(…)
—No quiero ocupar más tu tiempo.
—Los hermanos nunca ocupan tiempo—replicó Ruzgar con una sonrisa antes de estrechar su cuerpo con el de Kerem en un abrazo fraternal que tuvo unas palmadas ligeras como despedida. No volverían a verse en semanas o meses—. Mi casa siempre será tu casa. No olvides eso.
—Senin evin benimdir kardeşim. (Tu hogar está en el mío, hermano.) Espero poder recibir tu visita pronto en la mansión de Estambul y que sea para celebrar nuestros negocios sellados con Ferhadi.
—Confía en mí.
—Ten buen viaje a Ankara.
—Evet.
Kerem dedicó una mirada a Elif. Para sorpresa de la chica se puso delante de ella y le tendió la mano. Un poco consternada por el gesto, imitó su acción y ambos estrecharon manos. Ruzgar notó como el cuerpo se Elif se tensó de inmediato, pe
