Elif estaba en los peores problemas de su vida. Habían mezclado la pasión, el deseo y la lujuria, con los intereses de aquellos cuya riqueza, provenía de la astucia y determinación de un hombre nacido para el oscuro mundo de operar para gloria de la temida Turk. ANKARA, TURQUÍA. Quisiera comenzar haciendo unas preguntas. Eso fue lo que comenzó diciendo aquella mujer que irrumpió en aquella habitación de hospital durante la tarde. Elif tenía dolor de cabeza y no podía dejar de sentirse estúpidamente miserable. Las palabras de Erdem resonaban en su cabeza y pensó que, si antes creyó que alguien se burló de su dolor y eso la hacia odiarlos, ahora el sentimiento era diez veces mayor porque no solo se burlaron, también la usaron. Entre todo, de lo único que estaba segura era que tenía u

