—Quisiera saber—susurró—, si es rebeldía o una falsa identidad. —¿De que estas hablando? —exigió saber Aysu. El hombre observó a la ama de llaves y con la chica temblando en sus manos la lanzó a sus pies. Cuando notó las raíces de su cabello notó que estaba teñido y que había un pequeño tatuaje detrás de la oreja. Ambos actos, haram en el islam. Una mujer nacida musulmana no debía tener ambas cosas así que existían dos posibilidades, había mentido en su identidad o fue un acto de rebeldía de la juventud. —Haram—espetó el hombre. Aysu palideció al ver su cabello. —Allah… —Quiero que todas las que tienen hiyab se desnuden. —¿Qué…? —articularon varias. —¡Quiero que se desnuden ahora mismo! —exigió con el arma en la mano y al ver que ninguna de las mujeres se movía, lanzó dos di

