Capítulo 1

596 Words
El débil sonido de unas brasas ahogándose era mezclado sobre el intenso silencio en aquella descuidada habitación, no importaba hacia dónde intentara mirar su vivo color y esos pequeños estallidos que formaba era lo más atractivo para mi visión. Mientras mi mirar seguía aquellas virutas de polvo que flotaban en el aire un escalofrío se hizo presente en medio de mi distracción. Sin temor alguno dirigí mi atención en dirección de aquella sensación y fue entonces que la vi... era una mujer pálida casi como la nieve que caía junto a aquella apagada noche, parecía algo enferma y descuidada; pero, algo dentro de mí me gritaba que permaneciera a su lado y me aferrara a su delicada existencia. En medio de aquel silencio que nos acompañaba se escuchó a lo lejos el llanto de lo que parecían ser un par de recién nacidos, lo que me indicaba que mi llegada a este mundo no había sido del todo solitaria. La mujer, con las pocas fuerzas que la acompañaban me acerco a su cálido pecho arrullando me con el débil latido de su corazón, mientras sollozoba amargamente al oír unos pasos acercándose al congelado lugar. Uno tras otro comenzaron a sonar los golpes salvajes detrás de aquella vieja puerta que nos separaba de aquellas entidades que intentaban colarse a la habitación, no paso mucho tiempo antes de que entrara una cuadrilla de hombres uniformados al lugar. El temor era evidente en el corazón de aquella mujer, sin embargo, su rostro no mostraba ninguna emoción era impresionante el coraje que demostraba incluso sobre las adversidades. De en medio de aquella multitud se hizo presente un hombre con rasgos impenetrables que miraba con desdén a la dama moribunda. Fue entonces que una sensación de miedo se comenzó a volver una realidad; de un momento a otro, aquel hombre dio una orden al soldado más cercano a su presencia tomando así seguimiento a está. Un agresivo forcejeo entre la dama y el soldado logro apartarme de su lado aislandome de su vista, entre más me alejaba mi mente comenzaba a crear millones de escenarios, hasta que finalmente uno de ellos se hizo realidad al oír el grito ahogado de una mujer desvanecerse entre la fría ventisca de la noche. Los minutos que corrían durante la melancólica noche comenzaron a volverse en horas; sin embargo, mientras me encontraba envuelta en la incontrolable tormenta del exterior aún lograba sentir el calor de aquella mujer, la cuál de alguna manera había grabado con su cuerpo. Debí haberme quedado dormida tras el cansancio acumulado porqué al parpadear un par de veces me percaté del cambio radical que había tomado la temperatura indicándome así que me encontraba en un lugar completamente distinto al que me situaba en un principio. Las danzantes cortinas de seda que decoraban aquellos aposentos no fueron impedimento alguno para cubrir la escena que se presentaba a un costado de mi persona; el cansado y magullado rostro de una humilde doncella sollozaba entre súplicas el perdón sobre aquel hombre con mirada déspota y arrogante, la escena termino con un portazo detrás de la salida de aquel individuo y la mujer lamentándose amargamente en el suelo. A partir de aquella noche helada "Anett" se hizo cargo de mis cuidados y educación básica, era la única que entraba y salía de mis aposentos nadie más tenía el permiso ni la autorización de entrar a mi "área personal"; durante mis primeros cuatro años comprendí y estudie los comportamientos de aquel déspota "Emperador" entrando en razón de cuál era mi lugar en esta "cuna de oro".
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