Aquella pregunta la desconcertó por un momento, pues ella pensó que preguntaría a cerca de lo que ella había mencionado. No de su vida privada. Pero Azran no era un hombre común. Su forma de mirarla no era tan profesional como ella creía. Era algo más crudo. Más posesivo. —Necesito saberlo —agregó, con una calma casi peligrosa—. Si obtienes el trabajo, tendrás que asistir a reuniones conmigo. A viajes de negocios. A lo que se requiera. Tienes que estar disponible… para lo que se necesite —argumentó encogiéndose de hombros. Ella tragó saliva, sintiendo cómo una tensión extraña le subía por la espalda. Lo cierto es que Azran no solo estaba siendo invasivo. Estaba marcando territorio. Él sabía a la perfección lo que ocurría. Él mismo había echado a Justin de su vida. Pero quería escucha

