Los ojos de Arabelle ardieron. El nudo en su garganta se hizo más grande y se perdió en la negrura de aquella pantalla. No tenía comentarios para defender a Elif en este momento. No quería mentirse, en el fondo, tenía sus dudas, deseaba confiar ciegamente, pero en el fondo todo la señalaba y tenía razones que podían haber servido como impulso. Golpear a Ruzgar, era golpear a Kerem y a todo el Meclis. Un dominó, que derrumbaría la torre. Kerem se acercó un par de pasos a ella. Necesitaba que lo entendiera, que lo entendiera a como diera lugar. Sabía que le dolía, pero eso no significaba que por eso debía mostrarse blando. No siempre se debía confiar en las personas y este era un aprendizaje para su esposa o al menos, eso era lo que Kerem deseaba hacerle ver. —Su nombre aparece en la ma

