Entró al baño y tal y como pensó, las encontró allí. Eran suyas, técnicamente no era un robo. Aplicando la misma técnica de ignorar, salió de la habitación. Elif había comenzado a peinar su cabello y por muy seductora que esa imagen pudo resultarle, decidió ignorarla. Usó las navajas y terminó delineando su barba perfectamente. Bendición de Alá, por supuesto y buenos genes árabes-kurdos que recorrían su sangre. Terminó dándose cuenta de que la lluvia había empeorado aún más y arruinado cualquier posibilidad de salir al menos a tomar un trago. Con el cabello revuelto por la toalla, llamó a Ahmet para anunciarle que iría a la cama y que mañana no tenia planes para temprano. Se metió en la cama siendo sabedor de que debía estabilizar sus sentidos, pues no quería que lo de la noche anterior

