ANKARA, TURQUIA. ANKARA, TURQUIA. AÑOS ATRÁS. Una serpiente se enrollaba alrededor del cuerpo de un cordero. El animal parecía asfixiarla poco a poco después de que su cuerpo la estrujara por completo en medio de los quejidos del pobre animal. Behirham Al-Fayed observó con fascinación la escena mientras el indefenso cordero emitía sus últimos respiros en este mundo. Sus ojos grises notaron la forma en como el animal luchó hasta sus últimos momentos buscando libertad, pero conforme la serpiente lo asfixiaba entre sus músculos, notó que estaba perdido y terminó dejándose sucumbir ante la inminente muerte. En ese momento no tenía más de ocho años, pero mientras que para algunos las víboras eran animales temibles, para él, resultaban ser muy fascinantes. —¡Behirham! —reprendió su madre

