ESTAMBUL, BELGRADO. Elif le narró donde estaban los anfitriones y le propuso ir a los establos para que pudiera ver a Ruzgar. Le pidió unos minutos para cambiarse de ropa y esperó que su llegada sirviera como pretexto para sacarse de encima la propuesta de ir de paseo a caballo y de las clases de montura. Ambos caminaron por el sendero hablando de las ocupaciones de Ansari y siendo seguidos de cerca por un grupo hombres. Fassali realmente era conversador y tenía temas muy fluidos. —Nací en Teherán, como mis padres y después, al crecer y con la historia de mi abuelo que ya te conté, terminé viniendo demasiado a este lado de la frontera. Los turcos siempre han sido buenos socios que tienen maneras de hacer dinero y yo estoy del lado de todo aquel que pueda enseñarme cosas. Ruzgar Arslan

