ESTAMBUL, TURQUIA. Un hijo. ¡Excelente! No pensaba tolerar algo así. Llevó las manos a su sien debatiéndose entre sacar a la mujer a rastras de la casa a como diera lugar. Tenía unos ojos descarados que estaban comenzando a irritarla y aunque sus puños se mantenían apretados aún conservaba un poco de conciencia. No iba a armar un escándalo, no podía. Ya era suficiente. Más allá del enfado, estaba esa decepcionante sensación equivocada. ¿Por qué equivocada? Porque en toda su vida imaginó estar en esta situación y sin duda, sabía que lo que tenía en el pecho, era esa fractura, esa sensación de darse cuenta de que su matrimonio al final no sería como esperó y esa era la peor parte ¡No esperaba que fuera así! Nada se había roto porque no existía. No era un matrimonio normal, no esperaba d

