MERSIN, TURQUIA. El corazón le latía de forma desbordante. Sus labios sentían un extraño cosquilleo debido a la fiereza con la que habían sido tomados y aunque quería marcharse, Ruzgar parecía tener otros planes. La había tomado de la mano y llevado a la mesa para que tomara lugar a su lado, aunque ella insistió en que quería ir a casa. Elif pensó que nada podía ser peor que tener que quedarse más tiempo después de ese cumulo de emociones, hasta que notó que Omer seguía a la distancia, discutiendo con Ismail. ¿Por qué diablos no se había marchado? La mano de Ruzgar posó de forma peligrosa en su pierna y comenzó a mover sus dedos sobre ella, dando pequeños golpecitos de impaciencia. La mujer casi podía sentir un aliento frio respirándole en la nuca. Era la insana preocupación de verlo ce

