No hubo un abrazo. Elif sintió que no podía ir tan lejos. Una cosa era transmitir palabras y otra dar a conocer sentimientos que no sentía en absoluto. Hizo una señal a Ahmet para que les tendiera los presentes que mandaron a Estambul y cuando las mujeres los tuvieron en sus manos, continuó: —En nombre de la Kralice recitaré los noventa y nueve nombres de Allah y en nombre mío y de mi esposo, un Tashbi (alabanza a Allah) —anunció provocando un nudo en la garganta en ambas mujeres cuando llegó al final. Mi esposo, habia dicho, sin temor a equivocarse porque eso era. El gesto no fue mal visto, porque, de hecho, fue una acción de lo más esperada, por parte de una esposa. Aygul tragó saliva y asintió. —Agradezco mucho el gesto por parte de la Kralice y suyo, también. Isel sintió sus oj

