Ese silencio no le gustaba en absoluto. Las puertas se abrieron unos minutos después. —Es demasiado temprano para beber… —¿Desde cuando te impones horarios? —preguntó a Fassali. —Nunca. —Entonces no busques que yo si me los imponga—respondió tajante haciendo reír a su amigo, pero centrando completamente su atención en Nima. El comentario de Ansari fue para rebajar la tensión entre ambos hombres, pero poco funcionó, pues lo primero que Ruzgar hizo cuando Nima hizo contacto visual, fue levantar su copa y lanzar una advertencia al aire que caló al iraní—. Mi mujer y el respeto por mi palabra, las dos cosas más importantes para mí en este momento y que terminaste ignorando o mejor dicho, faltando, en cuanto me di la espalda. —No fue así… —¿No? ¿Entonces como explicas tu visita a Esta

