ANKARA, TURQUÍA. Adnan observaba las tablas en su computadora. Llevó las manos a su barbilla y acarició su delineada barba sin poder creer lo que habia descubierto. Ninguna de las empresas menores con las que trabajaba su hermano estaban presentes en Ankara y en otras partes del país. Pagaban enormes sumas de dinero a Saudex por trabajos de extracción y otros proyectos petroleros en la gran Montaña de Gabar (yacimiento petrolero turco). Existía un hombre que cuadraba en todos los documentos Recep Shaban y que era conocido en Arabia Saudita como el responsable de todos los proyectos de Saudex que tenían que ver directamente con suelo turco. Todo se trataba de una artimaña financiera tan bien creada que era imposible no alabar a la mente maestra. Samir había creado una filial para atender

