimosamente no me dieron ninguna respuesta. Me di por vencido pues sería un locura que quedara entre tanta gente. Después de todo era un logro haber quedado aunque en los 100 mejores escritores. Fui a ver la página y no había ninguna actualización, todo estaba en silencio, nadie decía nada. Ni gracias por participar como para hacernos saber algo. Y así siguieron pasando los días. Hasta que llegó el dichoso mensaje, solo 15 lograron pasar a este evento y yo era uno de ellos, pero leyendo el nombre de los que quedaron. Fue mucho más desalentador, dos nombres bastante conocidos estaban en la lista. Esteban García y Mónica Gutiérrez, eran los locos del romance, en cierta plataforma. Entre los dos tal vez habían escrito unas 70 historias muy buenas y cada una con una trama única y diferente, eran casi profesionales, unos monstruos de la escritura. Ya perdí, fue lo único que pensé en ese momento, pero para mí sorpresa esto iba ha hacer como un freestyle, cuando me inscribí al parecer no leí las reglas. No era escribir un libro simplemente, eran varios desafíos y tendría oportunidad de ganar. Había muchas cosas de este concurso, no era cualquier vaina inventada, varias editoriales famosas y hasta el gobierno la apoyaba, tratando de promover la lectura entre los jóvenes. En una semana empezaba. Desde allí me puse a leer lo que más me gustaba para tener la suficiente inspiración para ese concurso. […] Al pasar las dos semanas tome mis maletas y me fui hasta Bogotá, bueno allí sería el concurso, pero no sabía cuánto tiempo duraría, sabía que nos daría un alojamiento con todo pago, pero debíamos convivir con los demás escritores. Allí las cosas no eran de color rosa, era una ciudad algo peligrosa. Caminar por las calles no es cualquier cosa, había que estar atentos a cualquier movimiento. Tomé un bus desde la ciudad donde vivía que me llevara hasta la capital, una ocho horas más o menos de viaje. Cuando llegue a la terminal fue un proceso, esa ciudad era muy grande edificios en todas partes, era todo un laberinto, donde cualquiera se perdía,  además del frío intenso que ha esa hora hacia y debía tomar un taxi que me llevara al lugar donde era el evento, lo más rápido posible. […] Casi una hora de parar en semáforos y de paradas molestas. Hasta que por fin llegue al ese lugar. Habían unas 50 o 80 puestos de lectura con diferentes temáticas para todos los gustos. Y a unos 200 metros el coliseo dónde sería el concurso. Si alguna vez había escuchaste de la feria del libro, el ambiente es parecido a ese evento. Había mucha gente y la verdad este concurso empezó a tomar mucha relevancia, tanta que me quise retirar, era vergonzoso poner a un familiar leer lo que yo había escrito. Ahora con tanta gente viendo todos tus errores ortográficos, y lo que piensas daba más pena. Sentía que no podía caminar de tanta ansiedad, pero ya para que no me podía regresar a mi ciudad. Solo podía intentar y por lo menos termina todo de una forma digna. Busque entre tantos puesto el letrero del concurso y fue realmente impresionante varias editoriales, incluso la secretaria de educación y la de cultura se habían unido a esta locura de concurso y ya era mucho más complejo de lo que al principio. La ansiedad se apoderó de mí en ese momento. Por segunda vez iba con mis maletas y una creo que una encargada me miró. Y de inmediato se dio cuenta de que era uno de los participantes. Bueno era el único que llevaba equipaje era obvio. Ella era rubia, una peliteñida para ser más específico. No tenía ninguna excusa para decir evitar ser arrastrado y reunirme con los otros participantes. Fui llevado hacia un lobby con los otros 14 participantes, todos bien seguros y indiferentes hacia todo. Nadie se miraba a los ojos, todos tenían delirios de superioridad. No sé si empecé a delirar en ese momento pero sentía el nivel de escritura de cada uno en su aura intensa de competencia, pero todo se sabría cuando empezará el concurso.