—Lo llamare, más le vale que conteste y cambie semejante idiotez que dijo a los medios.
—Melania, cálmate, déjalo, no permitas que te desestabilice más. Veras que le encontraremos solución.
—Hija, Clara tiene razón debes calmarte, no te preocupes, no estás sola—escuchar esa respuesta de mi madre produjo que guardara mis lágrimas, no quería hacerla sufrir más.
Después de unas horas sintiéndome fatal me dormí en su hombro, me sentía tan cansada de todo lo que había vivido que sin darme cuenta caí en un profundo sueño. Tiempo después despertaba con su voz.
—Melania, despierta, hemos llegado.
Al despertarme contemplaba la casa, al bajar del auto notaba que era otra zona muy diferente a la que estuve cuando viví en Estrasburgo.
—Cóbrese, señor— escuche mencionar a Clara, quien h
