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—Repito lo dicho, eres muy rebelde, pequeña, pero tienes que tener cuidado con eso. Te aviso para que sepas que estaremos en proceso de ir a Varsovia en dos días y como eres novata en esto te tendré que capacitar para que seas la mejor modelo de catálogo ya que eres baja para estar en las pasarelas. Aunque sinceramente tienes una belleza al estilo Marilyn Monroe, sensual y cautivante, lo cual es bueno en este medio, pero debes cuidarte podría ser tu peor maldición—lo decía tan serio que me llevo a pensar si ser tan llamativa en este mundo que con tanta insistencia quería estar podría convertirse en eso que el menciono, al instante descarte ese pensamiento y solo me repetí que quizás estaba equivocado. Después de acordar lo que haría con ayuda de Franco, decidí ir al colegio, como tenía muchas faltas no quería llamar la atención de mis padres con eso. Aunque solo pude entrar a una clase dado que era tarde cuando llegue. Estando en el asiento mientras el profesor explicaba algunos temas que veríamos en los exámenes le prestaba la mínima atención, solo imaginaba como sería mi vida al irme a otro país en vista de que por mí misma lo había decidido. Sabía que de esa manera al fin seria libre como la mariposa del tatuaje que tengo estampada en la muñeca. Más tarde, mientras iba de regreso a casa envuelta en mis pensamientos, tocaba a mi hombro Clara, mi mejor y única amiga que todavía conservo, la cual me apoyaba en todo y nunca fingía nada conmigo. Aunque ella no vive en el barrio pobre donde resido sino en una comunidad más decente, la conocí cuando andaba con Jake. Dada las circunstancias de que él vivía en otro sitio diferente al mío, solía esperarlo en un parque relativamente cerca de su domicilio, estando allí la conocí. Ella solía leer en ese sitio y al siempre frecuentarlo comenzamos a hablarnos, de esa forma nos empezamos a tener confianza una de la otra, creando ese fuerte vínculo que ahora mantenemos. Diría que a diferencia de mi es muy alta y un poco voluminosa, pero no al extremo de la gordura, posee una voz muy tierna, piel color canela, cabello obscuro como el mío y ojos verde oliva. Me saludaba como siempre, con un hola bastante cortes para seguidamente caminar a mi lado. —Melania, vas tan pensativa que pareces un zombi deambulando, si no ves lo que tienes en frente te darás un fuerte golpe, ¿acaso te pasa algo?— mientras me pregunta la observo, pensando si decirle o no sobre todo esto que me está aconteciendo.
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