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En esa etapa de mi vida era muy joven, no entendía nada, sentía que todo lo que hacían de querer separarme de Jake era algo malo, incluso llegue a pensar que se entrometían en mi felicidad. Era tan inmadura que así lo apreciaba, me negaba a aceptar lo negativo en él.
—¡Es mentira!—refuta mi padre
—Sé que andabas con ese chico, el de la motocicleta, es un vago, no tiene nada que ofrecerte y tampoco es un buen ejemplo para ti, te voy a comprobar que es nocivo y te lastimara—dicho esto me tomo del brazo, llevándome a un sitio bastante lejos del lugar donde residimos.
Allí me señalaba a una chica, la cual físicamente no se comparaba a mí. Ella estaba en compañía de mi novio, el cual la abrazaba y besaba como si para el yo no existiera.
En ese momento me llene de coraje y odie cada palabra que le dije, al igual que también me odie a mí misma, había sido muy tonta hasta el punto de que había estado con él en la intimidad, ademas de eso el hecho de creer cada cosa que decía.
El verlo con otra me generaba una especie de dolor que nunca había experimentado, me sentí rota, trayendo con esto que supiera lo que es ser traicionada. Desde ese instante pensé en negarme a estar nuevamente con otro hombre, en mi mente no paraba de repetirme que todos eran iguales. Seres patéticos que no le importan nuestros sentimientos.
Mi padre al verme derramar algunas lágrimas por ese hecho entendió que estaba sufriendo, pero ya era tarde para darle la razón a él y a mi madre.
Al volver a casa, mi madre quiso hablar conmigo a solas, mi padre lo comprendió y se retiró. Acto seguido tomamos asiento en el comedor para esa charla que tendríamos.
—Melania, soy mujer y también tu madre por eso te conozco a pesar de que conmigo no hablas. Sé que estuviste con ese chico, solo quiero saber ¿cuantas veces?
Ante su pregunta la miraba y luego esquivaba su visión de mí, no quería hablar de eso, pero insistía en saberlo y para ello me obligaba a fijar mi atención en ella.
—Está bien madre, te responderé, solo fue una vez y no fue lo que pensé. Creí que me haría ver estrellas y esas cosas cursis, o sentir ese placer que dicen, pero solo sentí dolor y luego fue incómodo. Desde ahí no quise insistir en volver a estar con él, solo besos y caricias, nada más. Pensé que con el tiempo mejoraría por eso no quise terminar la relación, pero con esto que hizo que se olvide de mí, no estaré con una bazofia que me traiciona
—¿Al menos te protegiste? ¿Se cuidaron en ese acto que hicieron?
—Sí, puedes estar tranquila, sé que no soy lista en los estudios, pero comprendo que debo protegerme y lo hice, usamos preservativo en esa ocasión.
—¡Oh hija!, me hubiese gustado que vivieras el amor como es, sentir ese deseo por estar con esa persona, pero las hormonas te ganaron. La primera experiencia es la confirmación en saber si quieres seguir comprobando tu sexualidad con esa persona o no y ahora lo debes ver de forma negativa.
Estaba tan molesta, y para colmo con lo que decía era como si quisiera tener la razón en todo.
—¿Tu que sabes madre? solo tuviste a mi padre y por culpa de ambos vivimos así, también elegiste mal
—Como dices esas cosas, nosotros defendimos lo que sentimos y por eso abandonamos Polonia
—¿Y de que sirvió? ¿Cómo sabes que mi padre te es fiel? Madre, tu belleza decae en medio de toda nuestra pobreza
—¡Sirvió para mucho Melania! tu eres ese fruto maravilloso, aparte de eso no me arrepiento de mis actos, nos amamos y tu padre desde que lo conocí ha tratado de darme lo mejor que puede y a ti también. No entiendo como cambiaste de esa forma. De niña no eras así, siempre eras alegre, ahora solo tienes ese mal comportamiento—al decir tales palabras se levantó de la silla y se dirigió a la cocina, sabía que le había dolido lo que le dije pero no le di importancia.
Después de mi primera decepción amorosa seguí con mi vida, solo tenía en mente poder tener mi libertad, en ese momento sentía que mis padres me agobiaban demasiado. Aunado a eso, también quería poder lograr mi sueño anhelado, ese que se trataba de ser una modelo reconocida mundialmente.
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