Perdió mucha sangre y tenía ciertas lagunas.
La policía me buscó en Capadocia—eso dijo y eso se repetía.
Las venas dejaban de correr sangre cada vez que recordaba sus ojos asustados diciéndole eso en una confesión que pareció venir acompañada del golpe traidor. Nada más faltó que le propiciara el beso de Judas y Allah era testigo de que lo hubiese tomado. Desgraciada. No iba a dejar de pensar que se hablando con ella. La vio tan desvalida que aprovechó sus instintos carnales para saciar toda el hambre que esos retadores ojos le producían. Tan seductora, tan…preciosa. Maldita mil y una veces fue Elif Aksoy…Repetiría ese apellido con toda la ironía del mundo hasta que su lengua dejara de pronunciar palabra. Quería tenerla enfrente y apretarle el cuello el mismo. No le iba a importar que
