—Arabelle es buena con el vaivén. La mujer sonrió. —Los sementales son fáciles—continuó diciendo aumentado la expresión divertida de su marido. Elif tardó en entender que no hablaban de caballos precisamente. —Por eso pensé que ustedes podían ocupar la mañana en la enseñanza de Elif y por la tarde, tal vez podríamos salir juntos. Antes de que salgan de cacería. —¿Tarde? —preguntó Elif. —La mejor hora para cazar es la noche. —Un poco peligroso a mi parecer, pero tienen razón. Los animales se sienten con una mejor libertad y podrían encontrar el buscado jabalí gigante antes de que su dinero termine en mis bolsillos. Espero que tengan una buena cacería y que no regresen con las manos vacías. —Mujer incrédula—expuso Ruzgar—. Creí que tenías confianza. —La tengo, pero no todo en e

