—Tengo entendido que se vieron hace poco.
Lo sabía, lo supo a la primera.
¡Mierda! Palideció.
—Nos cruzamos en Estambul…
Elif le suplicó que se callara con la mirada. No debía decir más, porque ella había cometido el error de decir cosas que no debía pensando en que jamás se cruzarían. Ruzgar no dejaba de verle a los ojos, mientras en su cabeza se repetía esa matra que su esposa había dicho y que le molestaba, aunque únicamente fueran una idea.
“Me lo follé tres veces.”
Su irritación creció y, por ende, también su agresividad.
—Vaya sorpresa. El mundo es muy pequeño ¿No?
—Ismail tiene que irse—intervino Elif—. No recordaba donde nos habíamos visto y pensé que lo mejor era aclararlo en su momento. Espero que pueda saludar por mi a viejos amigos, Gamze y Aysun principalmente.
